(Home page)
Abril 2018

LO INDETERMINADO DE LO DETERMINADO





Walter Ritter Ortiz

Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter@atmosfera.unam.mx .

INTRODUCCIÓN

Vivimos en un mundo extraño y maravilloso, donde el lugar que ocupamos en este cosmos es insignificante y donde tratamos de encontrarle un sentido y de ver como encajamos en él. Nuestra experiencia nos dice que el mundo físico es sólido, real e independiente de nosotros. El problema real es que estamos acostumbrados a mirar al mundo de una forma sencilla, a creer que algo está o no está, que lo miremos o no, está ahí o no está. El sentido de las cosas sin embargo, yace no en las cosas, sino en nuestra actitud hacia ellas, a lo que Sócrates señalaba que: La vida sin reflexión no merece la pena ser vivida.

Queremos salir del universo impersonal, anónimo donde todo se puede explicar por las leyes de causa y efecto y, las de probabilidad. El universo parece estar gobernado por los poderes racionales y donde las cosas normalmente ocurren según sus reglas y leyes; donde las causas y los efectos fueron los unos para los otros y, la evidencia sugiere más allá de toda duda razonable que la razón gobierna la realidad. Sin embargo, la mecánica cuántica dice, simplemente, que esto no es así.

Einstein, solía decir que lo más sorprendente de este mundo es que sea entendible. Y una de las características más sorprendentes del mundo es que sus leyes parecen simples, mientras que sus estados y situaciones que manifiestan, son extraordinariamente complicadas. Lo que conocemos, no es ni con mucho, suficiente para dotar de significado al mundo físico. Preguntándonos: ¿Cuáles son las características de este universo que juegan y determinan dichos aspectos a la hora de hacerlo inteligible para nosotros?

Creemos que reconocemos el orden, pero luego el caos hace que todo sea absurdo. La realidad es esquizofrénica: orden y accidente, designio y azar. Estamos inmersos en una batalla eterna, donde la mayoría de las veces, justo cuando estamos a punto de declarar cuerdo al universo, éste muestra su otra cara, donde el azar y el accidente parecen ser más fuertes que la ley y el orden y, es difícil no tener la impresión de que algún Dios indiferente está jugando a los dados con el universo.

Podemos decir que el hombre no está solo.

Quizás, la suerte no sea más que estar abierto a cualquier cosa que venga y evitar la ilusión de que es la razón quien gobierna. Para sobrevivir en el mundo tenemos que aprender cómo y cuándo utilizar la razón o la intuición, ya que en el mejor de los casos, nunca hay suficiente orden en las cosas como para satisfacer nuestro apetito de armonía. Pero tampoco el caos es lo suficientemente constante, como para destruir nuestra fascinación por la razón; cada uno de nosotros tiene alguna forma de mantenerse en contacto con los ritmos que gobiernan el mundo. Una vida dirigida hacia un objetivo es en general mejor, más rica y más sana que una que no tiene metas.

Queremos creer que el universo está gobernado por poderes benévolos, pero cuando estos poderes no eliminan el sufrimiento, la tragedia y la muerte, evocamos a diablos y monstruos para responsabilizarles del mal. Estamos enfrentados al mal y ya San Agustín nos dice: “Intenté encontrar la fuente del mal y no conseguí nada”; pero también sabemos qué ha de hacerse, si no ya para reducir el mal, al menos sí para no aumentarlo; el amor al dinero es la raíz del mal, pero también la falta de dinero es la raíz de todo mal. El poder, tiende a corromper y el poder absoluto, corrompe de forma absoluta y así también, la falta de poder corrompe.

Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Lo que le pase a la tierra les pasa a los hijos de la tierra. Todas las cosas están conectadas como la sangre que une a una familia. La presencia de lo sagrado inunda el lugar donde se satisfacen nuestras necesidades de seguridad y significado. Es hora de que los científicos sociales se den cuenta de que los hombres harán cualquier cosa para pertenecer a una causa heroica victoriosa, si se consigue persuadirles sobre la legitimidad de la causa.

La noción de orden y ley de la naturaleza en la física clásica, se refieren a un universo fundamentalmente donde el tiempo es reversible, en el que no hay diferencia entre pasado y futuro. La paradoja de la física se da al negar la flecha irreversible del tiempo, que refleja nuestra experiencia interior con el mundo en que vivimos. Sin embargo, es ciertamente la manera con la que hemos progresado en el pasado.

Actualmente, los científicos explican el universo mediante teorías parciales básicas, con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Desgraciadamente, estas dos teorías son incoherentes entre sí, por lo que ambas no pueden ser correctas a la vez, nos dice Hawking. Agregando que: si creemos que el universo no es arbitrario sino que está gobernado por leyes definidas, tendremos que cambiar dichas teorías parciales para que encajen en una teoría unificada completa, que describa todas las cosas del universo. Sin embargo, detrás de todo acecha una paradoja fundamental, ya que podemos preguntarnos: ¿Por qué debería determinar que lleguemos a las conclusiones correctas, a partir de las evidencias y no a conclusiones incorrectas o incluso a ninguna?

La noción de inestabilidad dinámica se le asocia a la de “caos”, lo que nos hace pensar en desorden e imposibilidad de previsión; sin embargo se le puede incluir en las leyes de la naturaleza, incorporándole la probabilidad y la irreversibilidad del tiempo. La noción de inestabilidad cambia situaciones individuales por descripciones estadísticas.

La noción de caos, nos obliga a reconsiderar la noción de “Leyes de la naturaleza”, que por lo general se le asocia a una descripción determinista y, a introducir conceptos de probabilidad e irreversibilidad del tiempo. Lo que hay que resaltar, será su papel fundamental en todos los niveles de descripción de la naturaleza.

El caos nos lleva a nuevas coherencias, que no sólo habla de leyes y emergencias de lo nuevo, así como de su propia creatividad, con lo que los hechos en física, se hacen fundamentalmente en términos de sistemas inestables.

En la actualidad, en la ciencia contamos con recursos poderosos y herramientas intelectuales como las matemáticas y el método científico. Newton afirma que sus leyes se aplicaban a todos los cuerpos del universo, desde la caída de una manzana hasta los movimientos de estrellas y los planetas. Galileo observó que la tasa de aumento de la velocidad de caída de un cuerpo, era la misma para todos los cuerpos, independientemente de su peso. Esto demostraba que el efecto de una fuerza es, modificar la velocidad de los cuerpos y no únicamente ponerlos en movimiento y, de que si sobre un cuerpo no actúa ninguna fuerza, se seguirá moviendo en línea recta con velocidad constante, de manera que la aceleración será la misma, sea cual sea su peso.

Para Planck, el sello distintivo del avance de la ciencia, se da en el progreso sistemático hacia una separación drástica entre los fenómenos en el mundo externo y aquéllos de la conciencia humana. Para Bertrand Russell, las concepciones filosóficas del mundo y la vida, son producto de nuestras concepciones religiosas y éticas heredadas y la investigación científica, por lo que la diferencia entre las respuestas que cada filósofo da a sus preguntas, está en función de qué tanto permite que estos factores intervengan en ellas. Por su parte, Einstein concebía la teoría general de la relatividad sólo como un paso más hacia la verdad fundamental y se funda en una asíntota inalcanzable y, por mucho que seleccionemos un complejo de la naturaleza, en ningún caso su tratamiento teórico resultará válido indefinidamente. Este tratamiento de ahondamiento no tiene límite.

El objetivo final de la ciencia es conseguir una sola teoría que describa todo el universo. En el supuesto de que el universo haya evolucionado de una manera regular, podríamos esperar que las capacidades de razonamiento que la selección natural nos ha proporcionado, sean válidas en la búsqueda de la teoría unificada. Sin embargo, si todas las cosas del universo dependen de todas las demás de manera fundamental, podría ser imposible aproximarse a una solución completa investigando aisladamente las partes del problema.

Arthur Schopenhauer nos dice: Para un ser racional, los seres vivos viven en una situación precaria al estar en una esfera que se traslada en un espacio infinito, sin saber de dónde proviene ni hacia a donde se dirige y de ser también incontables seres que surgen y se corrompen incesante y rápidamente en un tiempo sin principio ni fin.

El mundo es la totalidad de las realidades, no de las cosas; pero para que pueda existir tal totalidad, debe haber una especie de regla o ley que las cohesione. Resulta poco claro que alguien pueda imaginar un concepto materialista de la verdad o del conocimiento, ya que la verdad no está constituida por partículas elementales.

Las realidades son tan importantes como las cosas o los objetos, donde además de las cosas mismas, también hay realidades que se refieren a la relación que mantienen entre sí. No hay mundo sin realidades y, tampoco hay una nada sin que haya la realidad de que no existe nada, nos dice Carlo Roven. Siempre hay algo verdadero sobre algo, donde nadie ni nada puede escapar a las realidades.

Para Wittgenstein, existe una totalidad de hechos, a partir de la cual se define el mundo. La ciencia nos hace leer el mundo desde un punto de vista cada vez más amplio. La incertidumbre en la que nos hallamos sumidos, la inseguridad que nos causa estar suspendidos sobre el abismo inmenso de lo que no conocemos, no hacen que la vida sea absurda: hacen que sea maravillosa.

