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LAS ELECCIONES EN HAITÍ Y COSTA RICA
Isaac Bigio
Analista internacional

www.bigio.org

Elecciones generales se realizaron en Costa Rica el domingo 5 de Febrero y dos días después en Haití. En ambas repúblicas centroamericanas fueron re-electos presidentes que debutaron en la izquierda moderada (Oscar Arias en el primero y René Préval en el segundo). Esto, sin necesidad de ir a un balotaje y en medio de comicios que generaron mucha incertidumbre y acusaciones de irregularidades.

Mientras el ausentismo fue fuerte en Costa Rica, donde hay desencanto ante el antiguo bipartidismo, en Haití hubo colas y masivas participación, lo que expresaba las aspiraciones democráticas del pueblo que más golpes y violencia ha sufrido recientemente en la región.

Costa Rica ha tenido tan reñida disputa entre Oscar Arias (expresidente en 1986-90) y su ex ministro Ottón Solís que sólo 17 días después de los comicios el Tribunal Supremo Electoral termina de contar los votos. Según éste Arias obtuvo 664.556 votos y Solís 646,391; ambas votaciones están por debajo de las 787,696 abstenciones.

En Haití los primeros resultados oficiales le daban una amplia victoria a René Préval (expresidente 1996-2001) con un 61%, para luego bajarle a menos del 49%. Mientras se daban estas alteraciones Préval denunciaba fraude, se encontraba urnas en basurales y surgían reclamos que muchos votos anulados eran de zonas que votaron por Préval mientras que gran parte de papeletas en blanco fueron depositas adrede para disminuir los votos del ganador.

Este malestar fue generando protestas en las barriadas de la capital Puerto Príncipe (baluarte de Préval) y de varios países. Cuba y Venezuela veían tras ello la mano de Bush a quien acusan de haber organizado el complot que depuso al presidente constitucional Aristide en 2004 y luego de querer forzar una segunda ronda. Brasil, quien tiene un fuerte contingentes de tropas en Haití, presionó para que se reconozca el triunfo de Préval en primera vuelta y así evitar una explosión social. Al final la corte electoral hizo un juego matemático para no contabilizar los votos blancos y darle más del 50% a Préval, a quien consagraron como presidente.

Costa Rica y Haití están en orillas opuestas del Mar Caribe, no sólo desde una perspectiva geográfica sino también social. A nivel de América Central el primero tiene el ingreso por habitante más alto (US$ 4,526) mientras el segundo tiene el más bajo (US$ 1.614). Esto hace que mientras Costa Rica atrae inmigrantes, los haitianos se vayan en masa a otras naciones.

Costa Rica en la región es quien ha tenido el modelo de ‘democracia social’ más similar al europeo. Tras la guerra civil de 1948 allí se abolió el ejército y se mantuvo la democracia con alternancia en el poder más continua de América Latina. El "Estado social de derecho" se sustentaba en una economía que promovía la pequeña propiedad y que nacionalizó industrias estratégicas.

Mientras Costa Rica ha sido relativamente estable, y se ha librado de las violentas luchas que tuvieron El Salvador, Nicaragua y Guatemala y de las invasiones norteamericanas que han padecido sus dos vecinos (Panamá y Nicaragua), Haití es la única república americana que mantiene tropas de ocupación.

Los EEUU intervinieron en Haití de 1915 a 1934, aunque siguieron controlando sus finanzas externas hasta 1947. En 1994 mandaron soldados para reponer a Aristide y desde el 2004 hay una fuerza militar multinacional.

Mientras Costa Rica mucho mira a Europa (de donde provinieron muchos de sus pobladores), Haití puede que sea la república latinoamericana más cercana al África. La mayor parte de sus habitantes tienen raíces en el continente negro, con el cual Haití comparte similares niveles de pobreza, corrupción, inestabilidad y paramilitarismo. Hoy Haití es el país americano donde Sudáfrica tiene mayor influencia. Esta acoge a Aristide y el arzobispo Desmond Tutu recientemente estuvo en Haití para buscar una salida negociada a la crisis electoral.

