Revista Globalización (Home page)

LA PEQUEÑA PUERTA

(Notas sobre filosofìa de la historia e imagen en Walter Benjamin)

Jorge Michell

La imagen dialéctica es un relámpagos esférico, que atraviesa
el horizonte entero de lo pretérito.

Walter Benjamin

La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el
tiempo homogéneo y vacío, sino aquel pleno de tiempo-ahora.
Dónde el pretérito está cargado de este material explosivo, la
investigación materialista pone la mecha al "continuum de la
historia"

Walter Benjamin (1)

Es inevitable que las circunstancias en las que se desenvolvió la vida de Walter Benjamin, así como las peculiaridades de su personalidad marquen con un sello particular la forma de su obra. Además de algunos trabajos que culminaron y fueron publicados en forma de libros, esa obra consiste en un conjunto de artículos sobre temas diversos, aunque secretamente interrelacionados, que concentraron persistentemente la atención del escritor. A esos importantes trabajos, que forman una pequeña parte de las Obras Completas hoy publicadas en Alemania (2), hay que agregar, además de una considerable correspondencia, numerosos escritos de diversa índole: diarios, recuerdos, anotaciones, esbozos, polémicas, comentarios... y, por supuesto, las notas preparatorias para lo que sería su obra más ambiciosa: la investigación inconclusa sobre los Pasajes de Paris, un estudio sobre la "pre-historia" de la modernidad. Benjamin fue un gran lector y un infatigable investigador, pero no fue una "rata de biblioteca". Fue un gran solitario, pero nunca buscó el aislamiento. Se relacionó con grandes personalidades de su época: Scholem, Brecht, Bloch, Horkheimer, Adorno, Aragón, Valery... Se apasionó y tomó partido en relación con los grandes problemas políticos, sociales y culturales de su tiempo, tan comprometida y consecuentemente como para dejar su vida en ello. Como lo demuestran sus escritos, sus búsquedas y preocupaciones abarcaron simultáneamente grandes áreas: la filosofía, la religión, la mística, la política, la historia, la economía, la técnica, el arte, la literatura, el cine, la fotografía... En muchos aspectos sólo elaboró aproximaciones, intuiciones fulgurantes, casi siempre tan certeras y penetrantes como originales. Como consecuencia de ello, a menudo sus escritos son provisionales, obscuros, herméticos y, a veces, incluso contradictorios. Pero muchas veces también son de una clara y total coherencia.

En historia, como en el resto, entender cabalmente la posición de Benjamin requeriría algo que está fuera de nuestro alcance: situarla primero en relación con la totalidad de su obra y en seguida trabajar minuciosamente sobre los textos referidos al tema para luego proponer conclusiones que pudieran pretenderse fundadas y apropiadas para la discusión. Los investigadores, que seguramente ya están en la tarea, incluirán en su análisis textos como el siguiente:

"Ayer por la tarde, un encuentro con Albert Salomon y Hajo Holborn. La conversación giró en torno a cuestiones metodológicas de la historia. Allí se escuchó una magnífica frase de Huizinga: la historia (el historiador medio) responde más de lo que un sabio pregunta. Mi intento de formular una concepción de la historia en la que el concepto de desarrollo estuviese completamente suplantado por el de origen. Lo histórico, así entendido, ya no puede seguir buscándose en el cauce de un desarrollo continuo. Como probablemente ya he señalado en otro lugar, la imagen del cauce se sustituye aquí por la del remolino. Dentro de ese remolino giran el antes y el después, la pre- y la posthistoria de un suceso o, mejor aún, de un status en torno a éste. Los verdaderos objetos de tal concepción de la historia son, por tanto, no determinados acontecimientos, sino determinados status inamovibles de tipo conceptual o sensible, esto es: la condición agraria de Rusia, la ciudad de Barcelona, los desplazamientos de población en la Marca de Brandemburgo, la bóveda en cañón, etc. Si, consiguientemente, esta idea está marcada por la resolución con que se pronuncia en contra de la posibilidad del elemento evolucionista y universal en la historia, internamente está determinada por una fértil polaridad. Los dos polos de tal concepción son lo histórico y lo político; podría puntualizarse agudamente: lo histórico y el suceso. Ambos están situados en planos completamente distintos. Jamás puede, por ejemplo, decirse que hemos experimentado historia: ni en el sentido de que una descripción nos hiciese tan próximo lo histórico que pudiera tener los efectos de un suceso –tal descripción no serviría de nada-, ni en el sentido de que hubiésemos experimentado los sucesos que estuvieran destinados a convertirse en historia, tal concepción es periodística" .