No es obvio que las fuerzas del mundo natural puedan someterse a discusión o explicación y mucho menos a una predicción. Cuanto más arbitraria y disparatada sea la explicación que se dé a los sucesos de la naturaleza, más acusada será la tendencia a inventar deidades. Pero también no hay ninguna razón lógica por la que el universo no pueda contener elementos irracionales o arbitrarios que no estén conectados o relacionados con el resto del mundo. Para nosotros es el alcance y la profundidad de las teorías lo que cuenta, pero no podremos extraer de nuestra teoría más de lo que depositemos en ella.

Existe una diferencia entre las cosas según se nos presentan y las cosas según como son en realidad. Saber cómo es la realidad nos resulta imposible ya que lo que llamamos verdad, no podemos distinguirla ya que puede ser tan sólo algo que nos lo parece. La búsqueda de algún paralelismo entre nuestros pensamientos y la forma en que las cosas son en el mundo exterior es tan solo un acto de fe. Así por ejemplo, los colores son sólo ondas de cierta amplitud que impactan en nuestros órganos de la vista, pero en realidad no existen.

Mediante la observación, la razón y sobre todo el pensamiento crítico, podemos corregir una y otra vez nuestro punto de vista sobre el mundo, descubrir aspectos de la realidad que a simple vista pasan inadvertidos y aprender cosas nuevas. El descubrimiento decisivo es el de un estilo de pensamiento nuevo, según el cual ya no se está obligado a respetar y compartir las ideas existentes, sino que se puede rechazar o criticar las que consideran mejorables. Debatiendo, pueden tomarse las mejores decisiones para la comunidad; debatiendo puede llegar a entenderse el mundo.

Los metafísicos aseguran que existe una regla omniabarcante y el nuevo realismo intenta responder la pregunta acerca de si puede existir dicha regla, ya que sólo existe algo cuando acontece en el mundo. Por ello, sólo existe algo cuando acontece en el mundo y por lo mismo, es que entendemos a la totalidad como el ámbito en el que ocurre todo lo que ocurre; sin embargo, nadie puede hacerse una imagen del mundo, por lo que se dice que un día llegamos sin saber de dónde venimos ni hacia dónde vamos y, en cuanto nos acostumbramos al mundo, casi siempre se nos olvida preguntar qué es el todo.

La pregunta nunca es si existe algo, sino siempre “donde” existe algo, pues todo lo que existe, existe en algún lugar donde al final de cuentas, todo sucede en un no-lugar, por lo que nos encontramos en un universo que se localiza en el vacío, en la nada. Sabemos que nuestro país está contenido en el continente americano y que éste está contenido en el planeta Tierra y que ésta, está en el sistema solar y que este sistema está contenido en la vía láctea y ésta a su vez, está contenida en el universo, pero este universo no sabemos en qué está contenido.

De la filosofía, podríamos aprender que el mundo es por completo diferente a como se nos presenta, dudando de todo, incluso de la misma filosofía, ya que en principio los filósofos no creen en nada, en lo absoluto. La filosofía no debería constituir una ciencia secreta elitista, sino un asunto abiertamente público, donde el deber de la filosofía debe ser la de recomenzar desde cero constantemente y en cada ocasión.

Leucipo y Demócrito, comprendieron que el mundo podía entenderse con la razón y de que la variedad de los fenómenos naturales podía reducirse a algo simple. Lo único que existe en realidad son los átomos y el vacío. La combinación de átomos produce la infinita variedad de todas las sustancias que forman el mundo y, así combinando los átomos se obtiene el mundo en su infinita variedad y lo único que cuenta es la forma que adoptan y cómo se disponen y se combinan, sin ninguna finalidad y ningún propósito. Producto accidental que se ha producido a lo largo de un larguísimo período de tiempo.

Es una visión inmensa, ilimitada, simplísima y poderosísima, el saber de una civilización tan grandiosa como la Griega, con Demócrito al frente y, opuesto a Platón y Aristóteles, quienes a su vez interpretaron el mundo en términos finalistas, donde todo lo que ocurre tiene una finalidad, que sabemos es algo muy poco útil para entender la naturaleza, confundiéndose lo humano con otras cosas que nada tienen que ver con lo humano.

La idea del “diseño” se basa en la idea de que la naturaleza está tan bien diseñada y es tan bella que no puede ser fruto del azar y en consecuencia, debe ser obra de Dios. Richard Dawkins llama “analfabetos científicos” a todo aquel que defienda la idea de un Dios creador. Darwin con su teoría de la evolución, socavó los argumentos tradicionales a favor de un Dios creador.

LO INDETERMINADO DE LO DETERMINADO

Las matemáticas se han convertido en la gran máquina pensante de la física. La matemática instruye al físico para que piense en posibilidades más generales y busque la ampliación de sus experiencias, librándola de las limitaciones de los casos especiales. Es la proveedora metódica de leyes formales para la física. En la mayoría de los casos, sin embargo, es el físico quién con ayuda de consideraciones matemáticas, lleva a cabo el proceso y avance generalizador.

El trabajo matemático consiste en encontrar, dados determinados supuestos, lo que sea compatible con ellos. La matemática nos ofrece hechos en conexión lógica; enseñando que hechos pueden seguir a otros hechos dados y por otro lado, cuáles deberán ser excluidos una vez que existe un determinado sistema de observaciones, con independencia de que los hechos existan o no.

Se necesita un instinto especial para saber escoger qué hechos pueden ser coordinados con una determinada conexión matemática y cuales otros con otra, ya que el puro tanteo matemático de nada nos serviría. Sin olvidar que la meta última de la física, se orienta hacia el conocimiento de la naturaleza.

La matemática es el instrumento universal de la física, donde el proceso del conocimiento de la naturaleza transcurre en un intercambio de posibilidad y realidad. La matemática, nos enseña lo que está permitido y lo que está prohibido, pero jamás lo que sea físicamente correcto.

Aún y cuando la situación estructurada que comprobamos hoy en día sea extraordinariamente improbable, la evolución en la naturaleza se realiza según leyes estadísticas, es decir, de manera ordenada. Sin olvidar que hay que prever que lo que finalmente se impondrá en nuestra escala macroscópica, es la evolución de lo más probable. Es decir, que la entropía del sistema que parte de un valor extraordinariamente bajo, se oriente hacia su valor máximo, según nos señala la suprema segunda ley de la termodinámica.

El gran mérito de Boltzmann, es la de haber observado que el crecimiento de la entropía era una consecuencia del “caos molecular”; sin embargo no podemos esquivar el “determinismo” ya que su naturaleza y presencia, parece ser una necesidad lógica de la naturaleza. La existencia del determinismo, procedería directamente de su naturaleza y que por lo mismo, es una cuestión matemática. Sin embargo, hay la necesidad de distinguir “las cuestiones de hecho y las de derecho”. En lo material están las cuestiones de “hecho” y en las del mundo intelectual, se enfrentan las teorías de “derecho”.

El nexo de estos dos universos es fundamental si deseamos entender nuestra relación con el mundo. No considerar uno en beneficio del otro, sería lo que nos llevaría a considerar “de que no se puede demostrar de que algo existe”.

En matemáticas, en la formulación de “existencia”, resulta que los objetos que no existen” tienen propiedades que permiten demostrar cualquier cosa. Cuando no se puede llegar lógicamente a una conclusión, en ese momento, se dice que la “única conclusión obligatoria” es de que tal cosa no puede existir.

Concluimos que “las cosas son”, y que los acontecimientos “se suceden”, pero todo debe estar estructurado por la matemática. Lo que marca un límite a la “contingencia” porque nos lleva, como principio del universo del “derecho” al del “hecho”, viéndonos forzados a aceptar de que “La infinita variedad del mundo está dispuesta y caracterizada para toda la eternidad por algunos teoremas”.

Con esto, no podemos imaginar más que la matemática no puede ser de otra manera que como es y, por lo que la “realidad misma” está delimitada y constreñida por las leyes de las matemáticas. ¿Significa esto que en nuestra ignorancia y en la búsqueda de respuestas, debemos buscar refugio en las mismas matemáticas?

Son muchos los que atestiguan la potencia de las matemáticas y esperan que algún día el mundo en su realidad esté enteramente abierto a ellas. Con lo que podremos decir que hemos dominado la contingencia y que todo será por fin claro y transparente y de que las cosas son así, porque no podían ser de otra manera. Sin embargo, tendríamos que responder a la pregunta obligada: ¿Por qué las matemáticas pueden escapar a la influencia del azar? Y ¿Por qué la matemática no pudo ser de otra manera, diferente a lo que ahora es? ¿Por qué, no es ella misma contingente?

¿Pero además, por qué el universo está construido con arreglo a ciertas leyes físicas y no otras? Los científicos no sabrían responderte. Einstein, comentó alguna vez que lo que realmente le interesaba es si Dios tuvo alguna elección al crear el mundo. Para él, el propósito de la empresa científica, no era sólo para conocer cómo es la naturaleza y cómo se llevan a cabo sus transacciones, sino también alcanzar en la medida de lo posible, a conocer por qué la naturaleza es así y no de otra forma.

Estamos empezando a descubrir leyes que cada vez se hacen más coherentes y universales y ello, no es simplemente un accidente, que existe una belleza en estás leyes y que reflejan algo que está incorporado en la estructura misma del universo a un nivel muy profundo.

