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Noviembre 2018

EL JUEGO DE LO POSIBLE


Walter Ritter Ortiz

Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter_ritter@hotmail.com

INTRODUCCIÓN

Toda vida establece un diálogo entre lo que podría ser y lo que es y, entre lo posible y lo real, que es la cultura la que al final maneja lo posible a la vez que le impone límites. Construye ante nuestros ojos la imagen modificada de lo posible y es a ese posible que adecuamos nuestro comportamiento y nuestras acciones, “renunciando a la idea de una verdad última e intangible”, considerada una de las mayores glorias de la ciencia.

Los científicos dan por sentado que aun y cuando no hay forma de asegurar la verdad total y absoluta, se pueden lograr aproximaciones cada vez más exactas para explicar el mundo y su funcionamiento. La comunicación es el meollo de la cultura y aún de la vida misma. Según Franz Boas y Benjamin Lee Whorf, el idioma es algo más que un simple medio de expresar nuestros pensamientos. Es en realidad la misma percepción dada por el hombre del mundo que lo rodea, programado por la lengua que habla, donde todos los hombres, son cautivos del idioma que hablan. Al par que lo consideran una cosa natural.

La gente de diferentes culturas no sólo habla diferentes lenguajes, sino cosa posiblemente más importante, ya que habitan diferentes mundos de sensibilidad y son esos ambientes alterados por el hombre los que pueden enseñarnos cómo utilizan sus sentidos los diferentes pueblos.

El hombre, es antes que nada miembro del reino animal y como tal, prisionero de su organismo biológico. La experiencia modificada por la cultura, es decir, las experiencias profundas que comparten los miembros de una cultura dada, que sirven de base para comunicar cualquier suceso. Un examen del modo que tienen los diferentes pueblos de utilizar sus sentidos, de su interacción con el medio ambiente vivo y no vivo, proporciona datos concretos acerca de algunas de las diferencias existentes.

El hombre ha creado una nueva dimensión, la dimensión cultural, que en su mayor parte parece permanecer oculta a nuestra mirada. Su objetivo es saber hasta qué punto puede el hombre descuidar conscientemente esta dimensión de su ser.

Para descifrar la naturaleza y hallar sus leyes, no basta con agrupar identidades y diferencias. Es necesario que los datos se superpongan, en función de sus relaciones con un elemento de unificación, que a la vez es condición de todo conocimiento. Donde la característica fundamental del ser es la de existir. Si el ser esencialmente es, ¿Cómo puede cambiar de estado, cómo puede dejar de ser algo?

Aristóteles, propuso que la vida es la manifestación de un principio organizador universal y de que existen leyes de la vida de la misma manera que hay leyes de la física; Darwin sugirió de que en adelante se demostrará que el principio de la vida es una parte o bien, consecuencia de alguna ley general; sin embargo, pocos biólogos creen que haya leyes de la vida de la misma manera que hay leyes de la física.

Steinman y Cole, sugieren que la materia tiene una tendencia innata a caminar a tientas en la dirección de la vida, en virtud de las afinidades químicas que actúan entre átomos y moléculas. Y para Sidney Fox, los aminoácidos determinan su propio orden, cuya auto construcción no aleatoria infunde en las macro moléculas una información biológica crucial que prepara el camino para la vida.

Afirmar que los procesos atómicos incluyen un sesgo incorporado que favorece a los organismos, significa que las leyes de la física atómica contienen un plano para hacer la vida, donde habría una conexión entre las fuerzas básicas actuando en los átomos y el producto macroscópico, un organismo en funcionamiento. Pero ¿cómo pueden saber las leyes básicas de la física acerca de entidades complejas y cargadas de información como las células vivientes?

¿Quizá las fuerzas necesarias para producir la vida están ya implícitas en las propias leyes de la física?, se pregunta Paul Davies.

En los Vedas de la India, o (libros del conocimiento), los dioses eran concebidos como la encarnación o personificación de las fuerzas de la naturaleza. Dejando amplios espacios para interpretaciones personales, pero también la creencia de que Dios, es la Nada. La meta fundamental del budismo es la de erradicar el sufrimiento humano.

Una ciencia que busca fines meramente científicos, no causa problemas cuando opera en el nivel de una actividad cultural; pero cuando ha alcanzado la escala masiva y el potencial que se observa en la actualidad, presenta peligros del tipo más temible, de forma que las políticas científicas y sociales, no tienen otra elección que unirse.

Los que se esfuerzan por preservar un paisaje campestre están librando una batalla perdida. Sucede que opera una fuerza silenciosa y general que no hace el menor caso de sus protestas verbales. Esta actitud egoísta y al parecer arrogante que controla a la sociedad moderna, irónicamente es hija del proceso de civilización producto de los niveles más y más complejos de organización social, que cada vez se extienden más.

Esta fuerza, busca a toda costa remodelar y modificar el medio para satisfacer la necesidad imperativa de aumentar al máximo la población de un tipo especial de sistema de vida, un genotipo. Este proceso opera inflexiblemente dondequiera que puede hacerlo, por cuya razón los ecologistas tienen pocas probabilidades de éxito en el estado actual del mundo.

Hoy en día, la Tierra está habitada por millones de especies diferentes que dependen una de otras, que pelean por tomar la energía de la luz solar. La historia evolutiva de toda esta conjunción de vida, puede ser vista como una regulación prudente y económica de energía y de recursos naturales, para satisfacer las diversas formas de vida que han existido.

El poderío de la vida para alterar el estado de la Tierra, aún en escalas de tiempo relativamente cortas, es innegable. Dondequiera que pongamos la vista, especies interdependientes de plantas, animales y microorganismos se hallan en estado de flujo constante. Continuamente reajustan sus relaciones reciprocas y con el medio. Lagos al parecer tranquilos, sufren continuamente cambios ecológicos en tiempos relativamente breves.

El hombre es un consumidor de energía, no un productor primario de ella. Nuestro poderío inicial sobre nuestros rivales animales, tuvo que depender forzosamente de nuestra mayor capacidad para aprovechar las fuentes de energía almacenadas en otros animales y plantas.

No somos más que parásitos, que aprovechamos en nuestro beneficio las formas de vida que tienen acceso más directo al tesoro de la energía solar. Carecemos de la capacidad de sostenernos sin la ayuda de la vida animal y vegetal. Ocupamos el lugar del gran depredador de la especie dominadora indiscutible de nuestro planeta, cuyo destino se halla en nuestras manos.

La característica fundamental del ser, es la de existir; el ser existe, el ser es, deduciendo que el ser abarca todo el universo, porque si hubiera una región donde el ser no estuviera, el ser no existiría, aunque decir que el ser no existe, es una contradicción de términos, es imposible, nos dice Gustavo Piñeiro.

El ser, ocupa todo el universo, por lo que el universo entero, incluyéndonos a nosotros mismos, es lo que constituye el ser. El ser es inmutable, nos dice Aristóteles, no puede cambiar y no puede dejar de existir, lo que significa que el cambio y el movimiento en realidad no existen. El tiempo no existe, en el ser no hay ni pasado ni futuro, solamente hay un ahora.

El mundo conocido de nuestros sentidos, de los átomos y las moléculas, no se interrumpe abruptamente, sino que hay una gradación imperceptible hacia una realidad diferente. En algún punto incierto, donde una realidad se convierte en otra, donde el tiempo y el espacio adquieren significado diferente cuando desaparecen las divisiones entre la realidad interior y la realidad exterior y, que penetra la realidad trascendental y que tendremos que tomar un nuevo camino para comprender sus descubrimientos, alejándonos de la física pero manteniéndonos siempre en el mismo propósito, una búsqueda de nosotros mismos.

Es la organización la que dirige el análisis. La que da a los seres vivos la ley interna que rige la posibilidad de su existencia. Así también, la aparición y variedad de los seres vivos descansa en su poder de variación y adaptación. Donde las leyes de la naturaleza están amañadas a favor de la vida. La vida de forma lenta, ha transformado al planeta y le ofrece un camino a la conciencia y a la inteligencia, con capacidad de cambiar el universo.

Un organismo vivo es un complejo sistema de procesado de información. Y la vida fue desencadenada, de algún modo, por la organización de la información. Un universo teniendo como finalidad, el origen de la vida, es la clave para el significado de la vida; nos dice Paul Davies.

Resolver el enigma de la vida, es un ejercicio de muchas disciplinas y, una ley de la naturaleza por sí sola no podría explicar cómo empezó la vida. La complejidad biológica es complejidad instruida, complejidad basada en información. La danza de la vida es espontanea, autosostenida y autocreadora, donde la ruta real hacia la vida tuvo que deber mucho al azar y las circunstancias o contingencias, apunta Paul Davies.

Pero no basta con saber cómo apareció la inmensa complejidad estructural de la vida; también debemos explicar el origen de la información biológica. Lo que significa que estamos aún muy lejos de resolver este rompecabezas fundamental y de que muchos se alegren de tal ignorancia e imaginan que ello da lugar para una creación milagrosa.

Los componentes de un organismo, deben cooperar mutuamente o el organismo dejara de funcionar coherentemente y, lo que importa en realidad es la complejidad organizada que es la replicación combinada con la variación, la que conduce a la evolución.

El organismo es el punto de la conexión de un gran número de fuerzas débilmente determinantes, ninguna de las cuales es sin embargo dominante, donde la separación de causas y efectos resulta bastante problemático.

Los procesos orgánicos, tienen una contingencia histórica que impide cualquier tipo de explicación universal, nos dice Lewontin, ya que mientras en biología molecular se sostiene que una explicación definitiva sólo se puede obtener describiendo la estructura y las propiedades químicas de sus moléculas, pero por otro lado, los que estudian la biología de los organismos afirman que es necesario tomar en consideración todo el organismo, principalmente si se quiere comprender la evolución de la vida.

Es todo el organismo el que vive o muere, el que se reproduce y por tanto, es todo el organismo el que está sujeto a la selección natural. Una dificultad fundamental que encontramos cuando se buscan las “uniones naturales” entre varias partes de un organismo, es la de que existen funciones en diversos niveles.

Existe una serie jerárquica de funciones que sirven a otras funciones superiores y, ningún nivel es el único correcto para analizar el funcionamiento o la historia evolutiva del organismo, ya que además de la jerarquía vertical de funciones, existe una multiplicidad horizontal de conexiones funcionales que definen las partes según diferentes tipologías.

Según el enfoque que se adopte, los “huesos” pueden considerarse como elementos estructurales o como conjunto de células que segregan calcio o, como tejido embrionario del sistema circulatorio.

Para ser “partes”, nos dice Lewontin, las cosas deben ser parte de algo; a saber, no se pueden hablar de partes, a menos que exista un todo del cual ellas son componentes. Y a causa de la jerarquía de las funciones y de las múltiples relaciones causales que se interceptan entre sí, la determinación de las partes sólo se puede hacer una vez definido el “Todo apropiado”. Sólo cuando el cerebro se ve como sede de la función sensorial, de la función motora y de la función cognitiva, las habituales divisiones neuro anatómicas son partes apropiadas de ese todo.

