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Octubre 2018

Fallo de la Corte de la Haya:

¿Qué cosa va a negociar Bolivia con Chile?

Jorge Edgar Zambrana Jiménez
PUKARA

¿Por qué aceptar de Chile lo que Perú ya nos ofrece con el puerto de Ilo?

No queremos que nos vuelvan a tomar el pelo con el callejón inservible sin puerto al norte de Arica.

No hay razón para que Bolivia acepte el callejón como una dádiva graciosa de parte de Chile. En cambio, debemos demandar la reivindicación de nuestro mar y territorio sin condicionamientos ni compensaciones de ningún género. No estamos pidiendo que nos concedan ni un centímetro de su territorio. Lo que clamamos es la devolución justa de lo mal habido. Tampoco estamos pidiendo lo que Melgarejo y Frías les regalaron, desde el río Salado hasta el paralelo 24°. Vergüenza debería dar a quienes quieren trocar mar por recursos naturales o por mayores enajenaciones territoriales, satisfaciendo la eterna codicia del usurpador de siempre.

La fuerza militar no da derechos. Chile se ampara en su poder bélico y económico, alcanzados con la riqueza usurpada a Bolivia, para manejar la cantaleta de que Bolivia solo tiene “aspiración” y no derecho al mar. Ello no es ético ni razonable. Chile ha obtenido nuestra riqueza mediante el despojo y la ley filibustera de que la agresión y la victoria da derechos, y los bolivianos seguimos embaucados con la fraseología de la confianza mutua y esperando la limosna de la “cualidad marítima” que el soberbio agresor tenga a bien concedernos en una negociación por un corredor sin puerto al norte de Arica, lo cual es la aspiración de los demandantes ante La Haya, contrariando los derechos del pueblo boliviano.

La actual demanda marítima ante la Haya, se basa en compromisos y ofrecimientos unilaterales de Chile, limosnas retaceadas al botín usurpado al Perú. Pero, habida cuenta de lo debido por el usurpador, tenemos fundamentos de mucha fuerza para plantear una negociación que persiga la reparación de todo el latrocinio inferido a Bolivia. Lo robado no se puede convertir en soberanía intangible. Las apropiaciones chilenas han sido completamente gratuitas, aprovechando la traición de tantos coludados con la oligarquía chilena. 

Tal como indica el Sr. Waldo Torres Armas, si los gobiernos chilenos dicen que “nunca” negociarán con Bolivia una solución que suponga la cesión de soberanía o que parta su territorio en dos, de nada sirve exponer nuestras sólidas razones de derecho histórico ante un tribunal internacional. Bolivia debe terminar con su estoico autoengaño, tiene que elegir entre continuar con el diálogo infructuoso o ser pragmático. 

¿Tiene algún sentido el esfuerzo y el tiempo que demandará una hipotética negociación para obtener algo que ya tenemos en el puerto peruano de IIo, y sin condicionamientos ni compensaciones?. ¿Para qué perder más tiempo? Tomemos lo que tenemos a mano. Sin que signifique renunciar a nuestro derecho histórico a la reintegración marítima vía territorio, ayer boliviano y hoy chileno, el Perú nos tiende el puente para acabar con la pobreza. En lugar de invertir en la construcción de un puerto propio en Chile, si es que logramos algo que no sea el callejón inservible al norte de Arica, al que estaríamos obligados, ¿Por qué no lo edificamos en Ilo? Tiene la palabra el pueblo boliviano. 

El representante directivo del Comité Impulsor de la Integración Perú–Bolivia, Raúl Catacora, afirmó que el mundo conoce ya la demanda boliviana de retornar a las costas del Pacífico, puesto que fue víctima de la invasión armada de Chile, el 14 de febrero de 1879. Catacora afirmó que aunque el pedido de puerto soberano al mar es irrenunciable para Bolivia, el país también puede tomar en cuenta otras opciones de acceso al mar para su comercio exterior, como  el puerto de Ilo.