Podemos preguntarnos, ¿acaso la matemática no está únicamente determinada por la lógica y en ella, es posible también que se dé lugar a lo arbitrario? ¿Los objetos matemáticos, tienen existencia independiente de manera que toda proposición referente a ellas, debe ser falsa o verdadera, sin importar el hecho de que sean demostrables o no? ¿Sólo existe una matemática legítima, la que da cuenta exacta de todas las propiedades posibles? Con lo que ¿Podemos construir proposiciones indecibles pero verdaderas? O bien ¿Considerar que las matemáticas sólo tienen existencia operativa? Ya que lo indecible, se refiere a una cuestión sin respuesta, que no puede resolverse y no podemos decretar la respuesta; tal vez porque la pregunta no debe formularse con la impresión de que podemos conocer los secretos de la naturaleza y extraer de ella verdades eternas. En el momento del descubrimiento, no dejamos de ver las cosas como son; es decir, que el misterio con esto al fin se ha disipado.

Sin embargo y a pesar de todo, uno no puede sino sentirse invadido por la duda y, en base a que las matemáticas no dependen únicamente de algunas intuiciones geniales, emergen nuevas preguntas: Si las circunstancias y las necesidades que había que satisfacer hubieran sido diferentes, ¿No habría sido diferente la matemática? ¿Existe acaso un itinerario obligado, con un desarrollo lógico, que nos dirige hacia un fin? Ya que allí donde observamos un camino indicado a seguir, tal vez sólo sean las huellas de un camino generado por la marcha del azar.

Las matemáticas parecen poseer el asombroso poder de explicar cómo funcionan las cosas, porqué son como son y qué nos revelaría el universo si fuésemos capaces de escucharlo. Sin embargo, el modo en que nos vemos a nosotros mismos, se halla íntimamente relacionado con lo que sabemos. Las matemáticas expresan verdades universales que influyen en nuestra manera de pensar y de sentir y, es el mejor modo de construir sociedades. Donde en el nivel fundamental, la naturaleza prefiere la belleza.

Las matemáticas, tienen gran relevancia para las ideas filosóficas que constituyen el fundamento de la sociedad. Cantidad y cualidad son aspectos inseparables; científicos y filósofos, buscan las respuestas fundamentales de la existencia, donde los valores cuantitativos contribuyen a entender los problemas cualitativos.

Los instrumentos matemáticos no pueden sustituir los conocimientos, no obstante, son capaces de proporcionar perspectivas nuevas y necesarias. No consiste tanto en operar con números como en asumir un modo de pensamiento y plantear cuestiones que nos permitan percibir el sentido de su verdadera naturaleza.

Una parte importante de la física moderna no se basa en la medición, sino en la experimentación mental. Los experimentos mentales son posibles como ejercicios prácticos y es que, la clave de un experimento mental está en que no es necesario llevarlo a cabo realmente, ya que toda la información necesaria se encuentra ya ahí en los escondrijos ocultos de la conciencia, nos dice C. P. Snow.

¿Cuál es la naturaleza de la verdad? La gente busca las respuestas en Dios y los matemáticos en las ecuaciones.

Precisamos de las matemáticas para poner cierto orden en la confusión. Verdad y belleza son dos caras de la misma moneda. Pero la verdad puede contradecir la intuición.

El engaño de la observación y los azares de la predicción, convierten en un reto el sentido de la información. Pero permiten contemplar con una gran claridad a las matemáticas en una extraordinaria gama de cuestiones, en muchas de las cuales son invenciones políticas y sociales de las más apreciadas por la sociedad; es como un lenguaje que nos autoriza a traducir la complejidad del mundo en pautas manejables.

Cuando ya no podemos predecir de forma segura, cuando el pasado no determina el presente o cuando la serie de observaciones no pueden ser más resumidas, podemos decirnos que domina el azar y que sólo con el manejo de las probabilidades, reconoceremos los grados de incertidumbre y poder evaluar la parte azarosa que pueda esconder el futuro.

La “ciencia positivista” de Auguste Compte, significa ciencia numérica. El gran auge del pensamiento estadístico se manifiesta claramente en que el desarrollo y crecimiento de un estilo de raciocinio, es una cuestión no sólo de pensamiento sino también de acción.

Se observa a menudo que basta con una pequeña intervención, quizá debida al azar, es decir imprevisible, cuando comienza el desarrollo de un fenómeno complejo, para que el resultado sea muy distinto a lo que se esperaba. Por eso será siempre imposible prever el tiempo con mucha antelación, porque, para ello, sería preciso poder tener en cuenta todos los hechos que influyen en ese tiempo, incluidos los que se producen al azar, cosa claramente irrealizable. Es lo que se conoce como sensibilidad a las condiciones iniciales, que nos dan la principal característica de los fenómenos caóticos.

La física de no equilibrio y la dinámica de los sistemas dinámicos inestables asociados a la idea del caos, nos conduce a la autoorganización y las estructuras disipativas, caracterizados por un tiempo unidireccional y la irreversibilidad.

Con la sola ayuda de las leyes de la dinámica, en el determinismo, los procesos se hacían inteligibles. En cambio ahora, con la irreversibilidad del tiempo, podemos decir que estamos en la base de una multitud de fenómenos incluyendo remolinos y huracanes en la atmósfera, donde el tiempo juega un papel fundamentalmente constructivo. En todo movimiento que subvierte un orden establecido, nadie tiene la información completa.

Los sistemas inestables conducen a una nueva formulación de las leyes fundamentales de la física y las leyes de la naturaleza, expresadas en posibilidades, donde cobran un nuevo sentido y en una transformación, en la descripción de la naturaleza.

Tanto en la interpretación clásica determinista, donde “la medición” se corresponde con una “rotura de simetría” en el tiempo (pasado y futuro) y en la mecánica cuántica, tenemos leyes fundamentales que expresan posibilidades, no certidumbres, con acontecimientos no deducibles de las leyes, pero que actualizan sus posibilidades.

En 1963, se demostró que “la hipótesis del continuo” no es demostrable como tampoco lo es su negación; se trata más bien de un “indecible”. Existen hechos no reducibles a un estudio teórico consistente, por falta de principios básicos en que apoyarse; de la misma forma, puede darse el caso de que principios lógicos formulados con claridad, conduzcan a conclusiones que caigan fuera, en su totalidad o parcialmente, del ámbito de hechos actualmente accesibles a nuestra experiencia. Toda paradoja tiene un marco más amplio donde encuentra su explicación.

El examen de las características de la vida en la Tierra, conduce a una visión organísmica e histórica, que acepta una fuerte dependencia del entorno físico, donde la prudencia elemental nos lleva a pensar que una porción pequeña del sistema no puede entender completamente el sistema entero.

Caracterizar los ecosistemas como sistemas físicos, nos obliga a observarlos en sus propiedades generales; especialmente en su autoorganización, donde se dice que su extraordinaria capacidad creativa viene de las mismas restricciones impuestas por dichas leyes físicas. Destacando el carácter sistémico de la Tierra, donde su capacidad de autoregulación deriva de la vida misma.

Lo más importante en la naturaleza es su tendencia a aumentar la información, con una selección natural que nos lleva a estructuras más complejas, donde el valor de dicha información se potencia a sí misma, pero donde todas las cosas operan entre límites. Donde la supervivencia depende de la capacidad de obtener información con poco gasto energético, así como de irla enriqueciendo hasta que simplificaciones debidas a perturbaciones externas, imposibles de prever por su dinámica azarosa, abren posibles vías de exploración en su generación de organización.

Riemann, fue el primero en afirmar que la naturaleza encuentra su ámbito natural en la geometría del espacio multidimensional, donde el hiperespacio no tan solo simplifica las leyes de la naturaleza, sino que posibilita argumentos puramente geométricos.

Los métodos tradicionales reduccionistas, no pueden resolver problemas complejos como los que se dan en climatología, ecología, economía y sociedad. Cuanto más estudiamos los principales problemas de nuestro tiempo, más nos percatamos de que no pueden ser entendidos ni resueltos aisladamente; por ser problemas sistémicos complejos que están interconectados y son interdependientes.

Una ciencia muy inexacta; ¿No es ciencia? Las ecuaciones de equilibrio constituyen el centro de nuestra disciplina; otras ciencias, como la física o incluso la ecología, ponen en comparación más énfasis en la determinación de las leyes dinámicas del cambio. El dinámico mundo de hoy se rige por una disciplina que no sabe qué hacer del dinamismo.

La economía es una ciencia incierta. El pensamiento económico actual basa sus conceptos en la física de Newton, con entidades fijas y aisladas en equilibrio que se mueven de modo uniforme en un espacio homogéneo e infinito. Las relaciones económicas que parecen perfectamente sólidas en teoría, no siempre valen en la práctica.

En nuestros días, todo el conjunto de las matemáticas y la mayor parte de las ciencias, están compuestas de teorías. De aquí que la “Metateoría”, o “teoría de las teorías”, resida en la base del análisis de las matemáticas y la ciencia. Esta disciplina estudia asimismo las relaciones entre las teorías, en lo que se refiere a su estructura y generalización. La mayor parte de las teorías han demostrado ser incompletas e indecibles, cosa que, muy lejos de constituir una derrota de la razón, sugiere unas posibilidades ilimitadas para la expansión del campo de lo racional.

