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Marzo 2017

CIENCIA, PREDICCIÓN Y ENTENDIMIENTO EN EL MUNDO MODERNO DE LA COMPLEJIDAD


Walter Ritter Ortiz

Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter@atmosfera.unam.mx


INTRODUCCIÓN

La naturaleza funciona con base en sistemas, (entendiendo por sistema al “conjunto de elementos interconectados entre sí con un propósito en común”) y sin embargo, insistimos en estudiarla por especialidades. Por creer equivocadamente que “recolectar estudios individuales es lo mismo que integrar para obtener el conocimiento total”; por temor a trascender fronteras desconocidas y, a vivir en una continua y eterna actualización en el conocimiento, no de una, sino de todas las ciencias que sea necesario abordar para resolver un problema. A todo esto se agregaría además, que por una heredada irracionalidad inconsciente, de lo que es la realidad.

Sistema, es un todo integrado cuyas propiedades esenciales surgen de las relaciones entre sus partes. El pensamiento sistémico es la comprensión de un fenómeno en el contexto de un todo superior, inter y transdisciplinario.  

El pensamiento sistémico no se concentra en los componentes, sino en los principios de organización y relación; reemplazando los fundamentos mecanicistas de causa-efecto de la ciencia, por una visión holística.  

La principal objeción al pensamiento sistémico, está basada en la creencia de que hay demasiada información y de que es imposible saberlo todo.  

Tenemos que superar las barreras de la incompetencia inconsciente, nos dice Edgar Morin; en la que hemos vivido durante 10,000 años y preguntarnos: ¿Debe pagarse la especialización funcional con una parcelación absurda? ¿Es necesario que el conocimiento se disloque en mil saberes ignorantes? ¿Debemos seguir actuando como los microsabios y a la vez, los macroignorantes que siempre hemos sido?  

Hoy nuestra necesidad histórica, es: “Encontrar un método que detecte y no oculte las uniones, articulaciones, solidaridades, interdependencias y complejidades; aunque para esto tengamos que poner en duda el principio mismo del método cartesiano e ir más allá del método científico”.  

“Todo sistema que pretende encerrar el mundo en su lógica es una racionalización demencial”.  

El esfuerzo llevará, no a la totalidad de los conocimientos en cada esfera, sino a los conocimientos cruciales, los puntos estratégicos, los nudos de comunicación”.  

No somos estudiosos de ciertas materias sino de problemas; donde las teorías que construimos para resolver nuestros problemas tienden a desarrollarse en el interior de sistemas unificados.
Basta esperar que un día, nos dice René Thom, los científicos sean lo suficientemente lúcidos como para consagrar a este esfuerzo de confrontación toda la reflexión necesaria.

1.- EL PRINCIPIO DE LA RAZÓN SUFICIENTE DE LIEBNIZ  

Según la mecánica cuántica, la “causa” a escala microscópica es en el mejor de los casos, un concepto probabilístico.  

La conexión entre “causa” y “efecto” no puede ser una conexión lógicamente necesaria. Las causas son descubribles por la experiencia, no por un razonamiento a priori.  

“El principio de la razón suficiente” de Liebniz, nos dice que debe haber una razón o causa suficiente para todo hecho.  

Sin embargo, en el mundo en el que la ley de causalidad es una ilusión, la acción no significa nada.  

La teoría general de sistemas, muestra que se empieza a cobrar conciencia de esta necesidad señalada por Morin y René Thom y que por consiguiente, se puede ser, al menos moderadamente optimista….  

La actual penuria quizá produzca efectos positivos sobre la evolución futura de la ciencia, conduciéndonos a un posible replanteamiento.  

“La idea de organización y de autoorganización, debe ser alrededor de la cual se cristalizarán los conceptos científicos clave, para convertirse en un medio para resistir a la simplificación mutiladora”. Y así, convertir en realidad el sueño de Johann W. Goethe, de que: “Llegará inevitablemente el momento en que el pensamiento mecanicista, basado en el supuesto de que hay una relación directa entre causa y efecto, desaparezca de la mente de todas las personas sabias”.  

