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Marzo 2017

50 años del Tratado de Tlatelolco


María Cristina Rosas

Hoy 14 de febrero se cumplen 50 años de la suscripción del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, mejor conocido como Tratado de Tlatelolco. Dicho tratado es uno de los grandes logros de la diplomacia mexicana y la ocasión es propicia para hacer un recuento de su importancia en la región y el mundo.

Este instrumento jurídico vio la luz en una de las etapas más críticas de la guerra fría, es decir, en momentos en que EU y la URSS contaban con arsenales nucleares que apuntaban a las principales ciudades de ambas potencias. La Unión Soviética, además, había incursionado antes que los estadunidenses, en la carrera espacial, logrando poner en órbita el primer satélite artificial de la Tierra –el Sputnik- con un cohete igualmente capaz de transportar misiles balísticos intercontinentales. También, en 1967 ya existían otras tres potencias nucleares (Gran Bretaña, Francia y la República Popular China) habiendo desarrollado los gobiernos de París y Pekín capacidades atómicas en esa década (1960 y 1964, respectivamente). Israel, por su parte, estaba gestionando un programa nuclear, primero con el apoyo francés y más tarde, con recursos propios.

El suceso que desencadenó la suscripción del Tratado de Tlatelolco, fue la llamada crisis de los misiles de octubre de 1962. El emplazamiento de armas nucleares soviéticas en territorio cubano –a unos cuantos kilómetros del territorio estadunidense y también del mexicano- derivó en un bloqueo a la ínsula caribeña por parte de Washington, ello a fin de evitar que la URSS siguiera incursionando en ese territorio. De intentar Moscú la ruptura del bloqueo, se produciría un conflicto armado con la Unión Americana. El mundo estaba en vilo. Sin embargo, tanto el Presidente estadunidense John F. Kennedy, como el líder soviético Nikita Kruschov, entablaron negociaciones directas para resolver la crisis. EU exigía que los soviéticos retiraran los proyectiles de Cuba a la brevedad. La URSS, por su parte, solicitaba que los cohetes Júpiter, emplazados en Turquía, fueran igualmente retirados y que el vecino país del norte no emprendiera una invasión sobre Cuba. La cordura se impuso y en noviembre los proyectiles soviéticos fueron desmantelados. Esta crisis también propició la creación de una línea de comunicación directa entre Washington y Moscú denominada teléfono rojo, que permitiría que, ante alguna eventualidad posterior, los líderes de las dos naciones pudieran hablar y negociar rápidamente.

En América Latina y el Caribe, este suceso apresuró las negociaciones para hacer de la región una zona libre de armas nucleares. El 29 de abril de 1963, cinco naciones latinoamericanas, entre ellas México, anunciaron su disposición para crear un acuerdo regional que comprometiera a las naciones de la zona a “no fabricar, recibir, almacenar, ni ensayar armas nucleares o artefactos de lanzamiento nuclear.” Las negociaciones subsecuentes se llevaron a cabo a través de la Comisión Preparatoria para la Desnuclearización de América Latina (COPREDAL). En los trabajos preparatorios para elaborar el tratado, el diplomático mexicano Alfonso García Robles, jugó un papel fundamental como Presidente de la citada comisión. Gracias a la gestión realizada en torno a este documento y a su posterior participación en otras negociaciones en materia de desarme, García Robles fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz en 1982.

El Tratado de Tlatelolco fue suscrito el 14 de febrero de 1967 en la sede de la cancillería mexicana localizada en ese entonces en Tlatelolco, en la Ciudad de México. Este instrumento jurídico ha sido firmado por los 33 países de América Latina y el Caribe. Algunas de las disposiciones más importantes de este documento son:


http://www.etcetera.com.mx/articulo/50+a%C3%B1os+del+Tratado+de+Tlatelolco/53230







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