Hay ingenuidad en muchos bolivianos

Debemos darnos cuenta de que el trato bilateral nunca ha encontrado ni la más remota intención de reparación por parte de Chile al daño causado con su asalto invasor. Los alcances de un fallo de la Corte, para una obligación a negociar, seguramente no serán bien establecidos, y menos esa negociación será necesariamente favorable a la parte demandante, ya que tanto La Haya como chilenos e incluso muchos ingenuos bolivianos aspiran a dar una supuesta solución al tema con el imaginario y falso puerto acordado en Charaña.

Bolivia no renuncia a sus derechos sobre el departamento del Litoral, y no considera un canje territorial, puesto que esto último constituiría un error de lesa Patria.

Es necesario tener en mente que el brazo fuerte de Bolivia son sus Fuerzas Armadas, y es el mismo brazo que se extiende para estrechar la mano de Chile; y como el brazo es escuálido, frente al chileno que es el segundo más fuerte de Sudamérica, después de Brasil, es probable que no será posible esperar cerrar algún trato.

Chile va a querer imponernos abusivamente el callejón sin puerto al norte de Arica a cambio de sacarnos más territorio, y Bolivia débilmente va a reclamar la devolución de sus ancestrales puertos, o en su defecto, va a mendigar el puerto completo y soberano de Arica, a cambio de entregar algo a Chile que no sea territorio, como por ejemplo que ya no se les va a cobrar por el agua que ya han robado del manantial Silala, o que ya no nos devuelvan el río Lauca usurpado.

Las Fuerzas Armadas deberían ser el garante de la soberanía de Bolivia y el músculo de la diplomacia boliviana, y no servir solamente para masacrar mineros y campesinos inocentes. No volvamos a cometer los tremendos errores de Melgarejo y Bánzer.


La política expansionista chilena tiene raíces hondas y añejas, lo que no siempre se toma en cuenta. La imagen muestra una caricatura publicada en el periódico
El Padre Cobos de Chile el 27 de agosto de 1881, en la que el personaje homónimo muestra feliz al vitoreo de la población un mapa donde Chile se anexiona toda 
la costa del Perú, Bolivia totalmente arrinconada (como sucedió luego, tras la firma del Tratado de 1904), un territorio denominado Patagonia, que estaba en 
disputa con Argentina denominada "El Plata" en ese mapa, que, además desconoce la existencia de otros países, salvo Brasil y Ecuador.
Fuente ilustración: Caricaturas chilenas de la Guerra del Pacífico 1979-1884, tesis para optar grado de Magister en Historia, Universidad de Chile, 
por Patricio Ibarra Cifuentes, Santiago.


Como la Corte, de acuerdo a la respuesta de Bolivia al juez Owada, no ha establecido obligación predeterminada de resultado, es decir no indica cuál será el acceso soberano, dejando su definición para la etapa de la negociación, entonces nos preguntamos ¿cuál será el regalito que Chile exigirá a Bolivia a cambio de un callejón inservible sin puerto al norte de Arica? Y si Perú también exigirá su parte, además de las servidumbres que tiene en Arica, entonces ¿qué es lo que ha estado festejando hasta hoy Bolivia? Creo que el gato nuevamente le puede ganar la partida al ratoncito. ¿Qué es lo que van a charlar los gobiernos de Bolivia y Chile? ¿Quiere el ratón ofrecer gas a precio “solidario”? ¿O energía eléctrica y agua dulce a precio de gallina muerta? ¿Se estará el gato antojando algún truequecito territorial? ¿O estará mirando codicioso al litio del salar de Uyuni? ¿Qué pasará con el manantial Silala que comienza en la zona sur de Bolivia y actualmente desemboca en Chile debido a un desvío prepotente e impune que ha realizado el ejército chileno en una nueva invasión a la cual el debilucho ejército boliviano hace la vista gorda?