Una teoría, ya sea matemática o empírica, cuenta con determinadas características formales que la diferencian de un mero conjunto de opiniones. Una teoría que tenga contenido factual, no solamente planteará problemas de carácter “metamatemáticos” o relacionados con la teoría de modelos, sino también de otros tipos, como pudieran ser: Semánticos, epistemológicos, metodológicos, pragmáticos, etc.

Después de todo, la “Metateoría” es la “conciencia” de la ciencia teórica y constituye una prueba para la filosofía. Solamente una filosofía que dé cuenta de la naturaleza y papel central en la ciencia contemporánea, merece ser tomada en consideración.

¿QUÉ ES LA VIDA?

¿Qué es la vida, y cuál es su origen? Sin responder a estas preguntas, no puede haber ninguna concepción biológica del mundo sólida y ni siquiera una concepción más primitiva sería posible de establecer.

Oparin, nos dice que estos cuentos inocentes acerca del origen repentino de las cosas, de los animales y de las plantas a sugerencia de los creacionistas, donde aparecen como ya hechos y como seres organizados, descansan en la ignorancia y en una interpretación simplista de la observación superficial de la naturaleza que nos rodea.

El problema del origen de la vida se reduce a saber cómo pudo surgir repentinamente esa sustancia especial, dotada de todas las propiedades de la vida. ¿La vida se formó a partir de elementos inanimados? ¿Se dio acaso de forma casual? ¿Los elementos esenciales para la formación de las moléculas extraordinariamente complejas, y con todos los atributos de la vida, se combinaron solos? ¿El acontecimiento más importante de la vida fue puramente casual? ¿Y en consecuencia, no es posible obtener respuestas a las preguntas que nos podamos plantear? Esta explicación, está en claro también, que no explica absolutamente nada.

Si ahora podemos hablar de revolución biológica, es porque la biología molecular redujo fuertemente el misterio y lo sobrenatural que existe en el funcionamiento del ser vivo.

Los seres vivos constituyen estructuras históricas, ya que pueden guardar memoria de formas y funcionamientos que se conquistaron en la antigüedad remota, durante el largo período de la evolución biológica. El funcionamiento de los seres vivos está basado en condiciones muy alejadas del equilibrio.

Podemos ver que hasta los seres vivos más simples tienen una estructura tan compleja que no pudieron surgir de repente y, que debieron haber sufrido transformaciones prolongadas y sucesivas. De aquí que haya que recurrir al estudio de estas transformaciones en la historia y desarrollo de nuestro planeta.

El problema es la de analizar los datos proporcionados por la ciencia, aceptando el principio de desarrollo evolutivo de la materia y, descubrir las leyes que han surgido sucesivamente en el proceso evolutivo terrestre que han determinado su devenir. ¿Acaso podamos decir que la vida no es sino una forma especial de la existencia de la materia? Sabemos que la materia nunca permanece en reposo, sino que se mueve constantemente, se desarrolla y se eleva a peldaños cada vez más altos o más complejos y podemos decir también, que quizá más perfectas, adquiriendo nuevas cualidades, desconocidas con anterioridad.

Podemos ver y casi convencernos de forma patente, de que en aquellos primeros tiempos, en la tierra, las poblaciones eran distintas a las actuales y de que conforme más avanzamos en la profundidad de los siglos o milenios pasados, las poblaciones son cada vez más simples y menos diversas. Se pasa de lo simple a lo complejo, de lo menos eficaz a lo más eficaz. ¿La historia del universo es la historia de la materia que se organiza? ¿Acaso podemos concluir que la vida no es más que un determinado peldaño, de los muchos que se dan en la naturaleza y, que surge del desarrollo histórico de la materia? ¿O acaso es inasequible dicho conocimiento al mundo real en que nos desarrollamos? ¿O, sino y en cualquier caso, no lo hemos alcanzado a entender todavía y es por ello que nos es también desconocido?

Sin embargo, el cerebro es mucho más complejo que un ordenador y éste, carece de muchos de los ingredientes que tiene el cerebro humano y que son absolutamente básicos para su funcionamiento. No se puede comparar en absoluto la complejidad cerebral con ninguna máquina diseñada por el hombre.

Podríamos de todo esto preguntarnos: ¿A qué nos podría obligar algo desconocido? Ya que en consecuencia, no puede servirnos ni de consuelo, redención u obligación. Pero sí, por otra parte, podemos ver que el “mundo verdadero” del “creacionismo”, es una idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga; es una idea que se ha vuelto inútil y superflua. En consecuencia, es una idea que ha sido refutada. Por lo que debemos eliminarla, en la consideración de que al eliminarla, siendo posiblemente lo verdadero, estamos eliminando también el mundo aparente.

La sabiduría convencional es inaplicable para nuestro entorno moderno, complejo y recursivo, donde debemos entender que recursivo significa que el mundo en que vivimos, tiene un mundo creciente de “bucles de retroalimentación” que hacen que “los sucesos sean causa de más sucesos”, con lo que se generan bolas de nieve y ciertos efectos arbitrarios e impredecibles.

Para Heisenberg, el mundo está construido como una estructura matemática, no como una estructura material. En consecuencia, no sirve de nada preguntarse a qué se refieren las ecuaciones de la física matemática, porque no se refieren a nada más allá que a ellas mismas.

Más allá de la última respuesta a un problema, siempre existe otra. El objetivo de la ciencia es descubrir un esquema que pueda relacionar los hechos observados de forma consistente y con óptima simplicidad. En el nivel fundamental, el mundo es inequívocadamente no local. Lo que significa que éste responde como un todo y cambia y evoluciona como un todo

Nuestros antepasados, pasaron más de cien millones de años como mamíferos no pensantes y actualmente, pensamos mucho menos de lo que creemos. Y

generalmente nuestro razonamiento lo utilizamos para cosas secundarias y sin importancia. Tendemos a aprender lo preciso y no lo general, sin reglas, sino hechos y sólo hechos, desdeñando lo abstracto.

Sin considerar que cuanto más y mejores preguntas te establezcas, más acertadas, concretas, directas y certeras serán las respuestas y, más podrás indagar y profundizar en cualquier tema elegido. Creces en tu conciencia y con esto, remueves partes de tu ser, que va tomando sentido al hacer que aparezcan nuevas preguntas y con esto, el crecimiento continúe.

Se necesita lo que se conoce como “meta cognición”, es decir conciencia de nuestra falta de conciencia.

Muere el viejo mundo, nace uno nuevo al que domina un bípedo oportunista que conquista el planeta. Inventa el arte, el amor, la guerra y se interroga sobre sus orígenes. La evolución es asunto de acontecimientos y estos, suelen ser medioambientales.

Nuestros genes y la composición química de nuestras células, es un fragmento pequeño del océano primitivo. Hemos guardado en nosotros el medio del que salimos. Nuestro cuerpo relata la historia de nuestros orígenes. Se dice que las leyes de la naturaleza están amañadas a favor de la vida. Pero ¿Qué procesos químicos pueden transformar la materia inerte en materia viva? El hecho de que se haya dado, ¿Acaso significa que la vida, es parte del orden natural de las cosas? O que ¿La vida fue un accidente anómalo de la química, con la posterior emergencia de organismos complejos conscientes, como resultado puramente fortuitos en una lotería cósmica?

Muchos fenómenos maravillosos han emergido en el universo, pero por sorprendentes que estas cosas puedan ser, el fenómeno de la vida es más notable que todas ellas en su conjunto.

Para la física, los organismos vivos son todo un misterio que no puede explicar. Que la vida es un asunto incierto, una consecuencia de ciertas felices coincidencias en la estructura matemática subyacente del universo.

Para muchos, la vida es tan extraordinaria en sus propiedades que merece ser descrita como un “estado alternativo de la materia”. Sabemos que la vida es un fenómeno químico, pero el secreto de la vida realmente procede de sus propiedades de información. Es “un complejo sistema de procesado de información”.

Sigue habiendo una enorme laguna en nuestros conocimientos y aún estamos muy lejos de comprender el “cómo” y, mucho más lejos de comprender el “porqué”. No es ignorancia solamente, sino que es una “laguna conceptual” importante, ya que nos falta “comprender el tema global”.

Para otros, simplemente la vida está abocada a aparecer por las “condiciones correctas”, lo que significa que “algo verdaderamente sorprendente” está sucediendo en el universo, algo que tal vez tenga “profundas implicaciones filosóficas”. Por lo pronto, es necesario aceptar que el estudio del origen de la vida está exigiendo nuevas ideas, incluso si son estas radicales, pero que nos permitan seguir en nuestra tarea, sin preocuparnos de que una franca admisión de ignorancia pueda socavar los posibles financiamientos. No se da ningún crédito haciendo afirmaciones exageradas, simplemente para consumo público, sin ver que “la ignorancia” proporciona motivaciones mayores que la certeza.

BIOGÉNESIS.-

En la “Biogénesis” no cabe duda de que hay implicado “Algo profundamente sorprendente”, puesto que pone a prueba las bases mismas de la ciencia y nuestra “visión del mundo”. Para esto hay que empezar por tener “Una profunda comprensión de la naturaleza de la vida”.

