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Junio 2017

Las jornadas de julio, todo el poder a los Soviets

Para Apiavirtual

Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP)

100 años de la revolución socialista

En muchas ocasiones los socialistas consecuentes nos encontramos en minoría respecto a las posiciones timoratas, aparentemente radicales o simplemente oportunistas. Sin embargo, no debemos olvidar que si en verdad estamos convencidos de la justeza de nuestras posiciones hay que mostrar firmeza al defenderlas frente a quienes pretenden hacerse pasar por amigos del pueblo, los que terminan entregándolo a la represión burguesa. Después de la conferencia de abril, los bolcheviques, los más consecuentes socialistas de la Rusia revolucionaria, se encontraban en dicha posición: al principio de la revolución, los Soviets, consejos de diputados obreros, campesinos y soldados, estuvieron dirigidos por los mencheviques (socialistas timoratos) y los eseristas (intelectuales “radicales”), por lo que los bolcheviques se dieron a la tarea de ganar la dirección de los Soviets y de hacer crecer la organización del pueblo revolucionario.
El partido bolchevique desplegó una labor intensa por la conquista de las masas, por su educación combativa y por su organización. Este trabajo se desarrollaba en el seno de los Soviets, en los sindicatos, en los comités de fábricas y en empresas industriales, pero donde los bolcheviques realizaban la labor más intensa era en el seno del ejército, con los soldados y marinos, por lo que por todas partes comenzaron a crearse organizaciones militares. Gracias a la labor de propaganda y agitación que se llevaba a cabo mediante un periódico destinado al frente llamado Okópnaia Pravda (La Verdad de las Trincheras), desde los primeros meses de la revolución se consiguió inculcar en los soldados el espíritu revolucionario, lo que desembocó en la sustitución de los mencheviques por bolcheviques en la dirigencia de los Soviets.
Los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, plantearon tres ejes principales en su propaganda. Primero, el rechazo total a la guerra imperialista, denunciando la política del gobierno provisional, el cual daba largas al problema de la paz y pre-tendía continuar la guerra. Segundo, ningún apoyo al gobierno provisional, pues se trataba de un gobierno capitalista, que defendía los intereses de los explotadores. Por último, impedir la restitución de la policía y su necesario reemplazo por grupos armados de trabajadores.
El 3 de junio de 1917 se reunió el I Congreso de los Soviets de toda Rusia, en donde los bolcheviques pusieron al desnudo la funesta política de componendas con la burguesía y desenmascararon el carácter imperialista de la guerra. En este Congreso, Lenin pronunció un discurso en el que demostró la justeza de la línea bolchevique, declarando que sólo el poder de los Soviets podía dar pan a los trabajadores, tierra a los campesinos, arrancar la paz y sacar al país del desastre económico.
Por aquellos días, en los barrios obreros de Petrogrado se realizaba una campaña de masas para organizar una manifestación que llevara al Congreso de los Soviets las reivindicaciones del pueblo. Los oportunistas creían que esta manifestación desfilaría bajo consignas antibolcheviques; sin embargo, la manifestación del 18 de junio de 1917 se convirtió en un auténtico despliegue de las fuerzas del partido bolchevique, reveló el grado de madurez revolucionaria, cada vez mayor, de las masas y la creciente confianza de éstas en los bolcheviques: 400 mil manifestantes marcharon bajo banderas en las que campeaban las consignas: “¡Abajo la guerra!”, “¡Abajo los diez ministros capitalistas!” y “¡Todo el poder a los Soviets!”
El gobierno provisional respondió lanzando una nueva ofensiva en el conflicto imperialista, la cual, por supuesto, fracasó. La indignación revolucionaria de los obreros y soldados de Petrogrado se desbordaba. El 3 de julio comenzaron a producirse manifestaciones espontáneas en Petrogrado, en la barriada de Víborg. Estas manifestaciones aisladas continuaron durante todo el día, desembocando en una manifestación general; los trabajadores iban armados y marcharon bajo la consigna de “Todo el poder a los Soviets”. Aunque el partido bolchevique era contrario a la acción armada en aquel momento, ya que entendía que la crisis revolucionaria no estaba aún madura, que el ejército y las provincias no estaban aún preparados para apoyar la insurrección en la capital y que una insurrección aislada y prematura en Petrogrado sólo facilitaría a la contrarrevolución aplastar al pueblo organizado, cuando vio que era imposible contener a las masas y evitar que se realizara la manifestación, los bolcheviques decidieron participar con el fin de darle un carácter pacífico y organizado. El partido bolchevique logró lo que se proponía y cientos de miles de manifestantes marcharon hacia el Soviet de Petrogrado y hacia el Comité Ejecutivo Central de los Soviets, donde exigieron que éstos se hiciesen cargo del poder, rompiesen con la burguesía imperialista y emprendiesen una política activa de paz.
A pesar del carácter pacífico de la manifestación, fueron lanzadas las tropas de la reacción, y los destacamentos de cadetes y de oficiales contra los manifestantes. Por las calles de Petrogrado corrió abundantemente la sangre de los obreros y los soldados. Después de aplastar la manifestación, se emprendió una lucha hostil contra los bolcheviques. La redacción del periódico bolchevique Pravda (La verdad) fue saqueada y destruida, todas las publicaciones bolcheviques fueron prohibidas y el 7 de julio se dio la orden de arrestar a Lenin. Había terminado el período pacífico de la revolución.
Hasta ese momento dos poderes se encontraban al frente de la revolución en Rusia: el poder burgués con el gobierno provisional y el poder de los trabajadores con los Soviets. Sin embargo, a partir de esto se terminó tal dualidad de poderes, la burguesía y sus aliados “socialistas” se impusieron por la fuerza a los obreros. Ante esta situación los bolcheviques pasaron a la clandestinidad y comenzaron a prepararse para la insurrección, con el fin de derrocar el poder de la burguesía mediante las armas e instaurar el socialismo. Los bolcheviques entendieron que la consigna “¡Todo el poder a los Soviets!” sólo sería posible si los obreros, campesinos y soldados organizados derrocaban al gobierno provisional. En consecuencia, los bolcheviques dieron un paso atrás para tomar impulso y poder dar el gran salto hacia adelante.

NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección RECUPERANDO LA HISTORIA del No. 25 de FRAGUA , órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Mayo-Junio 2017.

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