Puesto que la mente humana anhela el orden, damos sentido a esta variedad mediante sistemas de clasificación. Las clasificaciones son teorías acerca de la base del orden natural, compilados con el único fin de evitar el caos. Y puesto que la evolución es el origen del orden y de las relaciones entre los organismos, queremos que nuestras clasificaciones encarnen la causa que las hace necesarias.

Las clasificaciones jerárquicas, funcionan bien en apoyo de este objetivo porqué la tipología primaria del “árbol de la vida” y a medida que vamos averiguando la relación de las especies con antepasados comunes cada vez más antiguos, puede expresarse mediante un sistema de categorías cada vez más inclusivas, nos dice Jay Gould.

La evolución no es la única fuente de orden que se expresa de esta forma; pero la evolución por diversificación, implica ramificación a partir de antepasados comunes y, esa topología, resulta mejor representada por una clasificación jerárquica.

La naturaleza utiliza constantemente los mismos materiales y sólo muestra su ingenio en la variación de las formas. Y Goethe nos dice que existe una forma esencial con la que la naturaleza no cesa de jugar. No existe un plan único en el mundo viviente, sino que existen varios.

Vivimos en dos mundos; el de nuestra mente y el del mundo natural de las cosas, que en el orden de la realidad percibida, constituye un persistente desafío, según el cual todo el vasto universo, desde las diminutas partículas atómicas, hasta las más grandes galaxias, están sujeta a las leyes naturales y, que son a la vez comprensibles para la mente humana. Y donde el universo entero, se ordenó según esas leyes.

La representación del mundo que construye el hombre, se basa en gran medida en la imaginación y al contrario de lo que se cree, el quehacer científico no consiste tan sólo en observar y acumular datos experimentales para deducir una teoría. Debemos corroborar y trasponer las barreras tradicionales, separando lo que a todas luces es absurdo de lo verdaderamente interesante y, especular sobre lo que parece inexplicable.

Mostrando que entre todas las facultades que tenemos, la del asombro es la más importante, donde la naturaleza no tiene límites, pero que muchas veces sólo vemos lo que esperamos ver, ya que nuestra visión del mundo está empequeñecida por nuestra limitada experiencia y, de lo que la ciencia tradicional no puede comprender.

Vivimos en un universo abierto, en el que todavía cualquier cosa es posible. Y la prudencia más elemental nos lleva a pensar que una porción pequeña del sistema, no puede entender completamente al sistema entero del que forma parte.

Con Carl Popper tenemos la visión de un universo abierto, en el que nuestra percepción siempre será provisional, por lo que tenemos que estar siempre dispuestos a modificarla. Y puesto que la vida es un experimento inacabado, las ciencias de la vida es un conjunto de supuestos que nunca se pueden probar de manera completa. Y la decisión queda para mañana, nos dice Ramón Margalef. Agregando que el hombre ha interactuado con la naturaleza durante mucho tiempo y, no se puede pensar que después de una supervivencia tan prolongada, el resultado haya sido una incapacidad total para entenderla.

Para Peter Medawar, la conquista científica comienza siempre por la invención de un mundo posible”. Donde, en el pensar de la naturaleza, no podemos prescindir del empleo de las “metáforas”, aunque con esto, corremos el riesgo de confundir la metáfora con lo real. De suerte que terminan por desvanecerse los aspectos del sistema que no entran en el enfoque metafórico adoptado.

La necesidad de concebir la naturaleza como una realidad objetiva es un prejuicio caduco, mientras los teóricos cuánticos se ven ensalzados. Y cada época se ve sometida a un determinado estado de ánimo, como resultado del cual la mayoría no consigue ver el tirano que los gobierna, decía Einstein. Él encontraba imposible aceptar una teoría que afirmaba que a escala atómica, el mundo objetivo del tiempo y el espacio, ni siquiera existieran.

Las propiedades de los seres vivos responden a las exigencias del ambiente, mediante la adaptación. Desde esta óptica, el organismo aparece movido por las fuerzas evolutivas y parece ser el punto de encuentro pasivo de fuerzas externas e interiores independientes; más que generar “problemas” por parte del organismo, generan “soluciones” por parte del ambiente.

La separación de lo interno y lo externo propuesta por Darwin, nos dice Lewontin, constituía un paso absolutamente esencial para el desarrollo de la biología moderna. Lewontin, agrega que las condiciones que en un momento dado son absolutamente necesarias para progresar, en otro momento se convierten en un obstáculo para realizar ulteriores progresos.

A fin de poder dar otro paso hacia delante en nuestro conocimiento de la naturaleza, estimamos que ha llegado el momento de reconsiderar la relación entre externo e interno, entre organismo y ambiente.

La vida, se inicia como una compleja reacción química, que promovió un proceso de evolución, con la diferenciación de especies y la aparición del hombre. Esta visión de la realidad: la natural y la trascendental, se encuentran en evidente y profundo conflicto, donde la mente trasciende a la naturaleza, según consideraciones de R. Pagels.

La metáfora del desarrollo de un ser vivo, se aplica desde el nivel de las moléculas al nivel de todo el organismo, en la que las moléculas contienen toda la información necesaria para especificar todo el organismo. Donde la vida se concibe como una secuencia regular de fases, por las que debe pasar un sistema en vías de desarrollo; proceso en el que haber completado con éxito una fase es señal y condición necesaria para pasar a la siguiente.

La creación de un ser requiere la unión de la materia y la forma, pero las propiedades de los seres vivos exigen además, la intervención directa de las fuerzas que rigen el mundo. Un cuerpo vivo es un conjunto de funciones que no responden cada una de ellas a exigencias precisas. No sólo los órganos dependen unos de otros, sino que su presencia y su disposición proceden de las necesidades impuestas por las leyes de la naturaleza, que rigen la materia y sus transformaciones.

Según F. Jacob, no interesa ya la diferencia externa sino la semejanza profunda. Donde el mismo carácter no debe ser considerado aisladamente, sino en función de las relaciones que lo unen al conjunto. Las relaciones son incompletas, cuando están determinadas sólo por la consideración de las partes tomadas de forma separada.

Detrás de la combinatoria de los órganos, se perfila una lógica del organismo, que debe abarcar el conjunto y deducir por abstracción un tipo general, que de su combinación se perfilará una lógica del organismo.

Es en el curso del desarrollo del embrión, cuando se implementan las instrucciones contenidas en el programa genético del organismo, se convierte el genotipo en fenotipo. La autoorganización sólo persiste si aporta soluciones a los problemas permanentes de los seres vivos: supervivencia y reproducción. Y si los modelos sólo se quedan en la explicación del orden biológico, cuando lo que hay que explicar es la “adaptación”, estarán olvidando que “cualquier teoría de la evolución que deje el fenómeno de la adaptación como un misterio inexplicado, es inaceptable”; ya que el orden equivale a adaptación y, es la supervivencia y la reproducción exitosa, lo que determina su evolución.

Peter Corning, nos explica que la tendencia evolutiva general a la asociación y posterior pérdida de autonomía de las partes asociadas, se da como consecuencia de las “Sinergias” introducidas en muchos procesos y, que permiten apreciar con claridad que las sinergias son una fuente de avances evolutivos y adaptaciones clave. Donde la asociación, la cooperación, la sociabilidad y el altruismo reciproco, también son productos de la selección natural.

Individualismo y cooperación, son principios evolutivos compatibles, porque se rigen a niveles distintos. En el nivel genético, la cooperación es la norma y no la excepción; donde los genes cooperan, pero sólo porque obtienen un beneficio individual de ello, diríamos que es un estilo de cooperación “anarquista” en el que cada gen atiende sólo a sus propios intereses egoístas. Admitiéndose que a un nivel más fundamental de la materia viva, la cooperación se impone al egoísmo absoluto, incluso entre elementos que en teoría, deberían competir.

Un cuerpo vivo, es un conjunto de funciones que no responden cada una de ellas a exigencias precisas, ya que no solo los órganos dependen unos de otros sino que su presencia y su disposición, proceden de las necesidades impuestas por las leyes de la naturaleza que rigen la materia y sus transformaciones.

El universo no se explica en todos sus detalles por una única fórmula o por una sola teoría. Una teoría debe tener al mismo tiempo gran poder para explicar diversos eventos y, gran flexibilidad para poder aplicarse a las diversas circunstancias.

En las teorías transformacionales, cada individuo vive la misma historia dominada por las mismas leyes; pero a los biólogos no les interesan las variaciones de los organismos individuales, ya que el centro de su interés está en el conjunto de mecanismos comunes de todos los individuos y con preferencia, a todas las especies.

La ontogenia de un organismo, es la consecuencia de una interacción única entre los genes y, de los ambientes externos con los que el organismo entra en contacto en su vida o, de las interacciones moleculares casuales de las células individuales, para explicar cómo se forma un organismo.

Todo genotipo, debe alcanzar un máximo posible de tasa metabólica, tasa de crecimiento, de actividad o agudeza mental en algún ambiente y, que es diferente para cada genotipo y evidentemente habrá ambientes letales o fuertemente debilitantes para cualquier genotipo posible.

En general, no sabemos cómo definir el ambiente “ideal normal” en el que los genotipos deben cotejarse. Y tal ambiente no existe en mayor medida que ese estado ideal, en el que no está presente ninguna fuerza, donde el organismo no está determinado ni por sus propios genes ni por el ambiente y ni siquiera por las interacciones de estos factores, sino que lleva la señal de procesos fortuitos.

El proceso de adaptación a las exigencias del ambiente, es el mismo proceso que llevaría a la diversificación. Así, los individuos cuya anatomía, fisiología y conducta se adaptan mejor a las condiciones ambientales, sobreviven más tiempo y se reproducen más.

Se dice que el “Ambiente” presenta problemas y el organismo da las “soluciones”, según el caso. Donde la adaptación permite a un objeto responder a una situación pre existente. El ambiente ha adquirido sus propiedades independientemente de los organismos, que deben adaptarse o morir. Son expresiones para indicar las probabilidades de supervivencia y la tasa de reproducción de un determinado genotipo o fenotipo.

Dyson, supone que la experiencia subjetiva de un ser vivo sobre el paso del tiempo, depende de la rapidez con el que procesa la información; cuanto más rápido sea, más pensamientos y percepciones tendrá por unidad de tiempo y más de prisa parecerá pasar el tiempo. Cuanto más de prisa se procese la información, mayor será la tasa de disipación de energía y, más de prisa se agotarán los recursos disponibles de ella.

Los griegos creían en un universo eterno y las distintas religiones consideran que el universo fue creado por Dios en un determinado momento. Las leyes de la termodinámica apuntan a que vivimos en un universo de edad limitada.

El concepto de universo en estado estacionario, acaba con la necesidad de explicar cómo empezó a existir el universo a partir de la nada y, va más allá proporcionando una juventud cósmica eterna, ya que como tal nunca envejece, ya que para encontrar suministros de energía, la materia nueva se los dará gratuitamente.

Tenemos que luchar entre límites opuestos, ya que los recursos tienden a cero y el tiempo, tiende a infinito.

La energía, consideremosla como la consideremos, posee la propiedad especial de conservarse. Donde todos los procesos reales son irreversibles, porque van acompañados de un aumento de entropía. Planck, consideraba a la entropía junto con la energía, la propiedad más importante de los sistemas físicos. Donde cualquier cosa que conduzca a una reducción de la entropía, está estrictamente prohibida.