A medida que se eleva la temperatura de un líquido, en cierto punto sus moléculas súbitamente se “autoorganizan” disponiéndose en celdillas hexagonales que por su estructura tienen similitudes con procesos que operan en las células vivas, concluyendo de que si en la dinámica de fluidos era posible ese espectacular caso de “autoorganización”, tal vez fuera igualmente posible en la química y en la biología.

La vida es tan sorprendente que de algún modo evade la segunda ley de la termodinámica, considerada “La más fundamental de todas las leyes de la naturaleza”, la cual describe una “tendencia universal” hacia la degeneración de todas las cosas. Contrariamente a lo que suele creerse comúnmente, estar vivo es antinatural. Lo cierto es que toda vida existe desafiando la ley más fundamental del universo y no en conformidad con ella. Utiliza el principio de conservación de energía, para contrarrestar su irreversible degradación.

Para que un organismo se mantenga a sí mismo alimentándose de información negentrópica, debe aproximarse en ciertos aspectos a un sistema cuántico. La comunicación instantánea y multidimensional sugiere que el tipo de orden que caracteriza a los sistemas cuánticos, también se aplica a los sistemas en el ámbito de la vida. En un entorno hipercomplejo, imposible de entender y gobernar para la mente humana individual, las personas seguirán vías simplificadas y utilizarán interfaces diseñadas para entender, al reducir dicha complejidad.

El hombre solamente provee las fuerzas motrices de la historia. Pero sus necesidades y sus pasiones, malas y buenas, no son cantidades invariables, ya que en el curso del desarrollo humano, las pasiones fundamentales se transforman, se reducen y se extinguen, mientras que otras nacen y crecen.

Debemos admitir que a pesar de vivir el hombre en la naturaleza, las causas determinantes de su evolución, es bastante claro que el hombre, tanto física, intelectual o moralmente sufre de manera inconsciente pero profunda, la acción del medio ambiente en el cual vive.

La acción del medio ambiente no es solamente directa, sino que también es indirecta y “retenida en una subordinación de los órganos”, conocida como “Ley de correlación”, donde un simple cambio en las costumbres que someta a uno o varios órganos a un uso desacostumbrado, tiene a veces, como consecuencia, modificaciones profundas en todo el organismo. Ballenas y delfines, antiguos mamíferos terrestres, encontraron en el mar una alimentación más fácil y abundante y se transformaron al adaptarse.

Algunos procesos de desarrollo son completamente ajenos al control genético, los cuales podrían ser esclavos sumisos cumpliendo órdenes del resto del organismo y del medio en que viven. El organismo es un sistema integrado, donde procesos autónomos se abarcan en todos los niveles simultáneamente. Surgen correlaciones, de largo alcance, no lineales, casi instantáneamente, heterogéneos y multidimensionales. La coordinación de las funciones ocurre por medio de una transferencia de información casi instantáneamente entre los grupos o conjuntos.

Admitamos que “El problema fundamental” de la Biogénesis es el de saber de dónde procede “La información biológica” utilizada, ya que la vida “Debió haber sido desencadenada de algún modo, por la misma “organización de esta información”. ¿Vivimos en un universo “Bioamigable” de un carácter “Asombrosamente creativo” y Todo esto derivado por la “Organización de la información”?

Según Gödel, un sistema lógico nunca es suficiente para su propia descripción. La evolución a su vez se traduce por un aumento de la complejidad. Los límites de la vida no pueden dejarse al azar, están prescritos en el programa que “Desde la fecundación del ovulo, fija el destino genético del individuo”.

La evolución es el resultado de una lucha entre lo que era y lo que será; entre conservación y revolución; entre la identidad de la reproducción y la novedad de la variación. Solamente a partir del momento en que un objeto está sometido a la selección natural, merece el nombre de organismo. Donde la marca de lo viviente se ve en la facultad de reproducirse.

La llamada “Ilustración” condujo a una exaltación de la razón al comprender cuán poderosa herramienta es para estudiar la naturaleza: La razón ha dado de sí todo lo que podía dar y hay que buscar otra cosa para ponerla en su lugar… Un científico es un buscador de la verdad.

La certidumbre completa está más allá de su alcance y, muchas cuestiones cuyas respuestas quisiera encontrar yacen fuera del universo del discurso de la ciencia natural.

Los seres humanos son el resultado de la interacción de genes y ambiente; pero es el entorno y no los genes, el elemento clave de nuestros actos. Simplemente no tenemos los suficientes genes para que esta idea del “determinismo biológico” sea cierta. La maravillosa diversidad de la especie humana no está integrada en nuestro código genético.

Nuestro entorno es decisivo. La importancia del ADN queda minimizada. Cuanto más destapamos el genoma, más vulnerables a la experiencia resultan ser los genes.

Al conseguir sintetizar sustancias orgánicas de sustancias inorgánicas, se demostró que la vida no era necesaria para hacer sustancias orgánicas y se puso fin a la idea de que las sustancias químicas orgánicas eran diferentes, haciendo innecesario postular tipos distintos de materia.

Ahora sabemos que los átomos se reciclan continuamente a través de la biosfera, dentro y fuera de los organismos vivos.

Genealógicamente, todos descendemos de un antepasado común muy reciente que vivió hace sólo 150,000 años, mientras que nuestro último ancestro común con el chimpancé, vivió hace al menos cinco millones de años. La mente humana es demasiado compleja para ser fruto de la selección natural. Y todas las razas humanas tienen capacidades mentales similares, donde para Darwin: Entre la conducta humana y animal existen más semejanzas que diferencias.

El hecho de que dos animales sean distintos no significa que no puedan también ser similares. ¿Sería perverso sostener que las personas no difieren de los simios? La diferencia es de grado no de clase: Es cuantitativa, no cualitativa. La unicidad no es exclusiva. Tanto la semejanza como la diferencia, pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Las dos coexisten.

Cuando dos especies muestran una conducta similar, esto nos revela menos acerca de su antepasado común y más acerca de las presiones del ambiente que las moldearon.

Vivimos tan lejos de nosotros mismos, que ignoramos casi todo lo que sucede en el horizonte de nuestro ser. Nuestros órganos son cómplices místicos de un ser superior y, todo lo que pudieron decirnos es nada en comparación de lo que tiene lugar y, de lo que nuestro cuerpo no ignora.

Básicamente estamos hechos de bacterias y somos recipientes de bacterias. El hombre no ha cambiado como ser biológico, pero como ser animal social, vive transformándose cada vez de forma más acelerada.

El mundo está repleto de fenómenos que podríamos considerar diversos y complejos. Donde ciertos aspectos de la naturaleza, son regidos por las leyes del azar. La Tierra se regula a sí misma… así el contenido de oxigeno de la atmósfera terrestre, se ha mantenido notablemente estable por millones de años.

La capacidad de entender las leyes de la naturaleza y de aplicarlas, es fundamental para las personas y la sociedad en que se vive. Desde la perspectiva multidimensional, la ciencia debe contemplarse como una parte esencial de la persona, en conexión íntima con sus otras facetas, porque surge del dialogo permanente con el mundo en que los seres humanos están inmersos y necesariamente implicados.

La ciencia progresa gracias a un balance entre lo abstracto y lo concreto. Aunque las formas de la creación son muy variadas, se repiten pautas y estilos análogos. La búsqueda de conocimiento, es la más noble y más significativa de las empresas humanas. Pero ¿Estamos aquí, sólo para imaginarnos porqué estamos aquí? ¿Podemos aprender todo lo que hay por conocer?

¿DETERMINADO O INDETERMINADO O AMBOS A LA VEZ?

Toda ciencia presupone el principio de la causalidad universal o determinismo. Toda la experiencia basada en la vida práctica, se sustenta en la creencia también de que esta presunción es satisfecha, al menos en la medida en que es necesaria en la vida práctica, en los contactos personales y en la misma naturaleza.

El principio de causalidad es equivalente a la tesis del determinismo y que sabemos por experiencia, que es correcto: “al menos para todos los fines prácticos”; aunque quizá no para “Absolutamente, todos los sucesos” y en “Todas las partes y sin la más ligera excepción”. Dudas que han sido sembradas, con la aparición de la “Mecánica Cuántica”.

El problema es discutible, pero sólo con argumentos empíricos, mientras que el pensamiento especulativo en estas cuestiones, no puede usar más que “Pseudo argumentos”. La idea intuitiva del determinismo es la de que:

“AUNQUE EL ESPECTADOR NO CONOZCA EL PASADO, TODO SUCESO FUTURO, SIN EXCEPCIÓN, PODRÍA EN PRINCIPIO CONOCERSE CON CERTEZA

EN UN MUNDO DETERMINISTA, EXACTAMENTE COMO PODEMOS CONOCER EL PASADO, PUESTO QUE EXISTE EN EL MISMO SENTIDO EN EL QUE

EXISTE ESTE PASADO”.

La mirada determinista nos dice que lo que hoy es ley, lo fue ayer y lo será mañana; de que podemos prever los comportamientos básicos de la naturaleza y donde el tiempo es irrelevante.