“Cuándo eso suceda, la divinidad de la naturaleza viva se revelará ante nosotros con mucha claridad”.

2.- ¿CÓMO SE ORGANIZA LA REALIDAD?  

Aristóteles consideraba que nuestros conocimientos primeros parten de los sentidos, de la experiencia y, una vez que los hemos captado en nuestro conocimiento sensible, desde esos datos, nuestra inteligencia puede realizar una tarea de abstracción.  

Platón supuso que las ideas y categorías arquetípicas, a partir de las cuales se organiza la realidad, pertenecían a otro orden, que es el que da sentido al nuestro, pero que está más allá del orden o mundo de lo que percibimos por los sentidos.  

Carl Jung junto con Wolfran Pauli, han recurrido a un concepto de “Unus mundos”, el mundo Uno, para ilustrar cómo la esfera psíquica coincide con la física.  

Fue Einstein, el primero que nos hizo pensar en una posible relatividad del tiempo y el espacio, que estaría determinada por el psiquismo, termina diciendo.  

De este modo, en lo más profundo del inconsciente colectivo, la materia, el tiempo y el espacio, no están separados.  

Aparte de la acausalidad, las propiedades de no separabilidad y no localidad de la materia, se han demostrado en física de manera muy elocuente con la paradoja EPR (Einstein, Podolsky y Rosen).  

David Bohm, colaborador de Einstein por mucho tiempo, nos dice: la ciencia misma está exigiendo un nuevo concepto del mundo que no sea fragmentario, en el sentido de que el actual método de analizar separadamente las diferentes partes que constituyen el mundo, no funcionan muy bien en la ciencia moderna.  

Análogamente al ideal de Goethe, las nociones que supusieran la totalidad no dividida del universo, proporcionarían un método mucho más ordenado para considerar la naturaleza general de la realidad.  

Así, el camino puede quedar abierto a un concepto del mundo en el que conciencia y mundo real ya no estarían separados entre sí. La auténtica realidad, la de primera clase, no está sometida a mutaciones, dolorosos afanes y perecimiento, como la que evidentemente nos rodea.  

La inteligencia humana, no está emparentada con los mecanismos transitorios, sino de un orden inmutable; donde el elemento que contempla es de orden superior a lo contemplado.  

Existiendo un plan definido, un sentido y una finalidad última hacia la que se orientan los seres naturales y deben ser dirigidas las instituciones, nos dice Fernando Savater.  

En cambio, los filósofos ateológicos, no creen en ningún plan final, sino en el azar y el trenzado eventual de las necesidades.  

No cabe duda de que la lógica no es la única herramienta para abordar la realidad; ésta puede ser a veces misteriosamente hermosa e irracional, nos dice Emmanuel Schmitt.

3.- EL DETERMINISMO LAPLACIANO  

Aún seguimos sumergidos en la creencia del “determinismo” Laplaciano, donde la explicación reduccionista, se inicia con un análisis causal de los fenómenos que nos dice: “Si hubiese una inteligencia que pudiese conocer todas las fuerzas que animan a la naturaleza y la situación respectiva de los seres que la componen, y fuera capaz de someter a análisis todos estos datos, nada habría incierto para ella, el porvenir como el pasado, estarían abiertos a su mirada”.  

Nos hace creer que todos los eventos están linealmente determinados por relaciones de causa-efecto preexistentes y de que conociendo éstos, es posible conocer y predecir el futuro, por simple extrapolación.  

Esto no siempre es así, ya que ni con el perfecto conocimiento de la física y sus diferentes ramificaciones, podemos garantizar el poder de predecir.  

Simplemente porque la naturaleza es un sistema complejo y los sistemas complejos, no funcionan así.  

La teoría cuántica está en la base de todas las ciencias de la naturaleza y, la física newtoniana, es una excelente aproximación, pero es una visión fundamentalmente defectuosa de la realidad, no es más que una aproximación.  