Planck, puso en marcha sin darse cuenta, de la revolución cuántica que rige la distribución de la radiación emitida por un cuerpo negro. Donde la influencia de Bohr, sobre la física cuántica y los físicos del siglo XX, ha sido mayor que la de cualquier otro, según Heisenberg.

La escuela de Bohr, conocida como Escuela de Copenhague, atribuye al observador, independientemente de que se trate de un ser humano o de un dispositivo mecánico, una posición privilegiada en la construcción de la realidad.

Para Bohr, no existe una “frontera” clara entre el mundo clásico y el mundo cuántico. El observador y lo observado, se hallan tan íntima e inexplicablemente unidos, a través del acto de la medida que resulta imposible decir donde acaba uno y donde empieza otro. Para quién, solía decir: Estoy convencido de que quiénes, al oír hablar por primera vez de la física cuántica y no se escandalizan, no la han entendido.

Para Maswell, la auténtica recompensa de la “labor de medición cuidadosa”, no es tanto la precisión como “el descubrimiento de nuevos campos de investigación “ y, “el desarrollo de nuevas ideas científicas”.

El hecho de que el “espacio”, según Einstein, puede estirarse, nos parece algo sorprendente y además, donde la teoría de la “Relatividad” señala que la “Gravedad” es en realidad una manifestación de la “curvatura o distorsión” del espacio-tiempo, por lo que podemos decir que el espacio puede estirarse dependiendo de las propiedades de su material, que lo constituye.

La gravedad, actúa como un freno, con lo que se espera que la tasa de expansión del universo disminuya gradualmente y, pensar que en un principio debe de haberse expandido más rápidamente. La expansión es la del propio espacio, de modo que el “volumen cero”, no significa solamente una densidad infinita de la materia, sino también que el espacio se vio comprimido a la “nada”: y son en dicho punto el origen del espacio, de la materia y la energía.

La frontera del “tiempo”, la marcan así también la densidad infinita de materia y la compresión infinita del espacio y así, tanto el espacio como el tiempo son “estirados” por la “gravedad”. Y resulta que el espacio, el tiempo y la materia, están íntimamente relacionados.

“El tiempo es el más simple y sin embargo, el más misterioso de todos”. Donde nuestra historia sobre el tiempo, no se puede completar, sin incluir nuestra historia sobre el espacio y la materia.

El tiempo, ha sido identificado como el personaje más importante. El tiempo representa algo que devora imperceptiblemente la duración de la existencia de cada uno de nosotros, por lo que debemos emplearlo para buscar la verdad absoluta, ya que es el mejor uso práctico que podamos darle. Vemos la vida a través de la ilusión de que existen cosas tales como: Un tiempo que fue, un ahora y un tiempo que será.

En realidad, no hay nadie que pueda explicar y saber qué es el tiempo. No se puede hablar del tiempo, sin usar su concepto en sí mismo. Se le ha descrito como una dimensión del espacio. Donde el tiempo lineal se ha convertido en perspectiva de sentido común en la ciencia y en la misma vida. Y todo gira en torno de esta distinción fundamental, donde la realidad está asociada con el momento presente, marcado por la ocurrencia de un hecho consciente y, acompañado de un acto de conciencia, considerando que para ser consciente de algo, tenemos que percibir cuál fue nuestro dato sensorial.

Tenemos además que tener un recuerdo de la cosa con que compararla, tabulando en un orden temporal el dato sensorial y la cosa recordada, por lo que no puede haber un hecho objetivo a menos que haya uno subjetivo, nos dice Fred Wolf.

No hay ninguna ley de la naturaleza que limite la longevidad de nuestra especie en el universo y, sólo llevamos unos cinco millones de años sobre la Tierra y la civilización, tan solo unos miles de años.

La ciencia moderna, nace en el momento en que las preguntas generales se sustituyeron por preguntas limitadas, donde en lugar de preguntar el “porqué” se pregunta el “cómo”. Y mientras que las preguntas generales no recibían más que respuestas limitadas, las preguntas limitadas conducían a respuestas cada vez más generales.

El amateur no se contenta con preguntas limitadas, quieren más bien ocuparse de problemas generales. Los progresos importantes, se deben a nuevas generalizaciones que permiten unificar lo que hasta ese momento parecían formar dominios separados; sin embargo y a pesar de todas sus generalizaciones, en el conocimiento científico tenemos grandes brechas que persisten.

Para muchos, lo único que existe es el ahora, que se desliza hacia adelante transformando los eventos que estaban en la realidad concreta, pero fugaz del presente y de allí, lo relega al pasado. Sin embargo, la relatividad niega esta descripción del sentido común, señalando y negando todo significado absoluto y universal, al momento presente.

Además de decirnos que la “simultaneidad” es relativa y, que depende del punto de vista de uno. Así, dos eventos que ocurren al mismo instante cuando se observan desde un punto de vista, se verán que ocurren en dos momentos diferentes cuando se observan desde otro punto de vista, si el segundo observador, se está moviendo en relación con el primero.

Quizá algún día, logremos demostrar que el funcionamiento del universo no podía ser de otra manera y, así construir una teoría que pruebe que no podemos concebir algo mejor, un mundo en el que tal vez, las leyes de la física fueran diferentes.

El tema de la contingencia, es la fuente de tensión a través de una serie creciente de pequeños acontecimientos, cada uno de ellos peculiar e improbables, pero perfectamente plausibles en sí mismos, cada uno de los cuales acarrea un séquito de consecuencias cada vez más extrañas.

Nadie sabe realmente donde acabarán las cosas… o si acabaran…. Desde luego, podemos hacer estallar nuestro mundo sin ayuda exterior alguna, por razones que parecen de lo más triviales.

EL JUEGO DE LO POSIBLE

La ciencia se detiene necesariamente cuando enfrenta un problema que el pensamiento racional no puede resolver, aunque pueden abrirse nuevas rutas. En la historia de la humanidad, todas las culturas mezclaban libremente la religión, psicología, filosofía y arte, en un todo homogéneo.

Tratamos de contestar, desde el punto de vista de la ciencia, las preguntas de lo que significa nuestra vida, porqué estamos aquí y, de dónde venimos. El objetivo central es la historia de la vida y su punto de partida.

A partir del estudio de los fósiles, Jay Gould ha llegado a la conclusión que echa por tierra la visión tradicional de la evolución, como un proceso inevitable que va de lo más simple a lo más complejo, hasta llegar al hombre. A las leyes de la naturaleza y de la historia que explica la evolución de los seres vivos, que la muestran como un progreso continuo, Jay Gould añade el azar y la contingencia, revolucionando las ideas admitidas sobre la historia de la vida.

Gould nos dice: Sospecho que el origen de la vida en la Tierra fue prácticamente inevitable, dada la composición química de los océanos y las atmósferas primitivas y los principios físicos de los sistemas autoorganizados.

No podemos ver directamente un acontecimiento pretérito, pero la ciencia se suele basar en la inferencia, no en la observación pelada, como tampoco se ven los electrones, la gravedad o los agujeros negros.

Gran parte de la forma básica de los organismos pluricelulares, debe estar restringida por las reglas de la construcción y del buen diseño. Las leyes de las superficies y volúmenes, exigen que los organismos grandes desarrollen formas distintas a las de sus parientes más pequeños, con el objeto de mantener la misma superficie relativa.

Las leyes invariables de la naturaleza, fijan firmemente las formas y las funciones generales de los organismos. Y asimismo, establecen los canales por los que el diseño orgánico tiene que evolucionar. Gould, nos dice que cuando centramos nuestra atención en el nivel del detalle, que regula la mayoría de las cuestiones comunes sobre la historia de la vida, la contingencia domina y la predictabilidad de la forma general retrocede hasta un punto considerado como irrelevante.

Los tres enigmas más interesantes y más cercanos a nosotros son: el desarrollo de la vida en la Tierra, con su infinita variedad de manifestaciones; el desarrollo de un organismo complejo a partir de una célula; la conciencia de nosotros mismos y de nuestra finitud y, el transcurrir del tiempo y del universo.

Esta conciencia, trae consigo la angustia existencial y la duda sobre el sentido de la existencia del hombre y del mundo. Mientras que la ciencia, sólo puede tomar en cuenta lo posible que el método científico obliga a cotejar continuamente las explicaciones con la realidad.

En el curso del desarrollo del “Embrión”, cuando se implementan las “instrucciones” contenidas en el genoma, “El genotipo se convierte en fenotipo”, al menos el fenotipo básico, nos dice Francois Jacob, ya que la continua interacción entre genes y entorno, será lo que terminará por modelarlo.

A partir de las incesantes conformaciones moleculares, que por más de tres mil millones de años y por acción de la selección natural, se han ido generando “estructuras, funciones y organismos”, cada vez más complejos.

Hay tantos sistemas como ideas. Para Buffon, como buen newtoniano, intenta basar las propiedades de los seres vivos en las leyes que rigen la física. No se puede afirmar de que exista una ley que impulse la complejidad, pero se comprueba que la complejidad se desarrolla con la disposición de cosas simples, donde cada suceso por insignificante que sea, influye en el curso de la historia.

Complejidad no es complicación, es una repetición de elementos simples que se reproducen y proliferan. La historia de la evolución está muy vinculada a la del clima y la evolución, es asunto de acontecimientos medio ambientales, donde el hombre surgió lentamente del mundo animal, después de una prolongada lucha contra la naturaleza.

El gran misterio es el modo como procede la evolución. En un medio cambiante, animales y hombres se pueden transformar para adaptarse a nuevas condiciones climáticas.

El tiempo no existe, en el ser no hay pasado ni futuro, solamente hay un ahora. Y lo que creemos ver, no es más que un engaño de los sentidos, ya que la mente y la razón, guiadas por la lógica, son capaces de demostrarlo. El infinito, permite demostrar que el universo es inmutable.

En vez de mirar el tiempo, el espacio, la materia y la energía como si “estuviera allá”, los rishis en la India, observaban que la naturaleza comienza “aquí”, con nuestra conciencia sensible. Según su razonamiento, nos dice Chopra, en cualquier momento dado, la persona tiene que estar en uno de los tres estados de conciencia subjetiva: dormido, despierto o soñando.

Ellos suponían que la realidad es diferente, según los diferentes estados de conciencia y, obedeciendo leyes distintas. Las leyes del dormir, deben ser diferentes de las de la vigilia y de las del soñar. Detectando entre estos estados, un espacio que actúa como pivote para que una realidad se convierta en otra.

Para Chopra, tanto en el yoga como en la física Cuántica, se procura encontrar una base que fundamente la unidad de la naturaleza, declarando que el campo unificado de Einstein existe en el mundo real, que es una experiencia y no meramente una construcción mental. Que el campo unificado no puede ser otra cosa que otro estado de conciencia, que trasciende la experiencia común y corriente y de que este estado, sólo se puede experimentar directamente, después de que la mente ha trascendido su actividad normal.

La teoría de la relatividad abrió una puerta más sorprendente. Esto implica un nivel de la naturaleza totalmente fusionado, cuya posibilidad sería una demolición definitiva del mundo de los sentidos. La “teoría del campo unificado” uniría todas las fuerzas básicas de la creación y que así, seriamos capaces de explicar el universo como un todo, en vez de las cuatro existentes, habría sólo una.