Las elecciones en ambos países muestran que el sistema imperante debe experimentar una serie de cambios. En Costa Rica se está resquebrajando el tradicional bi-partidismo, y en Haití la tendencia sería hacia buscar dar fin a la constante violencia que ha perturbado veinte años de ‘transición a la democracia".

Costa Rica y Venezuela venían siendo las repúblicas latinoamericanas con un sistema partidario más similar al de la Unión Europea, en la cual socialdemócratas y socialcristianos se alternan en el poder.

Sin embargo, ese modelo en Venezuela ha sido sepultado. El chavismo se ha tornado popular promoviendo un proteccionismo económico y social que se enfrenta a EEUU y plantea un bloque continental anti-TLC con Cuba.

En Costa Rica dicho bipartidismo ha muerto, pero sólo por uno de sus lados. Tras ocho años en el gobierno la Unión Social Cristiana tuvo menos del 3.5% en las presidenciales, mientras que dos de sus ex mandatarios (Miguel Angel Rodríguez y Rafael Angel Calderón) llegaron a ser arrestados acusados de corrupción.

La socialdemocracia podrá volver con Arias al gobierno, aunque a costa de una fuerte crisis interna y giro político. Liberación Nacional ya no ocupa el espacio izquierdista y nacionalizante de antes. Varias de sus bases y figuras históricas se le han venido apartando. Arias en su primer gobierno (1986-90) fue remplazando la ‘democracia social’ por el liberalismo global en boga. Hoy sus detractores le acusan de tener una gran fortuna y estar asociado a los grandes capitales extranjeros. Arias, sin embargo, sigue reivindicando su admiración por Marx, aunque se ha convertido en el principal promotor del CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre América Central y EEUU).

Mientras el CAFTA ya sido refrendado por EEUU, El Salvador, Guatemala, Honduras , Nicaragua y República Dominicana, Costa Rica aún no lo aprueba oficialmente. Allí hay una fuerte resistencia interna dentro de los sindicatos y productores agrarios quienes creen que éste golpearía a la industria nacional y privatizaría servicios públicos. Para Arias, el CAFTA, en vez de quitar empleos, atraería inversiones.

Precisamente, gran parte del sorpresivo caudal electoral de Ottón Solís se ha debido a que él pide revisar al CAFTA. Si bien él se ubica a la izquierda del llamado ‘neo-liberalismo’, él se auto-proclama a la derecha de Venezuela, Bolivia y Cuba. Su candidata vicepresidencial Marita Gonzáles fue directiva de la pro-CAFTA Cámara de Exportadores (CADEXCO). El podría aceptar el tratado con ciertos cambios así como el privatizar los ferrocarriles, muelles y carreteras.

Solís tuvo expectativas en que un recuento general podría llevarle a la presidencia. Sin embargo, él no quiso llamar a protestas callejeras para evitar ser desbordado por radicales. Un un improbable gobierno suyo estaría atado a un legislativo con una amplia mayoría de los pro-CAFTA.

Arias en la presidencia podría buscar cierta componenda con su ex ministro Solís y con los sectores anti-CAFTA, siguiendo su tradición negociadora.

En Haití EEUU ha debido aceptar que Préval haya prevalecido. Algo que a Bush le incomoda de él es que en el pasado estuvo allegado a Aristide, cuyo retorno Washington quiere vetar, pero no Préval.

A pesar que Cuba califica el ascenso de Préval como una ‘victoria popular’, él no es un ‘anti-imperialista’. En 1996-2001 su gobierno constitucional (el único que culminó todo su mandato sin ser derrocado) privatizó empresas y abrió la economía.

Préval va a tener la difícil tarea de buscar reconciliar a los grupos económicos ligados a capitales extranjeros (que desconfían de él) con los sectores populares ligados a Aristide (con quien no se habla). Si bien puede permitir que Aristide regrese, Préval, a diferencia suyo, si está de acuerdo con que sigan las tropas extranjeras.

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