Adherirse a una visión llana y de sentido común, ha dejado de ser una opción lógica.  

Todos los juicios analíticos de la visión mecanicista y de la física newtoniana, son juicios a priori ya que se bastan a sí mismos, se deducen de sí mismos y, por lo tanto, no necesitan apoyarse en nada adicional y mucho menos, en algún pedazo de realidad.  

Lo analítico es útil para transmitir conocimiento ya adquirido, incluso para estimular la búsqueda de nuevo conocimiento; pero no parece útil a la hora de crear o adquirir nuevo conocimiento.  

Lo único que el “analizar” añade algo de nueva luz para la comprensión de la realidad, es el ejercicio de la síntesis, es decir, la construcción de nuevos todos a partir de sus partes.  

Los juicios analíticos no agotan el significado de la palabra “trivialidad”.  

Entendiendo por trivial, la proposición que se basta a sí misma para garantizar la verdad que proclama; que no necesita ni espera ulteriores apoyos fuera de ella misma.  

En principio, nada nuevo debe esperarse de estos juicios para ensanchar nuestro conocimiento de la realidad, nos dice Jorge Wagensberger.

4.- UN UNIVERSO IMPREVISIBLE, CREATIVO Y CAÓTICO Y FORMAS ESTABLES DE GRAN ALCANCE  

Toda disciplina científica tiene sus límites.  

Cuando se levanta una gran teoría para la comprensión de la realidad, todavía no se vislumbra su horizonte y no se sabe bien hasta donde vale.  

Lo más cierto de este mundo es de que es incierto; de que el universo es en gran parte, imprevisible, creativo y caótico; de que se necesita de un ordenador dotado de una memoria infinita para especificar el estado de una sola partícula.  

De que no existe ninguna certidumbre respecto al clima y mucho menos que podamos cambiarlo, mejorarlo o manejarlo a nuestro capricho; pero si algo existe, es porque es capaz de resistir el ataque continuo y caprichoso de la incertidumbre del resto del mundo.  

Inmanuel Kant, divide los juicios en: Juicios analíticos, sintéticos, a priori y a posteriori.  

Los juicios sintéticos a posteriori, son en principio de un interés enorme, porque, al evitar la redundancia y la circularidad, pueden producir conocimiento nuevo, pero tal vez no sean lo bastante necesarios y universales para aspirar a ser fundamentales.  

Buenas y hermosas trivialidades anidan entre las raíces de verdades profundas, nos sigue diciendo Wagensberger.  

No se puede ni se debe formalizar todo.  

Como es inútil trabajar, también en determinadas direcciones.  

Sólo el matemático, que sabe caracterizar y generar las formas estables a gran alcance, tiene el derecho de utilizar los conceptos matemáticos en el estudio de los fenómenos de la naturaleza y su pronóstico.  

Sabemos que la cultura en que vivimos no está orientada hacia la actividad y el placer creador, pero deberíamos abandonar la idea de la ciencia como un conjunto de recetas eficaces.  

La conciencia mecanicista, se desarrolló y derivó del fuerte sentido de individualidad y egoísmo del hombre occidental, a lo largo de siglos de esfuerzo, por defender y garantizar la libertad del individuo.  

Podemos admitir que la observación repetida de ciertos fenómenos, proporciona un indicio lo suficientemente verosímil de su estabilidad.  

La estabilidad se convierte así en una especie de hipótesis suplementaria, un presupuesto, casi un dogma.  

Necesitamos de una metodología diferente para tratar con sistemas que son intrínsecamente diferentes, hasta lo ahora considerado.  

Se conoce por “comportamiento complejo”, a todo sistema con agentes múltiples que interactúan en forma dinámica y de multimaneras, siguiendo reglas locales e independientes de cualquier instrucción de un nivel superior.  

Mucho más importante que el mero número de variables, es el hecho de que estas variables están interrelacionadas.

Estos problemas muestran un rasgo esencial de organización, conocido como grupos de “complejidad organizada”.
Cuanta más complejidad hay, nos dice Hayek, menos útil es la idea de ley.  