Unificar, significa demostrar que dos cosas que parecen totalmente diferentes, se pueden transformar la una en la otra, a un nivel más profundo de la naturaleza.

Antes de la teoría de la relatividad, el tiempo, el espacio, la materia y la energía ocupaban lugares separados de la realidad. Donde podemos sentir que el tiempo es la entidad más misteriosa, que es capaz de aminorar su ritmo, acelerarlo o incluso detenerse y, parece evidente que el tiempo y el espacio, la materia y la energía, son pares de opuestos, ya que ninguno de ellos se puede convertir en el otro, de tal forma que nuestro mundo normal sería de TIEMPO /ESPACIO /MATERIA /ENERGÍA.

Con el descubrimiento de Einstein de que E=mc2, el sentido común de la anterior concepción fue necesario cambiarla, ya que ahora era posible transformar la materia en grandes cantidades de energía. Y con nuestra concepción separada de tiempo y espacio, Einstein con su teoría general de la relatividad, habla de una entidad fusionada de espacio-tiempo, que puede doblarse para acomodar ciertas circunstancias. Con esto, se demuestra que la naturaleza está menos “Compartimentada” de lo que la ciencia creía.

Si vivimos en un universo que avanza a cierta velocidad hacia su “agotamiento”, entonces concluimos que no puede haber existido desde siempre y que además, debe de haber surgido desde hace algún tiempo finito, ya que puede ser infinito en extensión espacial. Pero si tiene una edad, tenemos que admitir que comenzó a existir en cierto momento y de que actualmente hierve de vida, pero que estará degenerando en un futuro, a una muerte térmica.

A partir de la segunda ley de la termodinámica y de sus consecuencias en un universo que se muere, podemos llegar a la conclusión de que el universo “no tiene sentido” y de que la “existencia humana”, es algo “fútil e inútil”. Para Bertrand Russell, la muerte “inevitable” de la Tierra, daba un sin sentido a la vida humana y la convertía en una “farsa” y, lo mismo se dice de que nuestra existencia no tiene sentido.

Existe una dimensión de la realidad en la que no somos nadie y en la que no tenemos nada, por lo cual no hay nada que perder, pero que sin embargo resulta ser la máxima verdad, en la cual se destruyen literalmente todas las cadenas que nos atan, donde estamos trabados en una cadena de falsas ilusiones y creencias. Donde dirigimos la atención a una inagotable fuente de libertad, de lo infinito, de la unidad, de la verdad suprema y del fundamento básico de quiénes somos.

La ilimitada conciencia de no ser nadie pero a pesar de ello, serlo Todo. La experiencia de que somos en realidad “Uno” con todo lo demás. Un despertar repentino a una dimensión interior, donde es maravilloso darse cuenta de que realmente nacemos a cada instante, el cual sólo puede ocurrir con la muerte del viejo Ego.

Abandonando todo lo que es producto de la mente, dejando que las historias ficticias mueran. Es decir, que la mente no puede darse cuenta de la verdad suprema. La mente pensante intenta imaginarse la verdad suprema y no lo consigue nunca, porque es una herramienta equivocada para este propósito.

En la vida humana, todo es efímero, como las alucinaciones de un lunático o como si estuviéramos soñando. Si observamos nuestro “Yo”, vemos que no es más que un pensamiento que fluye en lo profundo de la conciencia, pero es sólo un pensamiento equivocado y una percepción errónea de quiénes somos.

La atención surge de la intención, donde la intención lleva a la atención, donde “desyoizar” significa que hemos reconocido la verdad y nuestra autentica naturaleza.

Es la danza entre la conciencia y la inconsciencia, entre el yoizar y el desyoizar. Finalmente lo único que existe es la conciencia, de modo que tanto iluminación como confinamiento, felicidad y sufrimiento conviven en el reino de la conciencia.

Todo lo que llamamos real, está hecho de cosas que no pueden ser consideradas como reales. Según John Weeler: Ningún fenómeno elemental es un fenómeno hasta que no es un fenómeno observado. Y aunque en lo cotidiano sea útil decir que el mundo existe “ahí fuera”, independientemente de nosotros, ese punto de vista según la mecánica cuántica, ya no puede sostenerse. Y para Feymann, todo es mecánica cuántica y ella es la que debe utilizarse en nuestros proyectos, dejando fuera la física clásica. Considerada como una realidad incompleta.

En un sentido extraño, el nuestro es un universo participativo.

La mecánica cuántica concibe una naturaleza holística, en la que un sistema de tipo “entrelazado”, mantiene una conexión entre sus partes más allá de cualquier separación mutua. Rompe así con la imagen clásica para la que el conocimiento exhaustivo de las partes de un sistema, proporciona un conocimiento completo.

El hombre surgió como producto de la evolución biológica sobre la Tierra. Donde un ser vivo debe ser capaz de procesar información y donde el pensar y el experimentar suponen un procesado de la información, cuyo rasgo característico es que disipa energía, donde la cantidad de la energía gastada por unidad de información, depende de consideraciones termodinámicas. Y su disipación será mínima cuando el procesador funciona a una temperatura parecida a la de su entorno, por lo que podemos decir, que el cerebro y los ordenadores, funcionan de modo muy ineficiente, disipando grandes cantidades de energía, en forma de calor, según Paul Davies.

Conforme el universo se enfría y avanza hacia su muerte térmica, los seres vivos han de tener temperaturas mayores que las de su entorno, de otra forma el calor residual no saldría de ellos. La misma física limita la velocidad a la que el sistema puede irradiar energía a su entorno y, no podrían funcionar por mucho tiempo, si producen su calor residual a mayor velocidad de la que emplean en deshacerse de dicho calor.

La genética, considera los organismos en dos niveles distintos: El que concierne a los caracteres visibles, es decir el “fenotipo” y, el otro que se basa en las estructuras escondidas, conocido como “genotipo”. El primero trata de describir el organismo real, en tanto que el segundo trata de explicar sus propiedades en términos de estructuras genéticas posibles y, sólo en ciertas estructuras y sistemas, es posible establecer una correlación entre ambas.

Aunque la situación es mucho más compleja, ya que un “gen” interviene casi siempre en la expresión de numerosos caracteres, además de que un mismo carácter puede estar determinado por numerosos genes, que no sabemos identificar muchas veces. Así es que todavía estamos muy lejos de conocer todos los mecanismos que sostienen la teoría de la evolución, donde para François Jacob, la evolución se le puede considerar en términos de organismos, de moléculas o de abstracciones estadísticas.

Con lo que hay, muchas maneras de considerar la evolución, así como su ritmo y su mecanismo, oponiendo al argumento de la Intención, la de Adaptación.

La teoría de la evolución, nos da un marco imprescindible, para comprender de dónde venimos, y lo que somos.

No puede haber selección natural y por tanto, cambio, más que entre aquéllos que no son idénticos; la variación individual nutre la evolución. Todo ser vivo se forma por la ejecución de un programa inscrito en los cromosomas.

A partir de las variaciones de la selección natural, los organismos primitivos comenzaron a diversificarse. Los vegetales, lograron nutrirse directamente de la luz solar y los animales de los vegetales.

Las dos ramas encontraron modelos de vida constantemente renovados, para ser capaces de responder a entornos siempre diversos y cambiantes.

De esta ramificación, ocurrida en millones de años, diversidad y adaptación nacieron y crearon el desconcertante mundo de hoy. Donde el azar por sí solo, no explica porque los animales tienen patas, los pájaros alas y los peces aletas, pero que también pueden generarse estructuras que no sirven para nada.

La evolución está lejos de la perfección, ya que toda su teoría es opuesta a la idea de la creación perfecta. Y ya Darwin insistía en las imperfecciones estructurales y funcionales del mundo vivo, con rarezas y, uno de los mejores argumentos contra la perfección proviene de la extinción de las especies. Donde el número de especies que han desaparecido se calcula en al menos quinientos millones, nos dice Francois Jacob.

Gracias a la comparación de formas y estructuras a la idea de que su distribución en el espacio refleja una variación en el tiempo, se hace posible una teoría de la evolución. La selección natural es un mecanismo ajustado en un nivel particular de complejidad y, en cada nivel las reglas son diferentes, por lo que es necesario en consecuencia, encontrar principios distintos.

La evolución ha fundado las reglas de su histórico juego sobre la “Reproducción y la termodinámica”. Donde lo importante en los seres vivos no son sólo las reglas, sino también los detalles del proceso histórico.

Es muy limitado nuestro conocimiento del desarrollo de los organismos multicelulares, a partir de las primeras células individuales, pero parece probable que toda la vida vegetal y animal derivó de algo muy parecido a la “Euglema”.

El hombre ha creado una nueva dimensión, la dimensión cultural, donde la relación entre el hombre y la dimensión cultural es tal, que tanto el hombre como su medio ambiente participan en un moldeamiento mutuo. Donde el hombre está ahora, en condiciones de crear realmente todo el mundo en que vive, lo que los biólogos llaman su biotopo, así al crear ese mundo está en verdad determinando la clase de organismo que será. También significa que, en un sentido muy hondo, nuestras ciudades están creando diferentes tipos de personas en sus barrios de miseria, sus hospitales para enfermos mentales, sus prisioneros y suburbios,

De igual manera, nuestra falta de entendimiento pleno de la relación entre las personas y su biotopo, está complicando el proceso del desarrollo técnico, de las llamadas naciones subdesarrolladas del mundo.

¿Qué sucede cuando, personas de diferentes culturas se encuentran y relacionan? nos pregunta Edward T.Hall. Y opina que la comunicación se produce simultáneamente en diferentes niveles de la conciencia, desde la plena conciencia, hasta fuera de la conciencia.

La comunicación se frustra, principalmente porque ninguna de las partes comprende que cada una de ellas vive en un mundo diferente. Resulta entonces, que cada una estaba interpretando las palabras dichas por la otra, en un contexto que comprendía comportamiento y ambiente, con el resultado de que a menudo el reforzamiento positivo de los avances amistosos era descartado y aún inexistente.

Para el etólogo Konras Lorenz, la agresión es un ingrediente necesario de la vida, ya que sin ella, probablemente no sería posible la vida tal y como la conocemos.

Es necesario inculcar que si se ha de evitar la catástrofe, debemos ver en el hombre un interlocutor con su medio ambiente, un medio que ingenieros y urbanistas están creando sin pensar mucho en las necesidades del hombre.

Es grandemente necesario revisar y ampliar nuestro modo de ver la situación humana, ser más comprensivos y más realistas, no sólo para con los demás, sino también para con nosotros mismos. Es necesario que aprendamos a leer las comunicaciones silentes tan fácilmente como las escritas o habladas. Sólo haciéndolo así, podremos llegar a otras gentes, tanto dentro como fuera de nuestros límites nacionales, como cada vez se nos pide que hagamos, nos dice Edward Hall. Recordando que el hombre es un animal que se auto domestica, el proceso de domesticación es solamente parcial.

RELACIONES CAUSA-EFECTO EN BIOLOGÍA

Lewontin señala que la historia del desarrollo de un organismo es la consecuencia única de dos factores: Los genes y las incidencias de los entornos en que ha vivido a lo largo de su vida. Sujetas a su vez al efecto de eventos a nivel celular. El entorno además no es una propiedad fija del mundo exterior, sino algo creado para las actividades de la vida del organismo, que construye, modifica y selecciona los aspectos relevantes.