Recuperar el mar será reencontrar el destino marítimo de nuestro Estado y salvarlo de caer en el engaño de un “corredor” inservible sin puerto propio ni soberano al norte de Arica. Nuestra propiedad marítima debe sernos reintegrada sin compensaciones territoriales a Chile, dando cumplimiento a normas y acuerdos del derecho internacional y a todos los principios proclamados en todas las conferencias interamericanas.

Evo dice confiar en la nueva generación chilena: el colmo de la candidez

Alberto Mayol, precandidato presidencial del Frente Amplio (FA) para las elecciones en Chile, planteó dejar atrás el pasado (¿?) y garantizar acceso al mar con soberanía para Bolivia, por el corredor (neomelgarejista) de Hugo Bánzer y Pinochet. Él puntualizó:

“Nosotros decimos kilometro por kilómetro. Salen al mar, obtienen mar, obtienen pesca, van a tener su puerto (los bolivianos sabemos que en ese lugar ni Dios puede hacer un puerto, además de que Cochabamba y Perú nos salvaron de esa trampa chilena ); nosotros (dice Mayol) entramos al continente, construimos infraestructura de un corredor atravesando
Bolivia y llegamos a Paraguay, llegamos a Brasil, tenemos oportunidades de desarrollo enormes hacia el centro del continente”. Además, dijo que dicho corredor que Bolivia les regalaría, ¡tendrá que ser soberano para Chile ! “Lo que planteo es que Bolivia tiene un problema con la ausencia de acceso al mar y nosotros tenemos un problema con la penetración al continente. Para ambos es un problema y consideramos que eso tiene solución. Que ambos países pueden hacer un canje territorial (callejón inservible a cambio de corredor)
que permita, ambos con soberanía, que Chile tenga acceso privilegiado a los recursos y conexiones que estamos necesitando”.

Mayol se opone a devolver los puertos usurpados porque argumenta que Chile no puede cortarse en dos, pero no tiene escrúpulos para proponer cortar en dos a Bolivia con un corredor para salir ellos al Atlántico.

¿Qué les parece el nuevo chiste chileno, señores patriotas bolivianos? Esta propuesta de canje territorial “kilómetro cuadrado por kilómetro cuadrado” sale de las mismas élites gobernantes chilenas —Alberto Mayol no es más que su vocero— que antes de devolver un puerto quieren hacerse de territorio, dentro de su famosa doctrina de “el espacio vital”, en la que consideran que los chilenos tienen el derecho moral de invadir territorios ajenos llenos de recursos, gracias a los cuales se espera atender al crecimiento y desarrollo de su población.

Por su parte, Evo Morales indicó que «jóvenes chilenos frente a la vieja política pinochetista apuestan por integración y beneficio multilateral para la Patria Grande». «Saludamos en Chile una nueva generación con una nueva visión, que asume responsabilidad para resolver salida al mar con soberanía», agregó. Morales envió ese mensaje un día después de reunirse ingenuamente en Ecuador con Esteban Silva, jefe de campaña del precandidato presidencial chileno del Frente Amplio Alberto Mayol. El Presidente Evo Morales no se da cuenta que la política pinochetista es la misma que está asumiendo Mayol, esta vez con disfraz democrático.

El presidente Morales dice que confía en la nueva generación chilena. Realmente, es el colmo de la ingenuidad boliviana.

Chile nunca cumple los tratados que firma: Desde 1879, Chile aduce hasta el cansancio que Bolivia incumplió el Tratado de Límites de 1874 al haber impuesto (según ellos) un tributo de 10 centavos por quintal de salitre exportado, y utilizan este aspecto para justificar la guerra de conquista sobre el Litoral boliviano. Llamemos las cosas por su nombre, ya que fue así (guerra de conquista) y no una “reivindicación”, como creen todavía por aquel país los menos instruidos en la historia de la Guerra del Pacífico; pues no es posible, moral ni jurídicamente hablando, reivindicar algo que jamás les perteneció a los chilenos, es decir el territorio del Litoral boliviano y todos los puertos fundados por Bolivia, ya que en razón a los ya conocidos Tratados de
Límites con la República de Chile suscritos en los años 1866 y 1874, Antofagasta, Tocopilla, Mejillones, Cobija y demás territorios comprendidos entre los paralelos geográficos 23 y 24, eran
indiscutiblemente propiedad de Bolivia saneada legalmente.