Por lo tanto, la búsqueda de leyes, no es marca del proceder científico en los sistemas complejos, sino solamente un carácter propio de las teorías sobre fenómenos simples, que vinculan muy fuertemente la idea de leyes con la idea de simplicidad.  

El conocimiento debe, a la vez detectar el orden (leyes y determinismos) y el desorden y, reconocer sus relaciones, las cuales tienen una relación a la vez que de complejidad de complementariedad, donde es necesario intervenir de modo específico: orden, desorden y organización.  

Es decir, la relación orden-desorden-organización, no es solamente antagónica, es también complementaria; exactamente donde se encuentra la complejidad.  

Así también, sabemos que es muy difícil predecir los fenómenos sociales, porque son complejos y de que, la regularidad de la vida no está en su materia constitutiva, sino en su complejidad organizacional.  

No estamos constituidos por células, estamos constituidos por interacciones entre esas células y, esas interacciones, son acontecimientos, donde emergen cualidades que no existen en las partes.  

Es decir, que el elemento constitutivo de un sistema puede también ser visto como evento, lo que Lwoff interpreta como de que: “hay principios de orden que son válidos para todos los seres vivientes, que no existían antes de la existencia de la vida, si no en estado virtual, (que emergieron cuando fue necesario) y cuando la vida se extinga cesarán de existir”.

5.- SISTEMAS COMPLEJOS EMERGENTES  

Las formas de comportamiento emergente, derivadas de estos sistemas complejos, exhiben la cualidad de hacerse más inteligentes u organizados; es lo que ocurre cuando un sistema de elementos relativamente simples se organiza espontáneamente y sin leyes explicitas, dan lugar a un comportamiento ordenado e inteligente.  

En pocas palabras: es la “evolución de reglas simples a complejas”, donde agentes simples y reglas simples, generan estructuras extraordinariamente complejas, sin ninguna dirección o plan maestro.  

Por eso, decimos que somos organismos complejos, que viven y han vivido bajo las leyes de la autoorganización, derivada de una estructura u organización.  

La respuesta instintiva de un físico, ante la constatación de que está funcionando una ley general, es encontrar un modelo sencillo que describa lo que está sucediendo.  

John Gribbin, nos dice: La lección que podemos extraer de lo que conocemos, es que no necesitamos un gran desencadenante para poner en marcha un gran suceso.  

Tras haber encontrado una ley universal, que es aplicable a una amplia categoría de situaciones complicadas (y complejas), queremos prescindir de todo, menos de las cosas esenciales y, examinar la cuestión con profundidad para encontrar un modelo sencillo, que vaya al fondo del asunto y se pueda utilizar para penetrar en el misterio de los sistemas complejos, que se construyen sobre esta profunda sencillez.  

En la “complejidad sistémica”, a partir de acciones locales no coordinadas, pueden emerger patrones mayores, es decir, podemos obtener un orden global a partir de interacciones locales.  

Si los hechos no nos sorprenden, no aportarán ningún elemento nuevo a la comprensión del universo. Lo mismo da ignorarlos, nos dice Rene Thom. Y, K. Lorenz puntualiza: “En todo caso y por definición, cualquier analogía es verdadera”.

6.- SIMULAR NO ES PRONÓSTICAR; LA TERMODINÁMICA ESTADÍSTICA Y LA DINÁMICA DE POBLACIONES  

Simular no es lo mismo que pronosticar; hay muchas formas de realizar modelos de simulación de un fenómeno, pero muy pocas de hacer una predicción.  

Los sistemas físicos, pasan del orden al desorden; pero los sistemas complejos, tienen la capacidad de transitar de estados desordenados a estados ordenados, sin violar la segunda ley de la termodinámica, adaptándose a una producción mínima de entropía, que sin embargo, le permite manifestarse y obtener dinámicas de una gran creatividad.  

No existen los sistemas cerrados como tampoco, los equilibrios perfectos.  