El gran problema es que no hay una manera única de definir las partes y sus conexiones, donde para comprender los misterios de “Causa y Efecto” que dan lugar a los cambios evolutivos, hay que analizar siempre de nuevo las funciones, delimitaciones e influencias reciprocas de todos los componentes.

Todos los intentos de comprender las causas, implican la observación de las variaciones. No es posible atribuir un determinado efecto a cierta causa, a menos que sea posible ver variar simultáneamente la presunta causa y su efecto.

Los métodos para estudiar las causas de las variaciones son las de observar los sistemas en su estado natural y, detectar las correlaciones entre los varios aspectos de su condición.

Estos métodos son empleados por los fundadores de la mecánica de los cuerpos celestes. Y éstos son también el método comparativo utilizado por los biólogos, constituyendo la fuente de las “leyes o reglas” de la variación y que en realidad, son sólo la expresión de “tendencias” antes que de “relaciones rígidas”.

Las reglas de esta clase, establecidas sobre las “bases de correlaciones” entre variaciones naturales observadas no son muchas, nos dice Lewontin. Y cuando se observan tendencias generales, las explicaciones causales, no son fácilmente verificables, precisamente porque todos los datos disponibles se han utilizado ya para generalizar.

Según Lewontin: “No todo está efectivamente conectado con Todo”. El mundo vivo está dividido en subsistemas casi independientes, en cuyo seno hay interacciones efectivas, pero Margulis y Sagan declaran que la selección natural no es más que supervivencia diferencial y por lo tanto, no puede crear, sólo perpetuar lo ya creado.

El examen de entidades tan grandes y complicadas como la entera cubierta viva de nuestro planeta, la raíz del problema está en la aspiración de una parte pequeña del sistema total, que como sistema organizado trata de abarcar al sistema más amplio del que forma parte.

Donde más allá o más acá de la matemática y los sistemas organizados y autoorganizados, las dificultades de anticipación y aún de explicación rigurosa, son mayores. Y la característica especial de las matemáticas, se descubre que estaba ahí desde el inicio de los tiempos con un carácter prehumano, según Margalef.

No podemos limitarnos a decir que el terreno de indeterminación y sistemas caóticos sigue siendo de actualidad o, que en los sistemas disipativos de energía en el que estamos inmersos, han aparecido y se han intensificado una serie de irregularidades o perturbaciones, hasta llegar a dar la naturaleza actual con toda su complicación y su belleza, nos señala Margalef.

La historia de la vida se describe satisfactoriamente y, se entiende parcialmente sobre la base de la selección natural, que hay que extender a todos los sistemas hechos de subsistemas repetidos, lo cual es un rasgo general en la naturaleza. Margalef agrega de que sólo han de ser contados los universos que finalmente han dado organismos capaces de reflexión, a través de los cuales el sistema entero toma conciencia de sí mismo.

Si los insectos se han hecho más resistentes a los insecticidas, se debe a que las variantes más resistentes sobreviven y se reproducen, en tanto que los organismos menos adaptados desaparecen.

Debemos construir la ciencia sobre la reflexión y, lo que aparece como perturbación o inesperado dentro de un nivel, puede ser explicado en un nivel superior al ampliar el marco espacio temporal de observación; se dice que toda paradoja encuentra su explicación en un marco de observación más amplio. Es el grado de fiabilidad de nuestro organismo, para adquirir un conocimiento del sistema más amplio en el que estamos inmersos.

La selección natural, dirige el curso de la evolución mediante la propagación y eliminación de lo que tiene a su disposición. Nuestra evolución biológica e incluso nuestra vida individual, han podido recibir mucha información del entorno; llegar a pensar que nuestro cerebro es producto de la selección natural, sería para garantizar la supervivencia y no necesariamente el conocimiento. No es prudente confiar y fiarse demasiado en nuestro cerebro y formas de pensar, hasta ahora.

Los genes no controlan la vida. Pero ¿Qué es lo que la controla? Nosotros, nos dice Bruce Lipton. ¿La mente domina la materia? El poder para controlar nuestra vida nace de nuestra mente, no de nuestros genes.

Cada célula posee su sistema nervioso, digestivo, respiratorio, musculo esquelético, reproductor e incluso inmunológico, deduciendo que cada ser humano es equivalente a una célula colosal. Y es nuestra mente la que moldea el carácter de nuestra comunidad celular y, que contribuye con la evolución de nuestro mundo colectivo.

Esta información resulta relevante para nuestra supervivencia, que actualmente ha adquirido una importancia radical. La proteína determina la estructura y el funcionamiento de los organismos biológicos. Donde sólo existen dos causas de enfermedades: cuando las proteínas son defectuosas y cuando las señales han sido tergiversadas, nos dice Lipton.

Hay quienes rechazan la idea de que en el preciso instante en que un espermatozoide y un ovulo se unen para formar un feto, surge un alma plenamente dotada; otros por el contrario, creen que el alma, es un término equívoco y resbaladizo, cargado casi siempre de connotaciones religiosas, toma carta de naturaleza de forma lenta, a lo largo de su desarrollo.

La vida nos enfrenta continuamente a dilemas morales de diversa magnitud. Donde se dice que “El poder crea derechos” y los humanos, gracias a la inteligencia que nos dota la complejidad de nuestro cerebro, somos los poderosos en relación con los animales “inferiores”, ¿Es más fácil matar una vaca que un mosquito? El neocórtex del cerebro dirige la actividad intelectual y cognitiva y, la parte más antigua, gobierna las actividades viscerales y emotivas.

Para descifrar la naturaleza y hallar sus leyes, no basta con agrupar identidades y diferencias. Es necesario que los datos se superpongan en función de sus relaciones con un elemento de unificación, que a la vez es condición de todo conocimiento. Donde la característica fundamental del ser, es la de existir. Si el ser esencialmente es, ¿Cómo puede cambiar de estado, cómo puede dejar de ser algo?

Lo que da sus propiedades a los seres vivos, es un juego de relaciones que unen secretamente las partes para que funcione el todo: es la organización oculta tras la estructura visible, nos dice F. Jacob. Agregando que un ser vivo no representa una simple asociación de órganos con funcionamiento autónomo: Es un todo cuyas partes dependen unas de otras y, cada una de las cuales desempeña una función particular de interés general.

Las clasificaciones jerárquicas funcionan bien en apoyo de este objetivo, porque la tipología primaria del árbol de la vida y, a medida que vamos averiguando la relación de las especies con antepasados comunes, cada vez más antiguos, puede expresarse mediante un sistema de categorías cada vez más inclusivas.

Toda la vida está asociada con la desaparición diaria de la luz solar, debida al movimiento de nuestro planeta y, que con la oscuridad, se alteran de manera regular, que transmiten a la vida información básica. Los ritmos “circadianos” o sea los que duran “un día” producidos por los movimientos de la Tierra, pueden verse en acción en la vida y a cualquier nivel de complejidad.

Un elemento ambiental es necesario para arrancar el proceso de desarrollo. Así, las plantas del desierto, producen semillas que permanecen inactivas hasta que la lluvia las despierta y, que da principio a su desarrollo; una vez que el mecanismo se da, los más débiles perecen de las fases programadas internamente y, las ideas de que la detención del desarrollo da origen a la anormalidad, está en el centro de todas las teorías de la maduración, nos dicen tanto Lewontin como Piaget.

A medida que la planta crece y recibe más luz, la forma de sus hojas y la distancia entre éstas cambian y, cuando la luz llega a alcanzar cierta intensidad, comienzan a formarse las flores. Todo esquema de cambio, de la forma y espaciamiento de las hojas, depende de las condiciones de incidencia de la luz. La forma y el espaciamiento de las hojas, cambian continuamente a medida que el tallo sube por el tronco del árbol.

Los ritmos circadianos, se dan en los organismos simples unicelulares, sin hormonas ni sistemas nerviosos especializados. Pero en las formas complejas y multicelulares que cuentan con estas ventajas, se dan los ritmos circadianos con tipos más complicados, que responden a estímulos ambientales más sutiles.

La sensibilidad a un ciclo anual, tiene ventajas positivas; ayuda a cualquier organismo a predecir los cambios de estación que van a producirse en su medio ambiente y, a prepararse para ellos. Al desarrollarse las diversas formas de vida sobre la Tierra, las formas de vida que estaban en ventaja, eran precisamente las que eran capaces de sentir su medio ambiente y operar a base de la información que recibían.

El mamífero, sabe cuándo debe empezar a almacenar comida y las aves saben cuando llega el tiempo de volver al norte a hacer su nido. Constituidos por el “fotoperiodismo”, que es la sensibilidad a los cambios de luz y la oscuridad de cada día.

La vida sigue su tiempo y a un compás al parecer antiguo, porque está determinado principalmente por la rotación de nuestro planeta, que apaga y enciende el Sol como un gigantesco foco de luz. Donde las ondas de luz son conductoras de energía e información a la vez, nos dice Lyall Watson. El que la cantidad de luz contenida en la luz visible, corresponda cabalmente a la energía necesaria para desarrollar la mayor parte de las reacciones químicas y no es mero accidente, ya que tanto la luz solar como la vida están confinadas a la misma sección diminuta de este espectro y, es difícil sustraerse a la conclusión de que una depende directamente de la otra.

Nuestra temperatura y sistema de defensa contra los microbios y nuestra misma alerta intelectual se atenúan durante la noche y se refuerzan durante el día y, los mismos medicamentos presentan diferentes eficiencias según las horas en que se administren. Existe un ritmo en la fecundidad, secreción de hormonas, la respiración o los latidos del corazón. Animales de las playas, sincronizan sus biorritmos con el ritmo de las mareas. Condicionándose en todos los animales que además regulan su modo de vida, provocando la floración y la misma caída de las hojas y el ciclo reproductivo de muchos animales. Con el arribo del invierno, se inician migraciones y la hibernación.

La araña presenta biorritmos muy precisos al tejer su tela, de la media noche hasta las cuatro de la mañana. Los microbios están programados para vivir 10 minutos, los insectos unas cuantas horas y la secuoya 4,000 años. La molécula que provoca la división celular, funciona como un reloj y, es la misma, se trate de levaduras o el ser humano. Lo que prueba la unicidad de los seres vivos y de que es real la evolución, que la ha perpetuado hasta nosotros mismos.

La relación entre costo, beneficio y riesgo y la inevitabilidad de los efectos colaterales, proporcionan a las personas una base sólida para evaluar el empleo de nuevas tecnologías y sus implicaciones para el ambiente y la cultura. Si no se comprenden esos principios, es poco probable ir más allá de las consideraciones de su interés inmediato.

Lewontin, nos muestra que la historia del desarrollo de un organismo es la consecuencia única de dos factores: sus genes y las incidencias de los entornos en los que se ha encontrado a lo largo de su vida. Sin embargo estas dos influencias están sujetas, a su vez, al efecto de eventos contingentes al nivel celular. Además, no existe una separación distinguible entre las fuerzas externas e internas.

