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EL DESASTRE AMBIENTAL SUSTENTABLE

En torno al informe de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Mundial.

Federico García Morales

El objeto de este articulo es destacar las conclusiones de un informe de las Naciones Unidas sobre el ambiente mundial, observar algunos gráficos, y dejar que los comentarios fluyan.

El informe tiene interés en responderse algunas preguntas:

  • ¿Cuáles son las principales tendencias ambientales?
  • ¿Cuáles son las repercusiones ambientales de las políticas?
  • Las políticas ambientales,¿están cumpliendo sus metas y alcanzan sus objetivos?

(Véase Perspectivas Medio Ambiente Mundial Geo 2000, PNUMA, ed. Mundi Prensa. Madrid, 2000).

Y pasa revista a lo que está ocurriendo en diversos continentes. Indudablemente estamos frente a una síntesis que vale la pena tener presente, toda vez que viene a recoger información estratégica sobre el desastre ecológico en marcha y sus sistemas de apoyo.

La síntesis:

Un párrafo inicial nos introduce en materia, y vale la pena citarlo:

"Dos tendencias principales caracterizan el comienzo del tercer milenio. Primera, el ecosistema humano mundial está amenazado por graves desequilibrios de la productividad y de la distribución de bienes y servicios. Una proporción importante de la humanidad sigue viviendo en condiciones de verdadera pobreza, y la proyección de las tendencias indica una creciente divergencia entre los que se benefician del desarrollo económico y tecnológico y los que no se benefician. Esta progresión insostenible de los extremos de riqueza y de pobreza amenaza la estabilidad de todo el sistema humano y, con él, del medio ambiente mundial".

Merece una ovación, este planteamiento que pone muchas cosas en su lugar , si se recuerdan los arpegios de la ideología globalizante, y sus cantos de sirena sobre la homogenización en el crecimiento.

Pero luego sigue la cascada de temas que establecen el panorama ambiental:

  • Cambio climático, donde se anota que en 1990, ya las emisiones de carbono cuadruplicaban las de 1950.
  • El agotamiento del ozono estratosférico
  • El crecimiento de la carga de nitrógeno
  • El crecimiento del riesgo químico
  • El estrechamiento de las tierras forestales
  • El crecimiento de la desertificación
  • Explotación excesiva de recursos marítimos
  • La extinción masiva de especies
  • La escasez de agua dulce
  • contaminación y agotamiento de aguas subterráneas
  • La afectación de las zonas polares que actúan como barómetros del cambio
  • La ineficiencia de las políticas conservacionistas
  • Los desequilibrios en el consumo de energía

Algunos datos esenciales:

El ingreso medio mundial per cápita ha rebasado los 5000 dólares al año, pero más de 1300 millones de personas están viviendo con menos de un dólar al día. Al respecto debe verse como se distribuyen en ingresos reales esos 5000 dólares, si se considera la gigantesca acaparamiento de ingresos del mundo corporativo y sus agentes.

Los países de altos ingresos con sólo el 20% de la población, consumen el 50% de la energia mundial.

Las emisiones mundiales de dióxido de carbono alcanzaban a 23 900 millones de toneladas en 1996, 400 millones de toneladas más que en 1995. Cuatro veces más que en 1950.

Sin el protocolo de Monreal, el agotamiento de la capa de ozono seria en el 2050 cinco veces más alta que hoy.

En 1996 , el 25 % de las especies de mamíferos, o sea 4630 especies, y el 11% de las 9675 especies de aves, corrían riesgo de extinción total.

El 80% de los arrecifes están dañados

La contaminación urbana ha llegado a puntos de crisis.

Se extiende una situación de estrés hídrico. Se ve llegar una situación de escasez de agua.

Ha avanzado demasiado la destrucción de los bosques tropicales, al punto que, dada la dinámica de los intereses, ya no es posible reparar el daño.

Por último, este documento de Naciones Unidas muestra un tremendo escepticismo con respecto al desarrollo de una situación gravísima: "es demasiado tarde—se lee—para impedir el calentamiento mundial, como resultado del aumento de las emisiones de gases, además, talvez no puedan conseguirse muchos de los objetivos acordados en el Protocolo de Kyoto".

Ya se sabe, Bush, obcecado en su guerra contra el mal, ya ha renunciado a poner su firma en ese protocolo.