El alcanzar los equilibrios significa olvidar las condiciones iniciales; sin embargo, en los millones de interacciones moleculares en los fluidos, el caos desaparece y aparece un orden asociado a leyes sencillas.  

En este caso un sistema cercano al equilibrio, será atraído hacia un estado en el cual es mínima la velocidad a la que se produce la entropía y, una pequeña desviación del equilibrio, produce orden a partir del caos.  

Cuando se pierde el equilibrio, los flujos de energía pueden producir orden de forma espontánea, siempre que se den las circunstancias adecuadas.  

El decremento local de entropía, en un sistema abierto, es perfectamente compatible con las leyes termodinámicas.  

Boltzmann admirador de Darwin, basándose en sus vastos números de átomos y su disposición más probables, explicó la tendencia de la naturaleza a mezclarse con el paso del tiempo.
Considerando que el comportamiento de la materia también debía derivarse de sus poblaciones de átomos. Lo cual, con el paso del tiempo, se demostró estar en lo correcto.  

La termodinámica estadística, con sus predicciones del comportamiento de grandes masas de partículas, nos sitúo sobre fundamentos matemáticos más firmes.  

Boltzmann, sugirió que la termodinámica podía ser abordada con métodos probabilísticos y estadísticos, aplicando la teoría de probabilidades a la tendencia de la materia al equilibrio.  

Observó que con un número de casos lo suficientemente grande, lo ideal y lo real convergen; que los promedios estadísticos convergen con la realidad y de que, su comportamiento colectivo promedio, no se puede distinguir de su comportamiento colectivo real.  

Haciéndose tanto más predecibles, cuanto mayor era su número y en una sección mayor de espacio.  

Consideró a la entropía como el logaritmo de la probabilidad.  

El logaritmo, es útil para contar grandes cantidades de partículas que buscan el equilibrio.  

Curiosamente, la evolución también la ha utilizado implantándola en nuestra herencia genética.  

Las leyes de la física no se aplican a todas las escalas y, algunas sólo rigen dentro de una escala jerárquica.  

Los cálculos de la gravedad newtoniana, valen para sistemas de gran masa, pero cuando se trata de tamaños y masas muy pequeñas, las fuerzas termodinámico-estadísticas predominan; de ahí que el análisis termodinámico sea más apropiado, donde los fenómenos estadísticos predominan sobre la gravedad, de manera que ciertos fenómenos son observables y mensurables sólo a ciertas escalas.

7.- LA NATURALEZA ABORRECE LOS GRADIENTES; LA IMPORTANCIA DE LOS PEQUEÑOS DETALLES  

La naturaleza aborrece los gradientes. La aversión de la naturaleza a los gradientes, expresa de manera elegante, el funcionamiento de la segunda ley en sistemas abiertos y cerrados a las escalas en que nos encontramos.  

En materia de clima, no sólo hay problemas sin respuesta, sino que aún no constituye ser una ciencia exacta; como tampoco está en condiciones de explicar el porqué la desertificación que se está dando en el Sahara o porqué en Francia, durante el siglo XVII, hubo variaciones climáticas que produjeron hambrunas en las cuales murieron más de un millón de personas.

Tanto Poincaré como Lorenz, nos dicen de la importancia de los pequeños detalles en los sistemas complejos no-lineales (como son casi todas las cosas de la naturaleza).  

De que, pequeñas diferencias en los valores iniciales producen grandes diferencias en los valores finales, de que es imposible conocer todos los detalles de las condiciones iniciales que pueden decidir los valores futuros y, de que aún con los mismos parámetros los modelos dan soluciones distintas, que hacen imposible un pronóstico y, de que aún para los mismos sistemas determinísticos, podemos encontrar situaciones no predecibles.  

De que, los sistemas de la naturaleza están constituidos por elementos que interactúan entre sí de manera no lineal, presentando éstos un proceso de evolución al pasar sus variables independientes a situaciones de sinergias, de dos o más de ellas, perdiendo toda independencia posible, incrementando su no linealidad y convirtiéndose así, en elementos no predecibles.