El «incumplimiento» al famoso Tratado de 1874

De otra parte, es menester también clarificar que el famoso impuesto de 10 centavos no era un “nuevo impuesto”, como ha hecho creer Chile a los propios bolivianos, sino que el gobierno boliviano firmó un contrato de concesión y explotación de salitre con la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta el año 1873, es decir un año antes de la firma del Tratado de 1874, dicho contrato según la Constitución boliviana vigente en esa época debía ser aprobado o ratificado por el Congreso Nacional, la mencionada ratificación solo se produjo el año 1878, mediante ley de fecha 14 de febrero, cinco años después de su suscripción; sin embargo, esto no fue óbice para que la mencionada Compañía formada por capitales ingleses y chilenos,
comenzara a explotar los lugares salitrales otorgados en concesión dentro del territorio boliviano sin el pago al Estado boliviano de ningún impuesto o tributo a su explotación y exportación.

Así es que, dada la ratificación de dicho contrato de concesión, el gobierno del general Hilarión Daza, en el marco de sus atribuciones, decretó el impuesto señalado de 10 centavos; es decir, se trataba del impuesto que lógicamente debía gravar la explotación del salitre boliviano desde 1873, pero que por cuestiones internas el contrato que regulaba dicha explotación solo fue ratificado en 1878, lo que quiere decir que era una obligación de la Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta que provenía de 1873, cuando la firma del contrato de concesión, antes de la vigencia del Tratado de Límites de 1874 con Chile, lo que tampoco excluyó a dicha Compañía del pago de impuestos por su actividad comercial; vale decir, se trataba de una “obligación pre-existente” y en ningún caso de un nuevo impuesto arbitrariamente aplicado por Bolivia, pues no se ha dado el caso que pueblo alguno en el mundo consienta en la explotación de sus riquezas por extranjeros a cambio de nada.

Supuestamente Bolivia, en el falso argumento chileno, incumplió lo dispuesto por el Artículo IV del Tratado de Límites. Pero no se encuentra en su texto, ni en el del Tratado Complementario suscrito después, cláusula alguna que señale que ante algún incumplimiento de Bolivia todo su Litoral pasaría “automáticamente” a ser propiedad chilena, que es otro falaz e infantil argumento levantado como bandera por historiadores y diplomáticos chilenos que dicen: como Bolivia incumplió el Tratado de 1874 Chile tomó posesión de lo que antes le pertenecía; nada más falso; en el peor de los casos, si los argumentos chilenos tuvieran algún asidero legal, el territorio del Litoral boliviano comprendido entre los grados geográficos 23 y 24, pasarían a ser nuevamente territorio en disputa, pero jamás territorio chileno. 

Ahora bien, analizando el incumplimiento chileno al famoso Tratado de 1874, supongamos que sí hubo un incumplimiento de Bolivia a dicho Tratado. En este caso y tratándose de una cuestión a todas luces “comercial” (pues se trataba de la negativa de una empresa privada al pago de un impuesto ordenado por el Gobierno de Bolivia), dicha cuestión debía ser resuelta mediante la figura legal del Arbitraje, ya que el Artículo II del Tratado Complementario al Tratado de 1874 suscrito en julio de 1875 establece con claridad meridiana: “Todas las cuestiones a que diese lugar la inteligencia y ejecución del Tratado de 6 de agosto de 1874, deberán someterse al arbitraje”. Es lo que hoy llamaríamos un Arbitraje Ad-hoc es decir un tipo de arbitraje en el cual no se ha señalado una corte arbitral, autoridad o instancia específica determinada con antelación, a la cual las partes someterán sus diferencias en caso de existir, que es la distinción sustancial con el Arbitraje institucional. Para dicho Arbitraje Ad-hoc, Bolivia y Chile debieron ponerse de acuerdo en la forma y procedimientos para acudir a dicha figura de solución de conflictos en la ejecución del Tratado de Límites de 1874.