Naturalmente, un informe construido por funcionarios de un organismo internacional, debe plantear algunas salidas optimistas, en donde se realce la actividad algo decorativa de algunos estados para conducir políticas ambientalistas como Costa Rica (sus iniciativas forestales post mortem: con tasas de deforestación de 14 000 Ha por año, en un país con una superficie bastante pequeña) o el caso de Chile, donde el bosque natural ha sido sustituido por el pinero, . Y se cita por ejemplo, el establecimiento de la Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible, que se pone, objetivos como "impulsar la gestión integral sostenible de los territorios para garantizar la conservación de la diversidad biológica"... Mientras esos países suscriben el Plan Puebla-Panamá, un inmenso proyecto ecocida.

Esto nos lleva a examinar, al margen del texto comentado, la repercusión ambiental de políticas económicas trazadas en el ambiente normativo neoliberal.

Y aquí se debe observar, en primer lugar, la insistencia en una plena apertura de mercados que viene a implicar de modo sobresaliente el abajamiento de barreras protectoras ambientalistas y la renuncia de parte de los estados a intervenir efectivamente en el avance de la catástrofe ambiental. De todas maneras, estas medidas se propagandizan usando la increíble terminología de "reforma estructural".

Luego, y conducida por las privatizaciones y la entrada masiva de los negocios transnacionales, se ha dado una potencialización –en el caso de tercer mundo—de la explotación de los recursos naturales intensiva y extensivamente.

En América Latina, por ejemplo," los cambios estructurales" de los últimos decenios, se vinculan a cambios en el uso de la tierra—la explotación de bosques y el cambio de los terrenos boscosos en pastizales o tierras de cultivo. De 1960 al 2000, más de 150 millones de hectáreas cambiaron de bosques a cultivos, generalmente dirigidos a producir bienes para mercados externos.

La exportación de productos forestales que en América latina, no alcanzaba los 1000 millones de dólares en 1980, era en 1996 de 7000 millones. Las exportaciones pesqueras también se sextuplicaron.

La estructura del poder económico hace que en estos países, las decisiones en el terreno ecológico sean hechas por puñados de empresarios y transnacionales obsesivamente inclinados a pensar en términos de ganancias inmediatas y masivas. Ellos son la base del poder político y deciden en estos campos por los estados o naciones. Y los efectos de estas decisiones pueden ser trágicos cada vez que afectan a zonas ecológicas muy vulnerables o a frentes ecológicos estratégicos.

Desgraciadamente, los organismos internacionales que en alguna época propiciaron desarrollos con equidad, hoy ponen sus análisis al servicio de una globalización que ven como consustantiva del crecimiento capitalista. Y en vez de proponer recomendaciones para salvar al mundo de una catástrofe inminente, vienen a aconsejar la profundización de medidas que aceleren esa "globalización". Y entonces, como en un informe de CEPAL (Globalización y Desarrollo- Conferencia de Brasilia, mayo 2002) pueden brindarnos con una retórica cobertora, y decir:" Indudablemente este proceso está teniendo repercusiones positivas, pero aún no logra cambiar el signo de algunas tendencias preocupantes".

Y en medio, alardes a la sustentabilidad

Para finalizar, este informe de Naciones Unidas que presenta información importante sobre el estado de la degradación ambiental, y que se esfuerza en poner también de manifiesto las siempre atrasadas o débiles reacciones internacionales (o de las burocracias internacionales), no realiza un intento serio de proyectar esta situación a futuro. Y es aquí en donde uno no debe dejar de recordar el trabajo del científico soviético M. I. Budyko, que publicó sus trabajos entre 1950 y 1977, principalmente uno, Global Ecology (Moscú 1977), en donde al referirse a la situación de la Biosfera " en el futuro cercano" señalaba lo que hoy parece novedad:

"Examinemos la influencia de tres factores básicos en el clima del siguiente siglo: 1) el crecimiento en la producción de energía;2) el crecimiento en el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera; 3) el cambio en la concentración de aerosoles. Se puede notar de uno de nuestros estudios (1962) que el aumento en la producción de energía-que va del 4 al 10% al año—lleva hacia una situación en donde en 100-200 años más, la cantidad de calor producida por el hombre será equivalente a la radiación en la superficie de todos los continentes. Claramente, esto conduce a gigantescos cambios climáticos.... " Y pronosticaba para el año 2000, en relación a 1970, un alza de temperaturas globales entre 0.5 grados y 1 grado. De ahí hacia delante deducía problemas serios en los casquetes polares, en la regulación de la circulación atmosférica y... en la producción de alimentos.