El entorno de un organismo no es una propiedad fija del mundo exterior, sino algo creado por las actividades de la vida del organismo, que construye, modifica y selecciona los aspectos que para él son relevantes. Ante la extrema complejidad de estos procesos, no sirve de nada refugiarse en un holísmo ingenuo y oscurantista. Nos señala Lewontin.

Pese a muchos y a muchas preguntas aún abiertas, la biología sólo progresa gracias al análisis de las partes que componen un organismo. El gran problema es que no hay una manera única de definir las partes y sus conexiones.

Para comprender los misterios de “causa-efecto” que dan lugar a los cambios evolutivos, hay que analizar siempre de nuevo las funciones, delimitaciones e influencias reciprocas de todos los componentes. El uso del término de “Adaptación”, fortalece la idea general de que las propiedades del organismo están modeladas para responder a los requisitos específicos del ambiente.

El “nicho ecológico”, significa el espacio ecológico que llenan los organismos con propiedades que les dan su justa ”forma” de adaptación, donde adaptación y nicho ecológico ofrecen una explicación de las diferencias que se observan entre los organismos, donde las “propiedades” del espacio siguen la forma subyacente del mundo exterior.

El estudio de los organismos, nos dice Lewontin, es en realidad un estudio de la forma del espacio ambiental, de modo que los organismos mismos no son otra cosa que el instrumento en virtud del cual vemos la forma del mundo exterior. Sin embargo, la mayor parte de los biólogos insisten en que el objeto de su interés son los organismos mismos, pero la estructura de la explicación nos dice Lewontin, basada en la adaptación, apunta en la dirección opuesta.

Un animal debe procurarse alimento y consume energías en busca de su comida y, el método que emplee para encontrarla debe ser de tal condición, que permita que después de haber consumido la comida, el balance energético sea positivo.

Muchas sociedades no-agrícolas, nos dice Francisco García, debieron ser prósperas y tal vez disfrutaron de este tipo de felicidad que se basa en querer poco, que en tener mucho. Tendemos a pensar que los elementos de la vida social y de la cultura en la especie humana, tienen un origen histórico y que por el contrario, dichos elementos están bajo el dominio de la genética en las otras especies animales.

Adverso como puede ser el frío a la vida vegetal es sin embargo la sequía, que lleva aparejada la glaciación, la que plantea retos insalvables a su supervivencia. Durante el período glacial predominaron condiciones más frías y secas que las actuales, interrumpidas por bruscos calentamientos de corta duración.

Las plantas son sensibles incluso a pequeñas variaciones climáticas, por lo que los cambios producidos en su distribución geográfica durante el largo período de inestabilidad, debieron de ser enormes, como también debieron de serlo los que afectaron a la fauna que en última instancia dependía de la cubierta vegetal.

Los cazadores-recolectores tuvieron que responder a estos cambios de bosque a desierto o estepa y al revés, con agilidad e ingenio adoptando rápidamente profundas mudanzas en su régimen vital. En la adaptación a retos cambiantes, se generaron los conocimientos, las ideas y los artificios que acabarían anudándose en ese paquete tecnológico, que serían finalmente creadores de la agricultura.

Es probable que durante la última glaciación, los cereales se convirtieron en una fuente alimenticia más fiable que los frutos de los bosques, muchas de cuyas especies no habrían superado el clima extremo y al igual que su fauna, emigrada en su mayor parte hacia ambientes más benignos.

Si entendemos a la sobrepoblación, que describe el desequilibrio entre el tamaño de la población y la capacidad del medio para sustentarla y, dado un determinado repertorio tecnológico, no cabe duda de que la humanidad, más concretamente, distintas poblaciones dentro de ella, han sufrido y superado sucesivas crisis de sobrepoblación a lo largo de su historia y de que dichas situaciones de crisis han sido salvadas mediante nuevos artificios.

Hay globalmente más alimento en los herbívoros que en los carnívoros, en las piezas de caza pequeña que en las grandes y, que ofrece más calorías la flora que la fauna, donde por cada 3 a 10 calorías de trigo que usemos para alimentar un animal doméstico, obtendremos sólo una caloría de carne, de modo que si lo hacemos en tiempos de escasez, será un mal negocio.

Pitagoras, Empédocles, Plutarco y Porfirio, dieron fuertes razones y contundentes argumentos en contra del sacrificio carnívoro y en favor de una dieta vegetariana, libre de maltrato animal. Pitagoras se opuso al sacrificio animal y a comer carne, defendiendo el respeto a los animales, en tanto que el veganismo, debido a sus ideas sobre transmigración de las almas, el parentesco de la naturaleza y los beneficios del comportamiento justo hacia los animales, traería a la formación de filósofos y legisladores

Empédocles defiende la afinidad entre todo lo viviente al afirmar que todo lo viviente tiene el mismo origen y, que el principio de vida está presente en todo lo viviente, sin excepción. Para Empédocles, un animal no es un ser acabado, sino que es historia, ya que viene de una historia y se dirige hacia otra. Es fundamentalmente una forma que nace, se realiza y se constituye según el principio de Alternancia de Amor y Odio; por lo que lleva en su cuerpo la ley paradójica, sin la cual su vida no podría existir.

Para Platón, los animales comparten la vida mental subjetiva que pueden tener virtudes, como amar e incluso tener almas, que fueron humanas. Para Aristóteles, todos los seres vivos tienen alma, sin embargo, aunque los animales tienen conciencia y movimiento locomotor, sólo el hombre posee razón.

Las razones para seguir una dieta sin carne, responden a consideraciones éticas fundamentales ya que los animales son seres vivos capaces de sentir dolor y por ello merecen un trato justo, respetuoso y libre de crueldad.

Para Plutarco, lo peor es que comer carne no es acorde con la naturaleza del hombre, sino que nace de una búsqueda perversa o deleite y placer de los sentidos; no del hambre que es lo que mueve a los animales a buscar alimento.

Nada justifica para Porfirio matar a los animales para comerlos, porque aunque su facultad racional está menos desarrollada que la de los hombres; ello no disculpa su exclusión del ámbito de la justicia y de otras consideraciones morales. Diógenes nos lleva a encontrar en los animales un modelo para la virtud, ya que los animales a diferencia del ser humano, viven integrados al orden natural y se rigen por sus leyes, nos dicen Patricia Flores y Jorge Linares.

Así, los animales son el modelo para comprender el deseo y, a diferencia del ser humano, adecuan sus necesidades a las circunstancias. Para los estoicos, el ideal de la vida es actuar de acuerdo con la naturaleza y, de la razón, que es exclusiva del hombre.

Las ciencias de la naturaleza nos confirman un continuo evolutivo y genético entre los animales y los humanos lo cual fundamenta la necesidad de conformar también un continuo ético, político y jurídico; para asegurar el futuro de la especie humana, y también el de todas las especies que rodean al hombre.

La tesis según la cual las formas de variación heredables, no dependen de “modo casual” de la naturaleza del mundo en que los organismos se encuentran y, es casi seguramente correcta, explica Lewontin, agregando que si bien todas las metáforas son peligrosas, el proceso de evolución parece mejor descrito por el concepto de “construcción”; y así como no puede existir un organismo sin un ambiente, tampoco puede existir un ambiente sin algún organismo.

Las células nos han superado en inteligencia durante millones de años, donde cada célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del todo y donde el bien individual es secundario; el egoísmo resulta inconcebible y, cada célula permanece en contacto con todas las demás. Estás en comunión con la totalidad de la vida y te sientes en conexión con tu origen, donde tú conciencia está siempre abierta al cambio, percibiendo a cada momento lo que ocurre en tu entorno.

DESARROLLO HUMANO, NATURALEZA Y VISIÓN DEL MUNDO CIENTÍFICO Y SISTÉMICO

Proceder a una reconstrucción objetiva de la historia de las ideas, de la que por desgracia también forman parte ideológicas cosmovisiones, que han hecho mucho daño a la humanidad. Donde las ideas nefastas no se combaten silenciándolas, sino contrastándola a plena luz del día con el gran legado epistemológico, moral, y espiritual que nos han dejado y legado muchos grandes filósofos.

La búsqueda de la verdad es un viaje que no concluye nunca, pero que, tiene también un punto de partida y una meta.

La ciencia como la practicamos hoy, resuelve los problemas para los cuales sus métodos y sus instrumentos son adecuados y, los científicos pronto aprenden a plantearse sólo las cuestiones que pueden ser resueltas.

El modelo analítico alcanzó un éxito inmenso, porque explicaba la naturaleza de una manera tal que nos permite manipularla y prever sus comportamientos. Pero el éxito del modelo mecánico analítico, ha producido una visión “hipersimplificada” de las relaciones entre las partes y el todo y, entre las causas y los efectos.

El éxito del reduccionismo ingenuo y el análisis simplista, se debió en parte a la naturaleza oportunista del trabajo científico; la ciencia tal y como la practicamos hoy en día, nos dice Lewontin, resuelve los problemas para los cuales sus métodos y sus instrumentos son adecuados, pero los científicos pronto aprenden a plantearse sólo las cuestiones que pueden ser resueltas.

La dificultad no está en la falta de una información cualquiera, que por sí sola nos haría encontrar las respuestas, sino precisamente en el hecho de que no sabemos cómo formular las preguntas.

En el siglo XVII se dio la Revolución Científica, que representaba el progreso de la ciencia en todos los campos del conocimiento: El “racionalismo” impulsado por Rene Descartes, cuyo método centró bases de la verdad a obtener por medio del razonamiento y, con la deducción todas las demás verdades matemáticas. Las bases del método “Empírico” las dio Francis Bacon, donde la verdad se alcanzaba a través de los datos que aportaba la experiencia para obtener verdades concretas; verdades generales o hipótesis, que debían comprobarse mediante la experimentación.

No es fácil encontrar buenas hipótesis para tomar como referencia y se ve como referencia y como indeseable todo lo que crea dificultades para la estabilización de la variancia; por tanto se ven con poca simpatía los fenómenos de tipo histórico que incluyen un aumento de la complejidad. En la ecología teórica, se enfrenta la ecología reduccionista y la ecología holística.

La concepción reduccionista del mundo que domina nuestro estudio de la naturaleza, generalmente se desarrolla en dos fases: primero, se da un proceso analítico con un movimiento que va de arriba abajo y, que segmenta el todo en las partes que lo constituyen; luego viene una fase de síntesis, en las que se descubren las relaciones causales entre las partes. Este método de indagación funciona siempre que se trate de individualizar el todo y definir la anatomía del sistema.

La Teoría General de Sistemas TGS, una forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad, que es al mismo tiempo una orientación hacia una práctica estimulante para formas de trabajo transdisciplinaria. La TGS se caracteriza por su perceptiva holística e integradora, en donde lo importante son las relaciones y los conjuntos y, que a partir de ellas, emergen ofreciendo un ambiente para inter relación y comunicación fecunda entre especialistas y especialidades, nos dicen Arnold y Osorio.

La TGS debería constituirse en un mecanismo de integración entre las ciencias naturales y sociales y ser al mismo tiempo un instrumento básico para la formón entre las ciencias naturales y sociales y ser al mismo tiempo un instrumento básico para la formación y preparación de científicos. Promoviendo la unidad de la ciencia a través de principios conceptuales y metodológicos unificadores.