Donde el sentido común nos hace ver también que “Todo acontecimiento es causado por otro acontecimiento y de que este acontecimiento puede ser predicho o explicado”.

De todo lo anterior podemos preguntarnos: ¿El futuro está dado de antemano y no lo podemos cambiar o está en perpetua construcción? ¿El tiempo es el elemento fundamental de nuestra existencia? El determinismo no autoriza distinción alguna entre pasado y futuro.

De que en el nivel fundamental de la naturaleza, el tiempo no presenta dirección alguna. Lo cual se ha convertido en motivo de fe y, como la expresión de un conocimiento ideal, objetivo y completo.

La imagen del mundo determinista es fría e impersonal. Tiene que ser aceptada tal como es, no porque nos guste, sino porque así es como el mundo funciona, nos dice el premio Nobel, Steven Weinberg.

Que la física se hace mejor sin prejuicios, ya que en cualquier momento hay tantas cosas que podrían hacerse, tantos prejuicios aceptados que podrían ponerse, que sin alguna guía de nuestros prejuicios, no haríamos nada en absoluto. ¿Tal vez sea por qué los principios filosóficos no nos han proporcionado, en general, los prejuicios correctos?

La mirada filosófica advierte que hay indeterminación en el mundo, de que existe la historia en todo y que no siempre lo que nos sucedió antes determina lo que nos sucede hoy o nos puede suceder mañana y por lo mismo, de que el tiempo sí es relevante.

Surgiendo de esta manera una ciencia que ya no se limita a situaciones simplificadas, sino que nos enfrenta a la complejidad del mundo real: Una ciencia que permite la creatividad y la evolución, que es la expresión singular de un rasgo fundamental y común en todos los niveles de la naturaleza.

¿Podemos hacer y dar una descripción evolucionista a los fenómenos físicos?

El determinismo científico es el resultado de substituir la idea de Dios por la de la Naturaleza y, la idea de “ley divina” por la de “ley natural”, donde la naturaleza o las “leyes de la naturaleza” son “omnipotentes” y donde todo se fija de antemano y donde éstas, pueden ser descubiertas por la razón humana, ayudada por la experiencia, con lo que si conocemos las leyes de la naturaleza, podemos predecir el futuro a partir de los datos actuales y por métodos puramente racionales.

Podemos concluir además de que: “Si todo suceso en el universo está predeterminado, si sucediera la existencia de un solo suceso que no estuviera pre determinado en el futuro, debemos rechazar el determinismo”. Este solo suceso, que no pudiera predecirse por medio de los cálculos basados en las leyes naturales y a los datos que existieran inicialmente o del pasado, habría que rechazar el “determinismo científico”:

La doctrina metafísica del determinismo afirma que todos los sucesos de este mundo son fijos, o inalterables o incluso predeterminados, de que el futuro es tan inalterable e inmutable como el pasado, e incluso si el mundo no diera señales de ser predeterminado, el futuro podría seguir estando predeterminado, e incluso ser conocido para quién tuviera la capacidad de hacerlo; e incluso aunque el mundo tuviera una apariencia totalmente regular, esto no establecería que no existiera algún suceso no determinado de algún tipo.

Podemos agregar también que la falta de contrastes o de contenido empírico es indicativa de debilidad lógica y no necesariamente de falta de sentido. Con lo que una doctrina puede ser demasiado débil lógicamente, como para ser contrastada, y decirse de ella que contiene sólo lo que es común a las diversas teorías.

Fue el éxito de las leyes deterministas de Kepler y de Newton, lo que llevó a la aceptación casi universal del determinismo científico. Sin embargo Newton no explicó “nada” sino que dio una nueva forma de “definir y analizar” los cambios en el movimiento.

Al hacerlo, convirtió los viejos hechos en nuevos conocimientos, englobando diversos fenómenos bajo dos o tres leyes del movimiento; aunque las causas de dichas leyes no se hayan descubierto, Newton ofrecía certeza absoluta de sus métodos y el que la física y todas las demás ciencias se hicieran precisas, cuantitativas y predecibles.

Sin embargo, el tiempo nos ha enseñado que el universo es un lugar mucho más extraño de lo que imaginábamos, abriendo una brecha entre lo que se observaba y lo que se podía explicar con sus leyes deterministas.

Y todavía, muchas personas consideran que otras disciplinas sólo son científicas en la medida en que puedan seguir las pautas indicadas y marcadas por Newton.

Podemos preguntarnos: ¿Los hechos se suceden al azar o el mundo marcha siguiendo ciertas reglas que podemos descubrir y utilizar?

Lo cierto es que la búsqueda de sentido forma parte de la vida humana. Buscamos las regularidades del mundo para utilizarlas en nuestro beneficio. La búsqueda de sentido se hace con miras a una acción; acción que descansa en un número casi infinito de reglas comprobadas en el pasado y proyectadas al futuro, reconociendo en el presente, las situaciones a que dichas reglas se aplican.

Decir que el mundo no tiene sentido, significa que no discernimos en él ninguna regla, que no comprendemos el pasado y que no podemos predecir el futuro. Todas estas reglas, ¿o Leyes? constituyen el sentido que damos al mundo. ¿Existe realmente el azar o somos víctimas de una ilusión?

Tal vez se trate de una idealización de la realidad y hay que tener conciencia de que no podemos construir series numéricas verdaderamente aleatorias, de que los ordenadores más poderosos son incapaces de reproducir las propiedades del azar y, de que hay que ir a buscarla donde ésta se encuentra, es decir, en la naturaleza.

Es imposible decidir sobre la cuestión del determinismo o del indeterminismo en el universo en que vivimos, simplemente especulando, pesando el número de argumentos a favor y en contra, ya que éstos no serían más que pseudo-argumentos sin ninguna validez.

Sabedores del problema podremos apreciar la habilidad con que la naturaleza se esconde ante nosotros, especialmente cuando utiliza el azar para disimularse o para pasar desapercibida.

Sin embargo, la misma evolución de la “función de onda” en mecánica cuántica, es “determinista” y se representa con la “ecuación de Schrödinger”; lo mismo que en la física clásica de Newton, utilizamos aproximaciones y consideramos que al menos momentáneamente algunos subsistemas están aislados, con lo que el “medir una magnitud física” significa transferir de lo puramente determinista a lo puramente probabilista, con lo que el resultado de “la medición” se da como un acto de “echar suertes”.

En mecánica cuántica, medir es echar suertes. Pero ¿Quién es el que echa suertes en la naturaleza? ¿Estamos ante una ilusión?

La verdad es que sólo tenemos acceso a ciertas variables que determinan el estado del sistema que estamos estudiando, pero ¿será posible de que si tuviéramos acceso a todas ellas podríamos predecir la evolución del sistema y el resultado de cualquier medición? ¿Será posible que ciertas variables se nos estén ocultando y con esta ignorancia se crea la ilusión del azar?

Una serie infinita se llamará “contingente”, si no se le puede definir de manera más económica que transcribiéndola completamente y de que la serie continúe siendo contingente, además de que los primeros términos de la serie aparezcan también como contingentes o sea, de que no puedan anotarse de forma sintetizada o más económica.

Una serie es contingente en el sentido de Kolmogorov, con la formulación de un mundo en el cual “la única regla es de que no hay reglas”. Se trata de una construcción puramente lógica, en la que el azar, en el sentido de las probabilidades, no tiene ningún lugar.

En este punto, se prefiere llamar a la serie “contingente” en lugar de “aleatoria”. En realidad, estas series son aleatorias en el sentido de que no pueden encontrarse procedimientos para adivinar un término de la serie partiendo de las anteriores; tampoco podemos encontrar un procedimiento para sintetizar la información contenida en sus primeros N términos, es decir, de que tales series no son obtenibles como consecuencia de tiradas independientes, siguiendo una ley dada como requiere el modelo clásico de la teoría de probabilidades.

Kolmogorov, introdujo el empleo de la “entropía” como instrumento de análisis en este tipo de cuestiones. Donde cada nueva inserción de información en la serie, disminuye la entropía, en tanto que en cada sucesión dada de símbolos incoherentes, la aproximan a uno.

Con esto, podemos decir que una serie es “contingente”, si la entropía de los N primeros números permanece próxima a uno; es decir, la comunicación que nos dan los primeros N números de la serie necesitan un poco menos de N casillas o bits para su alojamiento.

Con la “contingencia” y el “caos”, se trata de una nueva revolución de la ciencia que está cambiando sustancialmente el concepto de la naturaleza y, subvierte los principios y metas clásicas del pensamiento común. Esta revolución se da en el tiempo en que se presentó la maduración de los métodos que permitieron conceptualizar a los conjuntos complejos, observándose a la vez, la erosión del determinismo de las ciencias naturales y, el perfeccionismo de la estadística en un proceso supremo de acomplejización, lo que permite dar cuenta de aspectos cada vez más detallados de los fenómenos. Es una valiosísima contribución a la historia de las ciencias y las ideas.

Las series engendradas mecánicamente por una regla de iteración, representan un mundo puramente determinista, en el cual el futuro es previsible exactamente partiendo del pasado. Desde el otro extremo, las series contingentes que atestiguan un mundo totalmente desprovisto de sentido y en el que la única regla es que no hay reglas y, en el que nunca se podrá arrancar del pasado ninguna certeza sobre el futuro.