Lo que el académico soviético no pudo visualizar fue este sobresalto capitalista que agudizaría las condiciones depredadoras y transformadoras del ambiente del sistema productivo, que vendría a acelerar la llegada de muchas de sus predicciones ambientalistas. Sería interesante precisar a dónde nos llevan estos cálculos recientes de las Naciones Unidas. Porque así como queda, pareciera estarnos diciendo, como no diciendo, que "las políticas ambientales están cumpliendo sus objetivos". Lo que no es cierto. Los gobiernos tras una pantalla de compromisos con la sustentabilidad, están acelerando la caída de las fronteras ambientales y apoyando vastos planes de poderosa fuerza contaminante en sus programas de "reformas estructurales".

Pasamos a agregar algunos cuadros que son muy ilustrativos:

Primero, algunos cuadros sobre las asimetrías que toda esta destrucción ambiental global, realizada con pretextos de crecimiento sólo han logrado profundizar:

 

EVOLUCIÓN DE LAS DISPARIDADES INTERNACIONALES

PIB per capita por region (años)

1973

1990

1998

Europa Occidental

11534

15988

17921

EEUU

16172

22356

26156

Japón

14390

18789

20413

Asia (sin Japón)

1231

2177

2836

América Latina y el Caribe

4531

5055

5795

Africa

1365

1385

1368

Mundo

4104

5164

5709

Fuente: cálculos de CEPAL

Para pasar a continuación a advertir de qué modo los países en desarrollo—o mejor, subdesarrollados y semicoloniales—productores básicamente de materia prima sin sospechas de valor agregado, han ido destruyendo su ambiente en el esfuerzo exportador de productos que a medida que aumentan en su producción van sufriendo en este periodo "globalizante" una amarga baja en sus precios:

Examínese los gráficos que siguen en donde se representa el crecimiento de algunas exportaciones que irrogan destrucción ambiental, en el caso de países de América Latina:

Si se examina la evolución en la exportación de productos forestales de América Latina y el Caribe, en 1971 no alcanzaba a los 30 millones, pero en 1996, la exportación alcanzaba casi los 7000 millones de dolares. Las exportaciones pesqueras en 1971 eran del orden de los 50 millones de dólares y en 1996, subian a casi los 580 millones. Mientras las mineras se duplicaban.

Veamos en seguida, directamente algunas gráficas relativas a impacto ambiental: Primero, las emisiones de bióxido de carbono per cápita, que pone el índice en los países industrializados más poderosos.

Obsérvese el crecimiento mundial de estas emisiones en el período globalizante reciente (1970-1996).

¿Y quien consume la energía del planeta?

Pero la pobreza también se suma al deterioro.

Mientras las especies –las otras—nos anuncian nuestro propio desenlace:

Aquí, el informe de Naciones Unidas se detiene a elaborar:

De las 10 000 especies de árboles. 6 000 son especies amenazadas, y entre ellas el 10% se encuentran en situación crítica. Pero también comparten ese destino el 25 % de las especies mamíferas. El 11% de las aves, el 70% de los mejillones, el 50% de los cangrejos, el 37% de los peces... Eso, ahora, en el tiempo inmediato. Pero la celebrada expansión de los negocios seguramente guarda otras cifras a futuro.

En ese futuro, ya se pueden establecer prognosis: se acentuará la diferencia en el crecimiento entre países del tercer mundo y países centrales. Se acrecentará la explotación de las periferias, abriéndose plenamente, sin restricciones ambientalistas, los recursos naturales de zonas como Meso y Centroamérica, América del Sur (la Amazonia), las regiones del Asia Central.

Se dañará seriamente la ecología marina y se acentuará el calentamiento global.

Sobre este último punto señalemos nada más que en este año han ido surgiendo datos que señalan una aceleración en el alza de las temperaturas y la advertencia—de Pero Grullo- de que todas las formas de vida funcionan dentro de ciertos rangos muy limitados de temperatura.

No se necesita elaborar demasiado para llegar a la conclusión de que en la medida en que estas tendencias continúen siendo amparadas y propiciadas, se irá creando una situación terriblemente crítica para la biosfera y, por ende, para el sustento de la especie humana. Paulatinamente, se va creando un planeta diferente donde nuestros descendientes no podrán subsistir, o bien se verán arrojados a riesgos que antes nunca pudimos imaginar.

El afán de enriquecimiento egoísta está en la base de esta destrucción, que traerá consigo la extinción de cualquier economía.

La actual no sustentabilidad del ambiente mundial se funda en esa acción egoísta que encarna en el establecimiento capitalista y en el pensamiento avaricioso , corrupto y deforme que lo apoya desde sus centros más poderosos.

 

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