La perspectiva TGS surge en respuesta al agotamiento e inaplicabilidad de los enfoques analítico-reduccionistas y sus principios mecánico-causales y donde el principio clave, es la noción de totalidad.

Hay muchos asuntos que no pueden examinarse adecuadamente desde el punto de vista científico. Hay creencias que por su propia naturaleza no se pueden probar o refutar. Tampoco se cuenta con los medios para resolver las cuestiones relativas al bien y al mal, aunque pueden contribuir en ocasiones a su análisis, identificando las probables consecuencias de algunas posibles acciones, identificando las consecuencias probables de acciones específicas, lo cual puede ser útil para sopesar las alternativas.

En el calvinismo, creían en la predeterminación y de que había algunos signos externos que evidenciaban haber sido elegidos por Dios, como la fe, modestia, honestidad, austeridad, frugalidad y el gusto por el trabajo bien hecho.

Las diversas disciplinas científicas son semejantes en cuanto que dependen de la evidencia, el empleo de hipótesis y teorías, los tipos de lógica que utilizan y muchos aspectos más. Difieran en gran medida entre sí, respecto a los fenómenos que investigan y la forma en que lo hacen; en la medida en que usan los principios fundamentales y, en el grado en que contribuyen a los descubrimientos de otras ciencias. No se trata sólo de una serie de pasos que los científicos siguen siempre, ni un camino que los conduzca infaliblemente al conocimiento profundo.

La ciencia exige evidencia y, tarde o temprano, se establece la validez de los enunciados científicos en relación con las observaciones de los fenómenos. Por tanto, los científicos se concentran en la obtención de datos precisos. Tal evidencia se logra mediante observaciones y mediciones que se hacen, en situaciones que van desde ambientes naturales hasta entornos completamente artificiales.

Formar al futuro ciudadano con un pensamiento científico, con herramientas para ser más crítico ante diferentes situaciones de diferente índole, para con ello tomar decisiones con más información y sólidos argumentos; justamente aquello que permite adquirir, organizar y aplicar saberes de diverso orden y de creciente complejidad, es lo que buscamos y deseamos.

La devoción del científico ya no puede ser únicamente un todo lógico. La forma más racional de minimizar la actual tensión entre ciencia y sociedad, es la de acelerar un nuevo grado de comprensión entre ellas, nos dice Steward Richard. Quedando implícito que la ciencia necesita ser “humanizada”, haciéndola más pertinente con las necesidades y aspiraciones humanas.

Los métodos y objetivos de la ciencia deben dotarse de compasión y dirigirse conscientemente a la reducción del sufrimiento y a la elevación del espíritu humano. Cuando se hace universal el concepto de sociedad humana y cuando se comprende que cerca de dos terceras partes de sus miembros sufren desnutrición y que demasiados mueren de enfermedades desde hace mucho erradicables por la medicina, en tanto que cualquier idea del universalismo en la ciencia, se revelan muy pobres en su realización práctica.

Los fines de la ciencia moderna están ahora ampliamente regidos por el ideal baconiano del “dominio sobre la naturaleza”; esto es, por una política científica que identifica el conocimiento con el poder y que son ahora reconocidos como dictados por los paradigmas prevalecientes.

Se pretende formar ciudadanos más competentes para enfrentar los retos de un mundo, cada vez más interconectado y con problemas cada vez más interconectados, que atañen a toda la humanidad y participación ciudadana, para poder determinar los rumbos y rutas nacionales e internacionales.

La ciencia, puede dar a la humanidad los conocimientos del ambiente biofísico y del comportamiento social que se necesita para llegar a soluciones eficaces de sus problemas globales y locales, entendiendo los fenómenos naturales del entorno y la naturaleza del pensamiento matemático, como parte de esta formación científica necesaria, para que se tengan más elementos para analizar opciones y tomar decisiones, tanto personales como sociales.

Donde para conocer y explicar la realidad, se necesita entender cómo opera la ciencia, lo cual implica una transformación del pensamiento común y cuya actividad resulta muy distinta de lo que la generalidad de ciudadanos cotidianamente práctica.

La American Association for the Advancement of Science (AAAS). Proyecto 2061; nos dice que: La búsqueda y sistematización de la información, realización de actividades con propósitos educativos claros y la vinculación de la ciencia con la tecnología y la sociedad, contribuirán a que los futuros ciudadanos comprendan las ciencias, las matemáticas y la tecnología para aspirar al mejoramiento de las condiciones de vida a partir del potencial de la ciencia y la tecnología.

Una serie de recomendaciones unidas como un núcleo mínimo de conocimientos y destrezas “básicas” deben plantearse como una base común de formación para todos los ciudadanos. Señala que lo recomendable para obtener los anteriores propósitos, sería que:

1.- Aprender a “observar” en lugar de solamente ver.

2.- Recopilar información de manera sistemática.

3.- Aventurar respuestas y confrontarlas.

4.- Mantener una mente abierta y crítica ante cualquier evidencia.

5.- Diseñar y realizar experimentos.

En la consideración de que una persona con formación científica sería aquélla que percibiera que las ciencias, las matemáticas y la tecnología son empresas humanas interdependientes, con potencialidades y limitaciones; que comprende conceptos y principios científicos clave; que está familiarizado con el mundo natural y reconoce su diversidad y, su unidad a la vez; y que emplea el conocimiento de la ciencia y los métodos científicos de pensar, para fines sociales e individuales para obtener bienestar personal.

La educación no tiene mayor objetivo que preparar a las personas para que vivan vidas de satisfacción personal y responsabilidad. A su vez la educación científica debe ayudar a que los alumnos desarrollen las ideas y hábitos mentales que necesitan, para llegar a ser seres humanos compasivos, capaces de pensar por sí mismos y encarar la vida con inteligencia a fin de construir y proteger una sociedad abierta, decente y vital.

La capacidad de crear una sociedad verdaderamente justa, depende más que nunca del carácter y la calidad de la educación que el país da a todos. Donde los problemas más graves a los que se enfrentan los seres humanos son globales; crecimiento poblacional incontrolado, lluvia ácida, destrucción de las selvas tropicales y otras fuentes de biodiversidad, contaminación ambiental, desigualdad extrema de la riqueza y la sombra amenazante de una guerra nuclear.

Lo que depara el futuro para el mundo depende mucho de la sabiduría con la que se use la tecnología y la ciencia. Y ello, a su vez, depende de la eficiencia de la educación que reciban las personas. La ciencia puede dar a la humanad los conocimientos que se necesitan para llegar a soluciones eficaces de sus problemas globales y locales.

La ciencia fomenta el tipo de respeto por la naturaleza que debe ser la base de decisiones, acerca del peligro que se corre al seguir destruyendo imprudentemente los sistemas que sostienen la vida. Donde los hábitos mentales científicos pueden ayudar a manejar con sensibilidad los problemas en que intervienen los argumentos lógicos y, la incertidumbre en que la gente es presa fácil de los proponentes de soluciones sencillas a problemas complejos.

La unión de la ciencia, las matemáticas y la tecnología conforma el quehacer científico y hace que esta tenga éxito. Cada una de ellas es interdependiente y se refuerzan entre sí. Se dan recomendaciones sobre qué conocimientos y del modo en que opera la ciencia son requisitos para la formación científica, en el incapie de tres principales temas:

1.- La visión del mundo científico.

2.- Los métodos científicos de investigación y

3.- La naturaleza del trabajo científico.

La ciencia presume que las cosas y los acontecimientos en el universo ocurren en patrones consistentes, que pueden comprenderse por medio del estudio sistemático. Los científicos creen que el universo es un sistema único y vasto, en el que las reglas básicas son las mismas donde quiera.

La ciencia es un proceso de producción de conocimientos que depende tanto de hacer observaciones cuidadosas de los fenómenos como de establecer teorías que les den sentido. Sin importar que tan bien explique una teoría un conjunto de observaciones, es posible que otra se ajuste igual o mejor, o que abarque una gama más amplia de observaciones.

En la ciencia, comprobar, mejorar y de vez en cuando descartar teorías, ya sean nuevas o viejas, sucede todo el tiempo, según la AAAS. Rechazan la idea de alcanzar la verdad absoluta y aceptan cierta incertidumbre como parte de la naturaleza del conocimiento científico. Donde la modificación de las ideas, más que su rechazo absoluto, es la norma de la ciencia.

En una teoría, al variar sólo una condición a la vez, pueden identificarse sus efectos exclusivos sobre lo que pasa, sin opacar los sistemas por cambios ocurridos en otras condiciones. Sin embargo, con frecuencia no pueden controlarse las condiciones o el control, lo cual no es ético de formular o, que éste distorsione los fenómenos naturales. En tales casos, las observaciones se deben hacer dentro de una gama suficientemente amplia de condiciones que ocurren de manera natural, para inferir cuál podría ser la influencia de los diversos factores.

Los argumentos científicos deben ajustarse a los principios del razonamiento lógico: someter a prueba los argumentos mediante la aplicación de ciertos criterios de inferencia, demostración y sentido común. Los científicos pueden estar en descuerdo acerca de la idoneidad de los supuestos que se han hecho y, por tanto, diferir respecto a las conclusiones que están justificadas; asimismo suelen concordar en los principios del razonamiento lógico que interrelacionan la evidencia y las hipótesis con las conclusiones.

Una hipótesis, para ser útil, debe sugerir qué evidencia podría sostenerla y cuál refutarla. Una suposición no puede someterse a la prueba de la evidencia, ya que puede ser interesante, pero no es probable que sea científicamente útil. El uso de la lógica y el examen detallado de la evidencia son necesarios pero, en general, no son suficientes para el avance de la ciencia.

Los conceptos científicos no surgen del análisis, por sí solos, pero suelen requerirse el conocimiento y la perspectiva creativa para reconocer el significado de lo inesperado. Los científicos se esfuerzan por darle sentido a las observaciones de los fenómenos, mediante la formalización de explicaciones que se apoyan en los principios científicos aceptados comúnmente o que son computables con ellos.

Dichas teorías pueden ser generales o restringidas; pero deben ser lógicas e incorporar un conjunto significativo de observaciones válidas científicamente. Su credibilidad proviene de su capacidad para mostrar relaciones entre fenómenos que previamente parecían inconexos.

Las teorías deben tener poder predictivo, pero esto no significa necesariamente predecir acontecimientos futuros. Las autoridades acreditadas se han equivocado muchas veces en la historia de la ciencia; sin embargo, ningún científico famoso o de alta jerarquía está autorizado para decidir por otros lo que es verdad, ya que científicos las deben alcanzar. Incluso los científicos más prestigiados se han negado en ocasiones a aceptar nuevas teorías, a pesar de que éstas hayan acumulado evidencias suficientes para convencer a otros.

Sin embargo, las teorías se juzgan finalmente por sus resultados; cuando una versión nueva explica más fenómenos o responde preguntas más importantes que la versión previa, aquélla acaba por sustituirla. La actividad científica distingue a la época actual de los siglos anteriores.