Pero la historia es harto conocida: Chile decidió no cumplir lo que había pactado solemnemente y es curioso que en el presente sus autoridades se llenen la boca hablando de la intangibilidad de los Tratados, de que su país es estricto cumplidor del Derecho Internacional, cuando en la realidad quieren ocultar que no dieron cumplimiento al Artículo 3 del Tratado de 1874. 

Aún más, el principio jurídico del Pacta sunt servanda que quiere decir “lo pactado obliga”, significa que en Derecho todo lo pactado debe ser cumplido fielmente por las partes y no solamente lo que nos sea más conveniente, como Chile ha procedido en los hechos al invocar el supuesto incumplimiento boliviano a no imponer nuevos impuestos a los capitales chilenos durante 25 años, tema ya aclarado líneas arriba. Por lo que cabe interrogar al gobierno chileno: ¿efectivamente su país cumple lo pactado en sus tratados?, a lo que se puede añadir: que muestren pruebas de que acudieron a un Árbitro o Corte Arbitral para resolver la cuestión de los 10 centavos al quintal de salitre exportado, entre la empresa privada Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta y el Gobierno de Bolivia, o el fallo favorable a su país de ese inexistente arbitraje, que jamás se realizó porque Chile ocupó militarmente todo el Litoral boliviano que no le pertenecía y no le pertenece, por lo que dicho país ha incumplido flagrantemente el Tratado de Límites de 1874, haciendo nulo de pleno derecho el posterior de 1904, porque éste legaliza lo que Chile no ha cumplido en un anterior Tratado y que fue su justificativo para su aleve y traicionera invasión.

En los últimos años Bolivia denunció constantemente que Chile incumple el Tratado de Paz y Amistad de 1904, en especial sobre el punto referido a la garantía del “libre tránsito comercial” a perpetuidad para la actividad económica boliviana en puertos de Arica.

El Gobierno de Chile vulnera sistemática y continuamente sus obligaciones con Bolivia. Chile no cumple el artículo 6 del Tratado de 1904, que establece dos compromisos fundamentales por parte de Chile con Bolivia. Uno: reconoce a perpetuidad el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por territorio y puertos del Pacífico. Segundo: la obligación de acordar en actos especiales la reglamentación conveniente para asegurar el derecho al más amplio y libre tránsito. Toda medida administrativa que esté relacionada con el libre tránsito debería de ser implementada de manera conjunta en acuerdos especiales.

En ese contexto, el derecho de Bolivia es del más amplio y libre tránsito irrestricto, perpetuo, no recíproco, por el territorio chileno a sus puertos en el Pacífico para personas y toda clase de carga en todo tiempo y circunstancia, sin excepción alguna, exenta de reconocimiento interior por parte de autoridades chilenas y pago de almacenaje, siendo además la carga de ultramar de exclusiva jurisdicción y competencia de las autoridades bolivianas.

Sin libre tránsito, según lo estipula el Tratado de 1904

En febrero de 2015, Bolivia pidió ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) que Chile levante todas las medidas de carácter unilateral contra el libre tránsito del comercio boliviano y cumpla el Tratado de 1904.

El vocero de la demanda marítima y expresidente, Carlos Mesa, recordó al Gobierno de Chile que está obligado a garantizar el libre tránsito a Bolivia, independientemente del conflicto interno que tengan. “Chile tiene la obligación de garantizar a Bolivia el libre tránsito independientemente de cualquier contexto interno y eso no está ocurriendo. Al Gobierno boliviano no le debe interesar las razones por las que el libre tránsito no se cumple, o sea que el Gobierno de Chile no debe decir que es un tema vinculado a movimientos sociales o que son posiciones políticas, sindicales internas de Chile”, aseveró el ex mandatario.