Acabamos de citar una anotación del siete de agosto de mil novecientos treinta y uno (3). Las ideas sobre la historia que encontrarán su formulación más acabada en las Tesis sobre la filosofía de la historia de 1940, año de la muerte del escritor, se encuentran aquí en plena maduración y están ya lejos de las concepciones "mìstico-anarquistas" del Benjamin que en los años 1920-21 escribiera el Fragmento teológico-político. En este Fragmento, aparece ya la fuerte inclinación de Benjamin por recurrir a las imágenes: "...una concepción mística de la historia, cuyo problema puede ser representado en una imagen. Si una dirección de la flecha designa la meta hacia la cual actúa la dynamis de lo profano, y otra la dirección de la intensidad mesiánica, entonces la búsqueda de felicidad de la humanidad libre tiende ciertamente a alejarse de aquella dirección mesiánica; pero al igual que una fuerza puede, en su camino, favorecer a otra que está en el camino contrario, así el orden de lo profano puede favorecer la venida del reino mesiánico" (4). La imagen de la flecha será abandonada por Benjamin: ella encierra de algún modo las ideas de dirección y meta, atributos que el escritor negará luego al concepto de historia. No ocurre lo mismo con el concepto de origen teológico implicito en todo mesianismo. Entre de las imágenes más poderosas vertidas en las Tesis se incluye la de un "enano jorobado" que representa a la teología "...que, como se sabe, hoy es pequeña y fea y no debe dejarse ver de ninguna manera." (5). Benjamin no abandonará nunca la convicción de que lo que está contenido como cifra en la espera de la llegada del Mesías es el indestructible deseo de libertad de los oprimidos (redención) : "Se sabe que a los judíos les estaba vedado investigar el futuro. La remembranza, en la que hemos de ver la quintaesencia de su representación teológica de la historia, desencanta el futuro, al cual presta sus oídos, obedientemente, la magia. Pero no por ello convierte al futuro en un tiempo vacío. Pues para ella cada segundo es la pequeña puerta por donde puede entrar el Mesías" (6). Benjamin se acerca progresivamente, aunque a partir de sus particulares posiciones y sin renegar de su "mesianismo", a las concepciones marxistas de la historia: "El materialista histórico aborda un objeto histórico única y solamente cuando éste se le presenta como una mónada. En esta estructura reconoce el signo de una interrupción mesiánica del acontecer o, dicho de otra suerte, de una chance revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido" (7).

Casi siempre las imágenes de Benjamin –abundantes- anuncian u ocupan el lugar de un concepto, ya sea en sus escritos sobre la historia como en cualquier otro dominio. Son imagenes-conceptos de alto tenor significante y evocador, prestándose a menudo para lecturas alternativas y complejas. Pocas llegan sin embargo a alcanzar la perfección literaria y conceptual que encierra la Tesis IX sobre filosofía de la historia:

"Pronta al vuelo está mi ala gustosamente volverá atrás
pues si me quedase tiempo de vivir
mi suerte sería escasa.
Gerhard Scholem
Saludo del Angelus

Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él está representando un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que mira atónitamente. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, abierta su boca, las alas tendidas. El ángel de la historia ha de tener ese aspecto. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. En lo que a nosotros nos aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe, que incesantemente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. Bien quisiera demorarse, despertar a los muertos y volver a juntar lo destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraíso, que se ha enredado en sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso." (8).