8.- LO NO PREDECIBLE COMO LEY DE LA NATURALEZA  

Lo no predecible se da como una ley de la naturaleza y, la misma ciencia lo puntualiza así al considerar que el papel principal de la ciencia es explicar y no predecir, a lo que Rene Thom agrega: “explicar no es predecir” y, agreguemos nosotros que “extrapolar tampoco lo es” y creer en extrapolaciones fuera de las circunstancias observadas es “cuestión de fe no de la ciencia”.  

O recordando un Proverbio árabe que nos dice: “Quién predice el futuro miente aunque diga la verdad”.  

La naturaleza, conoce de antemano que nosotros “podemos imitar pero no predecir”, nos dice Marinoff.  

Podemos rematar esto con lo que nos dice Lorenz: ¿Por qué tendríamos que albergar esperanzas con respecto a la posibilidad de predecir o prever, aunque fuera parcialmente, el futuro?  

Finalmente como señala Iant Steward, podemos predecir siempre y cuando nada cambie o, también, cuando observemos periodicidades regulares en el fenómeno de estudio.  

Un sistema puede ser determinista y aún así, ser impredecible y no tener términos aleatorios y, sin embargo, comportarse aleatoriamente.  

No porque las ecuaciones sean sencillas, debamos esperar que el comportamiento sea sencillo también.  

Vivimos en un mundo en que los acontecimientos, pueden relacionarse también por un principio de manifestación sin causa, complementando y escapando al modelo tradicional, en el que reina la causalidad, como señala François Vezina.  

La organización y el orden, se edifican en y por el desequilibrio y la inestabilidad; por lo que “el orden, el desorden y la potencialidad organizadora”, deben pensarse en conjunto y a la vez, en sus caracteres antagónicos.

9.- EL COSMOS SE ORGANIZA AL DESINTEGRARSE  

Von Foerster, nos dice: “El orden propio de la autoorganización se construye con el desorden”. “El cosmos se organiza al desintegrarse”. “Los fenómenos organizados pueden nacer por sí mismos, a partir de un desequilibrio termodinámico”, principio conocido como de “organización por el desorden”.  

Los sistemas autoorganizados, usan la retroalimentación para pasar a una estructura más ordenada.  

Es la aleatoriedad, junto con una regla sencilla iterativa, lo que hace la complejidad del mundo.  

La retroalimentación negativa, es un modo de alcanzar un punto de equilibrio a pesar de las impredecibles y variables condiciones externas que nos rodean.  

La negatividad, mantiene controlado el sistema, así como la retroalimentación positiva pone a otros sistemas en movimiento.  

La retroalimentación negativa, permite al sistema encontrar su equilibrio, incluso en un entorno variable.  

Esta manera de dirigir un sistema en movimiento, variable, hacia un fin, es una forma de transformar un sistema complejo en un sistema complejo adaptador.  

Compara el estado presente con el estado deseado y, lleva al sistema, en la dirección que minimice la diferencia entre ambos estados.  

A pesar de que la Tierra ha sufrido varios periodos geológicos de extinción masiva, la vida en general se ha recuperado siempre y, tras esos períodos, ha alcanzado nuevos valores en el uso, almacenamiento y reciclado de la energía.  

La diversidad biológica, tiene muchas explicaciones, pero la más general es la de una mayor disponibilidad de energía.  

Los sistemas vivos derivan de ciclos complejos de transformación de energía, donde si ésta hubiera evolucionado como ARN o ADN, nunca habrían dado lugar a cuerpos complejos, más allá de su estrecho enfoque cómo fenómeno meramente genético.  

Los genes, constituyen una parte fascinante de una más amplia fascinación: la de los flujos de energía que organizan las totalidades, en las que los genes están inmersos y a las que en última instancia, están subordinados.  

Para Schrodinger, la presencia en la vida de un “código químico” y la capacidad de la vida para concentrarse en una “corriente de orden”, es lo que permite refrenar la tendencia universal de las cosas a descomponerse, a caer en la aleatoriedad termodinámica y el caos atómico.  