Subrayó que las autoridades chilenas deben respetar el Tratado de Paz y Amistad firmado tras la Guerra del Pacífico, en el año 1904, acuerdo donde uno de los puntos principales es el libre tránsito para Bolivia; sin embargo, el paro de funcionarios chilenos genera cuantiosas pérdidas económicas a los transportistas bolivianos de carga internacional, así como a los exportadores que no llegan a cumplir los compromisos que tienen para la entrega de sus productos.

Bolivia también demandó que Chile aplique el más amplio y libre derecho al tránsito comercial, contemplado en el artículo VI del Tratado de Paz y Amistad de 1904, por el cual “La República de Chile reconoce en favor de la República de Bolivia y a perpetuidad, el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y Puertos del Pacífico”.

La privatización de los puertos de Arica y Antofagasta fue el inicio de los problemas portuarios que enfrentó el país a partir de esa decisión asumida por Chile en la década pasada (2005), agravando su condición de nación mediterránea, tras la invasión del vecino país al Litoral boliviano en 1809.

Unos 500 camiones bolivianos periódicamente están varados en las proximidades de los puertos chilenos, debido a los paros de funcionarios aduaneros y de las terminales portuarias. “Dentro de las responsabilidades que Chile asumió en el Tratado de 1904 está la de garantizar el más amplio y libre tránsito (para Bolivia) por todos los puertos de Chile, ésa es su responsabilidad, y es estatal, tal y como había asumido en 1904 con el Tratado”; además, Chile eludió su responsabilidad al transferir a manos privadas los puertos del Pacífico, En opinión del economista Daniel Agramont, “si bien Arica es el puerto natural de Bolivia, la privatización contra la que tanto reclama Bolivia es contraria al régimen de libre tránsito que establece el Tratado de 1904”.

Agramont señaló que Chile entregó por 30 años la administración de los puertos a un administrador monopólico y le obliga a invertir en los servicios, pero lo que ha resultado es que los recursos ejecutados son marginales o insuficientes para el volumen de la carga boliviana. Agramont dijo que, a la par de las mejoras que debe exigir el Gobierno, es necesario buscar otras alternativas de acceso al océano Pacífico en el sur del Perú, como ser el puerto de Ilo. Dijo además que el Tratado de 1904 puede ser denunciado tranquilamente en la Corte Internacional de Justicia de La Haya o en la Aladi (Asociación Latino-americana de Integración), porque hay un Tratado que nos da el libre tránsito, y nos da la posibilidad de instalar aduanas.

El alza de tarifas portuarias en Arica y Antofagasta aplicada por Chile, vulnera el Tratado de Paz de 1904, afirmó el presidente Evo Morales. Enfatizó también que el país vecino cobra impuestos, rechaza cargas bolivianas y determina su traslado a recintos “extraportuarios”, todo lo hace como le da la gana perjudicando a Bolivia.

El senador del Movimiento Al Socialismo (MAS), Omar Aguilar, aseguró que el incremento de las tarifas portuarias que definió Chile incumple el Tratado de 1904, de Libre Tránsito, firmado entre Bolivia y ese país.

Chile, al incrementar las tarifas del libre tránsito de carga de minerales en Antofagasta, incurre en nuevos atropellos al incumplir sus compromisos en el marco del Tratado de Paz y Amistad de 1904, que selló la relación boliviano-chilena tras la Guerra del Pacífico de 1879 que dejó a Bolivia sin puerto soberano al mar.

PUKARA Cultura sociedad y política de los pueblos originarios. Periódico Mensual Octubre 2018 Qollasuyu Bolivia Año 12 Número 146.  Pp. 8-9-10.
http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-146.pdf









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