Con esto, surge otra racionalidad, donde el mundo rechaza toda regla determinista y se pliega dócilmente al cálculo de las probabilidades. Series para las que nunca se puede prever el resultado de una tirada individual, pero que es accesible a las predicciones estadísticas y que además, aparece en el polo contrario del modelo determinista.

Donde, a medida que nos alejamos de uno de estos dos polos, nos aproximamos al otro.

Si la realidad última está descrita por el cálculo de las probabilidades, el mundo estará sometido a las leyes de la estadística. Se dice que son hechos independientes y preñados de incertidumbre en la escala microscópica, para obtener una casi certeza en la escala macroscópica.

En la matemática, no hay ningún lugar para la contingencia. Todo es cierto o verdadero por necesidad; no hay ni comprobación de hechos ni argumento de autoridad.

Las matemáticas están plagadas de conjeturas, es decir, de cuestiones que están en suspenso y que esperan a veces desde hace siglos, que sean resueltas, con la posibilidad de que nunca lo hagan. Pero en cada etapa hay una ambigüedad: si una proposición es indecible, su contrario también lo es; según lo que se elija, se obtienen dos matemáticas diferentes y, dotadas ambas de una perfecta coherencia interna, pero incompatibles entre sí.

Así, firmándose la existencia de una infinidad de matemáticas distintas, todas derivadas de una misma necesidad.

El principal objetivo de la física no es proporcionar imágenes, sino formular leyes; pero si existe una imagen, tanto mejor, aunque el que exista o no una imagen es una cuestión de importancia secundaria, nos señala Paul Dirac. Pero para René Thom, “La discontinuidad es tanto la norma como la excepción”. Y en su “Teoría de catástrofes”, tiende a desafiar a los científicos a cambiar su forma de pensar sobre procesos y sucesos, en muchos terrenos de la ciencia.

Había pensado profundamente sobre el orden de la naturaleza y, cómo se refleja ésta en todas las teorías científicas. Había dejado de pensar, cuando buscaba una explicación a sus dudas, mediante analogías con mundos que funcionan como maquinas, en donde el pensamiento-maquina avanzaba pasiva e insensiblemente sobre sentimientos y acciones.

Sin embargo, todas nuestras experiencias de cada día se dan en el tiempo; ya sea en un mundo exterior o dentro de nuestras propias experiencias subjetivas, fluyendo hacia el futuro del pasado y viviendo permanentemente en el presente.

Lo que era incierto, se convierte en determinado, aun las posibilidades se convierten en realidades y van apareciendo otras inesperadas y las mismas experiencias cotidianas pueden llegar a revelar características imprevistas.

¿Es que acaso los acontecimientos se desarrollan en el azar o existe un propósito en todo lo que se manifiesta? Esta clase de preguntas nos invita a buscar respuestas, pero éstas pueden parecer distintas a las esperadas o también, no poder encontrar respuestas si no revisamos y precisamos primero qué vivimos la etapa inicial de la simple búsqueda de un significado.

Donde la mayoría de nuestras interpretaciones tienen un fuerte componente subjetivo, que a veces es lo principal. La conciencia se suma a los atributos inconscientes y ayuda a interpretar la realidad.

Las leyes de Newton, son sustituidas por las leyes de la teoría cuántica, ya que estas últimas son más precisas en la descripción del mundo. La situación no es de “Newton para los objetos grandes y la cuántica para los pequeños”. ¿Todo es mecánica cuántica?

Lo cierto es que la búsqueda de sentido forma parte de la vida humana, donde el azar parece ser el dato fundamental, el mensaje último de la naturaleza. El mundo es todo lo que tiene lugar, todo lo que acontece, todo lo que somos, todo lo que uno comprueba.

Estamos en condiciones de precisar esta idea de un universo totalmente contingente, sin regla alguna que pueda permitir una predicción. Es menester que los mensajes que este universo nos dirige no puedan ser sintetizados o condensados.

Es inevitable también que un mundo sin ninguna regla, exhiba grandes regularidades en ciertas zonas.

En todos los niveles de observación, podemos reconocer hoy el papel primordial de las fluctuaciones y la inestabilidad, contrario a la ciencia clásica que privilegiaba el orden y la estabilidad; por tanto damos lugar a una formulación nueva de las leyes fundamentales de la naturaleza, donde la claridad es el primer paso hacia una comprensión más profunda.

La física tradicional conocida como clásica, vinculaba conocimiento completo y certidumbre, que garantizaban el pronóstico del futuro.

Con la incorporación de las inestabilidades, el significado de las leyes de la naturaleza empiezan a cobrar un nuevo sentido, basados en probabilidades; en la que las “leyes fundamentales” expresan sólo “posibilidades”.

La materia es ciega al equilibrio, allí donde no se manifiesta la flecha del tiempo.

Los seres vivos constituyen estructuras históricas, ya que pueden guardar memoria de formas y funcionamiento, que se conquistaron en la antigüedad remota, durante el largo período de la evolución biológica.

El funcionamiento de los seres vivos está basado en condiciones muy alejadas del equilibrio. Sin la coherencia de los procesos irreversibles, del no equilibrio, sería inconcebible la aparición de la vida en la Tierra.

No engendramos la flecha del tiempo, sino que somos producto de ella.

La ironía de la vida está en que se vive hacia delante, pero se entiende hacia atrás, nos dice Kierkegaard. La idea buena que no cabe en veinte palabras no es una idea tan buena…Y quizá no haya forma más elegante y eficaz de comprimir una reflexión que un aforismo inspirado, capaz de reducir el pensamiento a su forma más compacta y por tanto, universal, nos dice Wagensberger.

Desde siempre, podríamos decir que las matemáticas tienen la misma imagen de su matemática, la cual como sabemos, descansa en algunos axiomas simples, donde al combinarlos con ciertas reglas lógicas, permite la demostración de otras proposiciones. Extendiéndose así, a todo lo que es posible demostrar, resguardándola del azar y la historia, solo por estar fundamentada en la pura necesidad lógica.

Kurt Gödel, demostró que esta imagen de la matemática era “falsa”, demostrando que cualquiera que sea el sistema, existe un número finito de axiomas y reglas utilizados, donde se podrán hacer proposiciones que “No puedan ni demostrarse ni invalidarse” dentro de ese mismo sistema.

Es decir, existen proposiciones matemáticas “que son verdaderas”, pero que “no se pueden demostrar”. Que sólo un ser sobrenatural que pudiera abarcar el universo entero de los números con una sola mirada, podría comprobar inmediatamente si una propiedad es verdadera o falsa. Pero el ser humano común y corriente, es incapaz de hacerlo.

El único recurso que nos queda, es buscar una demostración; sin embargo, en el caso de que no la encontremos, no necesariamente podemos concluir de que sea falsa, ya que existe siempre la posibilidad de que alguien más afortunado encuentre el método necesario para una feliz conclusión.

En matemáticas, existen muchas cosas en suspenso que esperan que alguien las resuelva, aunque también existe la posibilidad de que nunca lo sean. Y no tan sólo eso, sino de que existe la posibilidad de construir proposiciones con un carácter de “indecibilidad” dentro del sistema estudiado.

Podemos ir incorporando nuevos axiomas a los ya existentes, con lo que a su vez pudieran seguir manifestándose también, cómo indecibles y, seguir así indefinidamente.

Pero, en cada nueva etapa se dará una ambigüedad, ya que si una proposición es “indecible”, su contrario también lo será, por lo que según se elija, la proposición o su contrario, obtendremos “matemáticas diferentes”, pero con coherencias internas; que sin embargo son incompatibles entre sí, con lo que tendremos en existencia legal, una infinidad de matemáticas distintas, pero derivadas de una misma necesidad.

En el escenario de que “todo está escrito o predeterminado”, Dios no tendría otra tarea que la de releer eternamente las páginas de un libro concluido por su propia mano desde el principio. Sin embargo, vivimos en un mundo en que todo está vinculado y por detalles, a menudo insignificantes, que perturban para siempre el curso de los acontecimientos.

El Universo se reorganiza constantemente, formando unos sistemas que se vinculan de varias maneras y que en gran parte, es imprevisible, creativo y caótico.

En todos los sistemas complejos del universo, una pequeña causa puede generar grandes efectos con el paso del tiempo. Lo imprevisible o azar y lo predeterminado, se conjugan para crear las cosas tal como son que observamos, siendo esta la forma como la naturaleza crea e inventa.

El principio de acausalidad, se complementa con la causalidad, escapando al modelo científico tradicional, en el que en todo reina la causalidad.

El Universo de Newton, se evapora y es reemplazado por un mundo en el que el futuro está abierto y, la materia adquiere un elemento de creatividad.

Los efectos no lineales, pueden dar lugar a que la materia se comporte de forma milagrosa, autoorganizándose y desarrollando pautas y estructuras espontáneas, volviéndose inestables, cambiando de forma aleatoria y totalmente impredecibles.

Las teorías científicas, son esencialmente modelos del mundo real, pero no constituyen la realidad. Y por mucha seguridad que tengamos de que los modelos describen cómo es el mundo, no podemos negar la posibilidad de que exista una nueva y mejor forma de mirar las cosas.