El incremento evolutivo de la complejidad de la vida, adquiere sentido cuando consideramos la vida como un sistema abierto, integrado en el flujo de energía.  

Las ciencias físicas han constituido durante siglos el ideal para cualquier ciencia.  

La física, ha adoptado el punto de vista según el cual “las formulas que tienen éxito se presentan sin más explicación”, sosteniendo que “el papel de la ciencia es el de proporcionar una serie de recetas que funcionan”, es decir, que permiten hacer predicciones, y actuar con eficacia.  

Lo que Rene Thom como matemático, critica severamente, diciendo: “Los físicos son, en general, personas que de una teoría mal planteada a partir de teorías que conceptualmente no tienen ni pies ni cabeza, pretenden llegar a un resultado muy riguroso”.

10.- LO IRRACIONAL DE PRECIPITARSE CON LA MAYOR EFICIENCIA EN LA DIRECCIÓN EQUIVOCADA  

Nada hay más irracional, que precipitarse con la mayor eficiencia en la dirección equivocada; ya que además, cuando nuestros objetivos no son elevados, nuestros problemas podrán no ser difíciles, pero seguramente que sí serán absurdos.  

La teoría del Caos y de los Fractales, son las ciencias de lo irregular y, así como la simetría es lo fundamental en la naturaleza, tal parece que éstas también lo son; y donde es posible observar además que “una estructura de gran escala puede llegar a surgir del caos local”, por lo que para Paul Davies, la teoría de la autoorganización, constituye la base del nuevo paradigma en la física.  

El nuevo paradigma subraya los aspectos colectivos, cooperativos y organizativos de la naturaleza; su perspectiva es sintética y holista, antes que analítica y reduccionista.  

No hay transformaciones completas dentro de un flujo continuo de sucesos y, no puede haber un modelo sencillo para describir este proceso.  

Pagels, nos dice: “Las naciones y pueblos que dominen las nuevas ciencias de la complejidad serán las superpotencias científicas, económicas, culturales y políticas de nuestro siglo”.  

El comportamiento emergente no es sólo una fascinante extravagancia científica; es el futuro, nos dice el The New York Times.  

El mundo, de algún modo, es profundamente distinto de las ideas que tenemos sobre él.

11.- EL NUEVO CONCEPTO DE REALIDAD; LA CRITICALIDAD AUTOORGANIZADA

En el nuevo concepto de realidad, la creación de Dios no es el universo que observamos y habitamos, sino el potencial del universo para su autocreación.  

Donde lo que se creó inicialmente, no fue el soporte físico del universo, sino la información que gobierna el proceso evolutivo, para que el universo autoevolucione.  

Donde “el tremendo orden que vemos en todo el universo es explicable, meramente en términos de actividad autoorganizada”, donde la autoorganización es “la organización que se acrecienta y se mantiene en vez de destruirse”.  

El universo, autoevoluciona a través de la propagación, transformación y conservación de energía e información.  

Un sistema, es más que la suma de sus partes. Y su integración, otorga a los sistemas como un todo, propiedades que no tienen sus elementos.  

Por lo que es necesario estudiar al todo, lo mismo que a sus partes.  

La naturaleza parece estar hecha de redes y jerarquías anidadas, de sistemas conectados coherentemente.  

Donde, toda su estructura tiene la potencialidad de evolucionar, en la cual “todas las configuraciones y formas son simplemente fases de un proceso continuo de transformación”.  

Es un mundo en desarrollo y en movimiento, con sistemas autoorganizados de construcción y uso de pautas. Y en donde la información se convierte en parte integrante de dichas pautas.  

Descubrimos que todo está formado por redes, interconexiones entre las partes simples, que componen un sistema complejo.  

Dándonos cuenta de la importancia que tiene el hecho de que los sistemas sean abiertos, es decir, que tengan un suministro de energía procedente del exterior, para llegar al “borde del caos”, un estado que se denomina “criticalidad autoorganizada”.  

La criticalidad autoorganizada y, simplificada, hasta quedar en lo básico, nos dice.  