La investigación de operaciones, es precisamente una ponderación matemática de las futuras decisiones, que permiten ahorrar tiempo, fuerzas y recursos materiales y evitar errores graves; pues de lo contrario resultaría demasiado caro. Cuanto más compleja costosa y grande es la actividad planificada, tanto menos admisibles son los métodos “voluntariosos” y, tanto más importantes resultan ser los métodos científicos que permiten valorar con anticipación las consecuencias de cada decisión, desechar de antemano las variantes inadmisibles y recomendar las más eficaces. Asimismo, determinar si la información es adecuada para elegir la decisión correcta y si no lo es, especificar qué información suplementaria es preciso obtener.

Es demasiado peligroso en estos casos, basarse sólo en la intuición individual y “en la experiencia y en el sentido común”. Además, muy frecuentemente se trata de actividades que son únicas en su género y no tienen precedentes. En este caso, nos dice Elena S. Ventel, la “experiencia” guarda silencio y el “sentido común” bien puede engañarnos si no nos apoyamos en los debidos cálculos, que faciliten a las personas la toma de decisiones y, es la que sirve de objeto a la investigación de operaciones.

Como actividad social, la ciencia refleja de manera inevitable los puntos de vista y los valores de la sociedad. La dirección de la investigación científica es afectada por influencias informales dentro de la cultura de la misma ciencia. La difusión de la información científica es fundamental para su progreso.

GENERALIDADES Y POSIBILIDADES EN EL JUEGO DE LO POSIBLE

Después de la Primera Guerra Mundial, las sociedades europeas dieron un vuelco radical e histórico en su forma de comprender el mundo; las raíces de tal situación son la Revolución Francesa, la Restauración y el asesinato del archiduque Francisco Fernando. Cada uno de estos sucesos, siguió un derrotero distinto y tuvo causas dispares, sin embargo, sus efectos convergen en la conflagración europea que abrió las puertas a la barbarie y el horror del siglo XX, nos dice Angel Hernandez.

Recordando a Schopenhauer, diremos que: El dolor no brota de no tener; brota de querer tener y sin embargo no tener. El querer tener es la condición para que el dolor sea eficaz. Donde la enseñanza más importante de la razón pura, es desprenderse todo lo posible del querer. Y la manera más segura de no llegar a ser muy infeliz es no querer ser muy feliz.

Nuestra existencia carece de razón de ser en el mundo, porque es absurdo que el dolor sin fin, que nace de la miseria inherente a la vida y llena el mundo, sea por un mero accidente y no el fin en sí mismo; donde cada desgracia especial parece una excepción, pero la desgracia general es la regla.

Al tormento de la existencia, se une también la rapidez del tiempo que nos apremia y, no nos deja respirar y permanece detrás de cada uno de nosotros, como un carcelero o domador con su látigo y, donde es una dicha que nada sepamos de antemano, donde los niños son culpables inocentes, condenados no a la muerte sino a la vida… y es que tienen la suerte de no conocer aún el contenido de su existencia.

Realmente nadie es digno de envidia, ¡Y cuantos lo son de lástima! Donde la vida es una tarea que es preciso cumplir laboriosamente. Donde el mundo es el infierno, y los hombres se dividen en almas atormentadas y diablos atormentadores. Más un Dios, que por su gusto y por capricho origina ese mundo de miseria y lamentaciones y que se aplaude por ello, es ya el colmo. Sin embargo, el creador no creó únicamente el mundo, creó también la posibilidad, lo que debe hacer posible un mundo mejor.

La certeza de que el mundo y por consiguiente el hombre, son tales que no debieran existir, es como para llenarnos de indulgencia los unos para con los otros. ¿Qué esperar, en realidad, de tal especie de seres?

La verdad, no es útil para domeñar a las almas bárbaras, para impedirles que caigan en la injusticia y en la crueldad; ni siquiera pueden concebirla. Lo útil es el error, una parábola. Éste es el origen de la necesidad de enseñar una fe positiva.

Nuestra existencia es considerada como la consecuencia de una falta. Si nos familiarizamos con este pensamiento, no esperaríamos de la vida sino lo que ésta pueda darnos y lejos de considerarlo como algo inesperado, contrario a la regla, sus contradicciones, sus sufrimientos, sus tormentos y sus miserias grandes y pequeñas, las consideraríamos como normales, sabiendo que cada uno sobrelleva en el mundo la pena de su existencia y cada cual lo hace a su modo.

En términos generales, esta idea sobre el mundo nos hace capaces de ver sin sorpresas y con mayor motivo sin indignación, lo que llamamos las imperfecciones, es decir, la constitución intelectual y moral miserable de la mayoría de los hombres.

La vida que conoces es una delgada capa de acontecimientos que cubre una realidad más profunda, donde sabes quién eres y cuál es tu propósito, que es la de fomentar la expansión y crecimiento de la creación. Sin embargo, el misterio de la vida no reside en estas cuestiones, sino en cómo sacarlas a la superficie

¿Cómo empezarías a resolver un misterio que está en todas partes pero que, de alguna manera, no forma un mensaje articulado?

¿Se toma conciencia a través del dolor?

La adversidad sólo nos hace más fuertes y cuanto más contratiempo tenemos en la vida, más aprendemos y maduramos. Todo el mundo sufre contratiempos en la vida y lo único que sana verdaderamente es el amor incondicional. No hay placer sin dolor, donde la finalidad de la vida y de la existencia, es la de madurar y cuando se aprende la lección, el dolor desaparece, nos dice Kübler-Ross y agrega que: Mis experiencias me han enseñado que no existen las casualidades en la vida. Las cosas que me ocurrieron tenían que ocurrir.

Hay un delincuente en todos nosotros y todo depende de las circunstancias. Y la única manera cómo podemos encontrar la paz, es dejar que el pasado sea el pasado. Si no fuera por la muerte, ¿valoraríamos la vida? Si no fuera por el odio, ¿sabríamos que el objetivo último es el amor?

Ningún concepto de Dios, podía estar contenido en un ser definido por ninguna ley o norma creada por el hombre. Lo que importaba era como vivía la gente, donde cada día hay que intentar hacer las opciones más elevadas y, que la vida ofrece.

Algo desconocido quiere darse a conocer, nos dice Deepak Chopra. Para él, “La única manera de satisfacer el anhelo más profundo es encontrando nuestras dimensiones ocultas”. Nuestro ser interior reclama un significado, el final del sufrimiento y respuestas a enigmas como amor, muerte, Dios, alma, bien y mal; donde una vida superficial jamás responderá a estas preguntas ni llegará a satisfacer las necesidades que produce.

Nuestros antepasados percibieron una misteriosa presencia en la naturaleza, presencia que habita cada partícula de la creación e inunda también tu vida. Y debes convencerte de que tu vida es digna de analizarse con pasión y compromiso totales, eres el ser más importante del mundo, pues en el plano del alma, tu eres el mundo y el derecho de saber ya es tuyo, nos señala Chopra

El potencial para mejorar la vida no se podría alcanzar a menos que el público en general comprenda las ciencias, las matemáticas y la tecnología y, de que adquiera hábitos mentales científicos. Sin una población con formación científica, la posibilidad de un mundo mejor no será posible.

Platón, nos dice que no puede haber ética si no es en la democracia y, de que los ciudadanos deben asumir el compromiso moral de ser justos, ya que es mejor la convivencia ética y que la misma, se basa en el conocimiento y la moral, así como en la salud del alma. Propone que el Estado se base en principios simples, como aprovechar la experiencia de los ancianos, dándoles puestos preeminentes o aplicar leyes tanto contra la pobreza como contra la opulencia. Y no haría falta más que educar cada vez mejor a las nuevas generaciones, de modo que de padres casi perfectos, nacieran niños cada vez mejores en la práctica de cuatro virtudes básicas: La prudencia, el valor, la templanza y la justicia.

Trasmaco, estaba convencido de que la ética no se practica en la política, pues cada quién gobierna según le conviene. Y Socrates nos dice: “Nada sé, y como no sé qué es la justicia, no puedo definir si es o no vicio o virtud”; y también de que el estado perfecto es aquel que tenga una organización simple. Para Aristóteles, el ser es, en efecto, pero a veces es en potencia y a veces es en acto. Reconciliar la idea de ser con la posibilidad de cambio. Afirmó que el infinito no existe o de que existe solamente en potencia, nunca en acto. Es decir, que existe pero sólo en potencia, nunca en acto.

Entre los modernistas de América Latina, se da una corriente que además de plantear su deslumbramiento por la naturaleza americana, intenta poner de manifiesto los males sociales para los cuales tenía que encontrar una solución o que por lo menos debía denunciarlo; entre los que se encontraban: Rómulo Gallegos, Alcides Arguedas, José Estasio Rivera, Mariano Azuela y Horacio Quiroga.

Todos los seres humanos, al margen de nuestra racionalidad, riqueza o pobreza, tenemos necesidades, deseos y preocupaciones similares. Que la vida de todas las personas están interrelacionadas, entrelazadas, que todo pensamiento o acto tiene repercusiones en todos los demás seres vivos del planeta, a modo de reacción en cadena.

El libre albedrío exige responsabilidad, la responsable de elegir lo correcto, lo mejor, lo más considerado y respetuoso, de tomar decisiones que beneficien al mundo, que mejoren la humanidad. Es imposible vivir plenamente la vida si no nos hemos liberado de la negatividad.

Para poder entender de mejor forma esta situación, podemos leer a Astrid Garbo, que nos dice: ¿A qué se debe que optemos por sufrir? El sufrimiento es anti natural, pues no pertenece a los parámetros y gobiernos de las leyes de la naturaleza. El pensar de los hombres está equivocado, manifestando una involución y sosteniendo todo tipo de pesares.

Poseemos un poder interior que hemos limitado, al admitir ideas equivocadas sin un previo análisis, pensamientos tóxicos que llevan a padecer situaciones negativas, debido a la distorsionada forma de ver las cosas. Nos sometemos al sufrimiento cuando no comprendemos algo y cuando llega la comprensión, dejamos de sufrir. Siempre existe una respuesta verdadera para abandonar todo lo que nos angustia y nos mantiene insatisfechos con la vida.

La limitación financiera, el padecimiento de enfermedades, los conflictos en las relaciones humanas y cualquier problema que se encuentre latente con nosotros mismos, es el resultado de una serie de pensamientos erróneos que son proyectados al exterior demostrando nuestra realidad interior.

Estamos cegados por la ignorancia al desconocer y negarnos a darle el debido uso a nuestras facultades mentales, situación que nos orilla permitir ser regidos por leyes y reglas equivocadas de pensamientos distorsionados, atrayendo para nosotros mismos, efectos como el sufrimiento la carencia y la enfermedad.

Somos analfabetas en el arte de pensar debido a la forma como ha sido implantada la educación en general en todos los tiempos. No reconocemos nuestra ignorancia y, deberíamos de darle la debida importancia al conocimiento de los mecanismos con el que operamos mentalmente, ya que no le hemos dado la importancia al trascendental beneficio del correcto pensar.

Y Sócrates agrega: ¿No te parece que es una vergüenza para el hombre que le suceda lo que a los más irracionales de los animales?

Es necesario emprender el camino del autoconocimiento. Solamente ahí es donde reposa el auténtico progreso de los hombres y por consiguiente de la humanidad.

Para Sir James Jean: En la realidad más profunda más allá del tiempo y del espacio, todos podemos ser miembros de un solo cuerpo.







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