Por elegante que sea una teoría científica, como distinguido su creador, si no está de acuerdo con los experimentos y los hechos observados “DEBE SER RECHAZADA”.

De los millones o miles de millones de pequeños hechos que acontecen antes de que se produzca, un suceso, sólo algunos serán relevantes para una comprensión de lo sucedido.

Los sucesos evolucionan a través de la contradicción o los opuestos, de tal forma que no sólo el conocimiento puede tener un valor dudoso, sino también la información. ¿Qué beneficios conlleva evitar la toxicidad de la mucha información?

El solapamiento puede ser tal, que cuanto más leamos, menos información obtengamos, ya que el hecho de categorizar, siempre produce la sorpresa de una reducción de la autentica complejidad; en la que no compartamos, tal vez las mismas opiniones, pero sí el mismo esquema de análisis.

En donde, el problema puede no estar en la naturaleza de los sucesos, sino en la forma en que los percibimos. Y es donde el “redil platónico” de nuestra representación de la realidad deja de aplicarse, aunque puede suceder que simplemente no lo sepamos. Con lo que su función se reducirá al análisis, y no a la toma de decisiones.

La Epistemología, considerada como la filosofía del conocimiento y la filosofía de la historia y la estadística, tienen como fin entender las verdades, como investigar los mecanismos que las generan y, separar la regularidad de lo coincidente en los asuntos históricos.

Donde algunos resultados científicos, no sólo son inútiles en la vida real porque infravaloran el impacto de lo altamente improbable, sino que es posible que algunos de ellos estén creando una realidad falsa.

Puede ser solamente que hemos generado una realidad pasajera, con soluciones obvias y que no nos atrevemos a implementar, para no tocar intereses creados, con lo que no solamente no resolvemos el problema sino que lo amplificamos, a la vez que hacemos gala de un enorme derroche de recursos, que sólo nos llevan de forma eficiente, pero inútil a ninguna parte.

Los sentidos sólo perciben una parte de la realidad, donde además lo ilimitado no puede estar sujeto a división y no se puede medir, ya que lo ilimitado sólo se puede alcanzar mediante lo ilimitado. Asimismo, donde se dice que la “verdad” es eterna, pero cada vez que la verdad se manifiesta o se realiza, la experiencia es nueva, fresca y virginal, nos dice Osho; pero al ser eterna no puede ser nueva, como tampoco inconsistente, aunque se argumente que siempre es nueva.

Se podría argumentar que es eterna y ancestral, pero también que es absolutamente nueva y de que nunca podrá ser vieja, igualmente ser consistentes ambos conceptos.

La respuesta sólo sería una verdad a medias, donde las medias verdades son siempre consistentes; pero una verdad total siempre es inconsistente, en tanto que en una verdad total, lo opuesto también queda incluido.

Siempre que la verdad sea dicha en su plenitud, en sus múltiples significados incluyendo por lo tanto los opuestos, se habrán hecho declaraciones inconsistentes, nos dice Osho. Y contra todo lo que se diga en una primera ocasión, tendrá que hacerse en una declaración opuesta en la segunda, de manera que así queda incluida también lo opuesto, que de otra manera pudiera quedar sin observarse.

Por lo que si se deja fuera lo opuesto, la verdad será incompleta, en tanto que todas las verdades que parecieran claras y sin ambigüedad, en la realidad sólo son medias verdades. Por lo que se dice que la inconsistencia es inherente a la verdad, de ahí su belleza y complejidad, pero finalmente su poder radicará en la inclusión de los opuestos.

Sin embargo, hay que hacer notar que lo falso no puede incluir su opuesto, ya que aquello que es falso, sólo puede existir en el polo opuesto a la verdad. En tanto la verdad absorbe dentro de ella a su propio opuesto y es por esto que la falsedad no puede ser ambigua con la vida, porque nada puede ocurrir sin la lucha de los opuestos. Pero, tratamos de eliminar la inconsistencia con el razonamiento, donde nuestro razonar es un intento de hacer consistente lo que en su totalidad parece como inconsistente.

Es por esto que no se puede llegar a la verdad razonando, ya que lo Uno, se da con el intento de ser consistente, en tanto en el Otro, por la propia naturaleza, es inconsistente. Puede entonces lograrse la consistencia razonando, con lo que se puede razonar también y, es lógico que no es posible perder en una posible discusión, sin embargo la verdad finalmente se nos escapará.

Osho, nos dice que no quiere dejar nada establecido por medio del razonamiento, pero en cambio lo que quiere probar es su inutilidad y de que, mientras sus declaraciones aparezcan como lógicas, es porque sólo está usando un sistema que lo hace ver así.

BIBLIOGRAFÍA

Bertalanffy, L. V. (1968) General System Theory, Brazilier, Nueva York.

Cannon, W. B. (1929) Organization for physiological homeostasis, Physiological Review, 9, 399-431.

Boulding, K. E. (1985) The world as a total system. Thousand Oaks, Beverly Hills: Sage Publications.

Emery, F. E. (1969) Systems Thinking: Selected Readings, Penguin, Nueva York.

Deutsch D. (1997) The Fabric of Reality. Penguin Books. Foerster, Heinz Von and

George W. Zoff (1962) Principles of Self-Organization, Pergamon Nueva York.

Forrester, J. W. (1969) Industrial Dynamics, Productivity. The MIT Press.

Garrido,F., González de Molina M., Morin E., Serrano J. L., Solana J. L., Victor

Toledo Angel Valencia(2007). El paradigma ecológico en las ciencias sociales.

Icaria Antrazyt. Grant E. W., S. Marin L. y K. Pedersen E. (2001). Ecology and Natural Management: System Analysis and Simulation: 301. John Wiley & Sons,

Inc. Green, D. G. (1994) Connectivity and Complexity in landscapes and ecosystems. Pacific Conservation Biology, 1(3): 194-200.

Haken Hermann (1987) Synergetics: An approach to Self-Organization, en F.

Eugene Yates (ed.), Self-Organizing Systems, Plenum, Nueva York.

Holland, J. H. (1995) Hidden Order: How adaptation breeds complexity, Addison-Wesley Publishing Co., Reading, MA.

Jorgensen, S. Mejer, H. and S. Nielsen. (1998) Ecosystem as Self-organizing critical systems, Ecological Modelling. 111: 261-268.

Kauffman, S. (1993) The Origins of order: Self-organization and Selection in Evolution. Oxford University Press, New York.

Kosko, B. (1993), Fuzzy thinking: the new science of fuzzy logic, Hyperion.

Langton, C. (1990) Computation at the edge of chaos: phase transitions and emergent computation, Physica D, 42: 12-37.

Levins, R. (1968). Evolution in Changing environments. Princeton: Princeton University Press.

Lilienfeld, Robert (1978) The rise of System Theory, John Wiley, Nueva York.

Lotka, A. J. (1925) Elements of Physical biology. Baltimore: Williams and Wilkins.

May, R. M. (1972b) Will a large complex system be stable? Nature, 238, 413-414.

Mingers, J.(1995) Self-Producing Systems. Plenum Nueva York.

Patten, B. C. (1991) Network Ecology, en Higashi, M. y T.P. Burns, Theoretical Studies of Ecosystems: The Network Perspective, Cambridge University Press, Nueva York.

Prigogine, I. (1980) From Being to Becoming, Freeman, San Francisco.

Ritter, O.W. (1996.) Ciencia; predicción y entendimiento en el mundo moderno. Geo-UNAM. vol. 3 no. 1 págs. 26-29.

Ritter, O.W., Klimek G.R. (1997) La relación ciencia-educación y la búsqueda de un nuevo perfil académico. Ciencia y Mar, I(1), pp.31-35.

Ritter, O. W., P. Mosiño A. y R, Patiño M., 2000. Predicción y naturaleza. Revista Ciencia y Desarrollo. Julio / Agosto del 2J0. Volumen xxvi, No. 153.

Ritter O.W., Guzmán S. R., Sánchez N., (2002). El clima como sistema complejo adaptativo en coevolución. Revista "Ciencia y Mar". mayo/agosto. volumen VI, número 17.páginas 23-35.

Ritter O.W., Guzmán S. R., Sánchez N., Sánchez R., Suarez S. J., Perez E. T.(2007). Sistemas y más sistemas; ¿es todo en el mundo un sistema? Ciencia, enero/marzo, vol. 58, núm. 1.

Rosen, R. (1970) Dynamical System theory in biology. Vol. I. New York: John Wiley and Sons. Shannon, C.E.W.

Weaver (1949). The Mathematical theory of communication, Urbana, University of Illinois Press.

Schrodinger E. (1969) What is life? Cambridge University Press.

Tabor,M.(1989) Chaos and Integrability in Nonlinear Dynamics. Wiley-Interscience, Nueva York.

Thom, R., (1972). Stabilité structurelle et morphogenese. Ediscience, Paris.

Villa, F. (2000) Integrating Modelling Toolkit, Institute for Ecological Economics, University of Maryland, USA.

Von Neumann y O. Morgenstern (1974). Theory of games and economic behavior, Princeton University Press, 3a edition.

Wiener, N. 1948, Cybernetics, John Wiley & Sons, Nueva York.

Wolfram, S. (1984) Cellular automata as models of complexity, Nature.


 







(Volver a página inicial)