“La totalidad del sistema ejerce una importante influencia sobre cada una de las partes que lo componen, y cada uno de sus componentes ejerce una influencia importante sobre la totalidad del sistema”.  

No hay componentes, que se queden inmóviles y permanezcan básicamente inactivos.  

En la red, la complejidad ha surgido de forma natural a partir de un sistema muy sencillo, justo en la “transición de fase”, nos dicen Stuart Kauffman y John Gribbin.  

Necesitamos de una metodología diferente, para tratar con sistemas que son intrínsecamente complejos.  

12.- LOS SISTEMAS DINÁMICOS Y LOS SISTEMAS TERMODINÁMICOS FUERA DEL EQUILIBRIO  

Se hace necesaria una nueva matemática, una nueva ciencia y una nueva realidad, para explicar la dinámica de los sistemas complejos; naciendo para esto, la ciencia del caos mejor conocida como “teoría de los sistemas dinámicos”, donde en general, un sistema dinámico está dado por una transformación en un espacio de sucesos, llamado “espacio de fases”.  

Es decir, que todo fenómeno que evoluciona en el tiempo, es un sistema dinámico y, donde “todos los procesos físicos del universo son multidimensionales” y pueden ser entendidos en un sin número de modos equivalentes. Y aunque en apariencia estos difieran, podemos apreciar más profundamente “la manera como funciona el universo”.  

Lo no-predecible, se ha convertido en un hecho de la vida, en vez de una aberración como lo considera la física clásica.  

El caos es concebido como un inagotable océano de información y, no como una ausencia vacía de significado, donde el caos se considera como “precursor y socio del orden” y, no como su opuesto.  

El surgimiento espontáneo de la autoorganización, emerge del caos, en sistemas termodinámicos fuera del equilibrio.  

“Se da cuando la producción de entropía es alta”, facilitando en lugar de impedir, la autoorganización.  

Con Prigogine, se observa que “lejos del equilibrio termodinámico” la materia adquiere nuevas propiedades, donde el sistema es sometido a fuertes condicionamientos externos, propiedades necesarias para comprender el mundo de nuestro alrededor.  

El universo del no-equilibrio, es un universo coherente contrario a lo que se pensaba anteriormente.  

Es, donde “se establecen interacciones de largo alcance”, que es el principal objetivo de estudio de los sistemas dinámicos.  

De lo que se trata es, de estar en condiciones de decir algo sobre “El comportamiento asintótico o, evolución global de todo sistema, para tiempos prolongados”.  

Las células de Bénard, reacciones químicas autoorganizadas espontáneamente y, los tornados, muestran comportamientos cíclicos y una coherencia masiva, entre sus partes.
Se individualizan y diferencian del caos relativo circundante.  

Surgidos de forma espontánea, estos sistemas complejos son establecidos por un gradiente, una diferencia medible de presión, temperatura o concentración química.  

Los gradientes, inducen un flujo de energía y, sí las condiciones son favorables, surgen sistemas complejos.  

Otras estructuras hidrodinámicas complejas, incluso se reproducen, contribuyendo a reducir los gradientes medioambientales.  

En los modelos cosmológicos vigentes, probablemente apenas el 5% de la materia y la energía del universo se toman en cuenta.  

Resulta interesante comprobar que, cuando adoptamos una perspectiva termodinámica, que no es consecuencia de interacciones al azar sino de un diseño funcional y natural, para disipar gradientes, buena parte del misterio estadístico se esfuma al mostrar que las constantes universales y otros factores presentes en el origen del cosmos, no son simplemente aleatorios, sino que se enmarcan en el contexto más amplio de un universo, en gran medida invisible, que probablemente está haciendo algo, nos dice Ervin Lazlo  

¿Es posible que la gravedad, desafíe la afirmación de que la segunda ley de la termodinámica es inexorable y omnipotente? Así, Edgar Morin nos recuerda que el universo no está construido solamente a pesar del desorden, está construido en y por el desorden mismo, también.

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