Sabemos que ese cuadro de Klee fue adquirido por Benjamin en 1921 y lo conservó durante toda su vida. Lo que no sabemos es si el escritor se interesó en esa obra porque vió reflejada en ella sus intuiciones sobre la historia, o bien si el contacto cotidiano con el cuadro fertilizó su imaginación filosófica. Tampoco sabemos qué es lo que Klee quiso plasmar en esta pintura. Lo cierto es la visión del cuadro, unida a las incesantes reflexiones del escritor sobre el significado de la historia, que se prolongan a lo menos durante 20 años, originaron una de esas "iluminaciones" que atraviesan su obra como "relampagos esféricos" y se extienden en verdaderas redes de imágenes y conceptos interrelacionados a los que el autor llama "constelaciones" (9).

No podemos, en los límites de este artículo, proponernos una descripción detallada de la forma, el significado y los propósitos de las diferentes imágenes-concepto que Benjamín introduce en sus escritos sobre filosofía de la historia, particularmente en las Tesis, en la medida en que va profundizando sus reflexiones. Recordemos, sin embargo sus principales procupaciones . En primer lugar, el escritor busca destruir la concepción de la historia que se expresa por medio de la imagen del cauce, sostenida por el historicismo y constituída en fundamento de la Historia Universal, es decir una visión que trata de interpretar el tiempo histórico como un continuum que fluye hacia el futuro y elabora en su propio devenir el núcleo significante o depósito simbólico que se traspasa de generación en generación como cultura. En la Tesis VII, Benjamin opone un interpretación distinta de este tesoro cultural: "...Quién quiera haya obtenido la victoria hasta el día de hoy, marcha en el cortejo triunfal que lleva a los dominadores de hoy sobre los vencidos que hoy yacen en el suelo. El botín, como siempre ha sido usual, es arrastrado en el cortejo. Se lo designa como el patrimonio cultural. En el materialista histórico habrá de contar con un observador distanciado. Pues todo lo que él abarque con la vista como patrimonio cultural tiene por doquier una procedencia en la que no puede pensar sin espanto. No solo debe su existencia a los grandes genios que lo han creado, sino también al vasallaje anónimo de sus contemporáneos. No existe un documento de cultura que no lo sea a la vez de la barbarie" (10).

En segundo lugar, Benjamin denuncia la ideología que interpreta la historia como progreso continuo, sostenida por una socialdemocracia conformista que aliena la lucha actual de los oprimidos a una metafísica del progreso fundada en el trabajo y la tecnología. En lo esencial, esta concepción, aludida por Benjamin en las Tesis XI y XIII, proviene de la misma matriz que el historicismo: "La teoría socialdemócrata, y más aun su práctica, estaba determinada por un concepto del progreso que no se atenía a la realidad, sino que poseía una pretensión dogmática. El progreso, tal como se retrataba en las cabezas de los soscialdemócratas, era primeramente un progreso de la humanidad misma (no sólo de sus destrezas y conocimientos). En segundo lugar, era un progreso sin término (correspondiente a una infinita perfectibilidad de la humanidad. En tercer lugar, se lo tenía por incesante (como uno que recorriese espontáneamente un curso recto o en forma de espiral). Cada uno de estos predicados es controvertible, y en cada uno de ellos podría iniciar su labor la crítica. Pero ésta, si se trata de una lucha a brazo partido, tiene que ir detrás de todos estos predicados y dirigirse a algo que les es común a todos. La representación de un progreso del genero humano en la historia no puede ser disociada de la representación de su marcha recorriendo un tiempo homogéneo y vacío. La crítica a la representación de esta marcha tiene que constituir la base de la crítica a la representación del progreso en absoluto". Tal es el texto completo de la Tesis XIII (11)

En tercer lugar (12), Benjamin se esfuerza por proporcionar elementos que sirvan para "construir" una filosofía alternativa de la historia. Aquí concurren en "constelación" los conceptos-imágenes que pueblan sus Tesis: el Angelus Novus, la locomotora de la historia, los pasajeros en el vagón, el Mesias, la pequeña puerta, el relámpago, la tempestad, el tiempo-ahora, el remolino, la mónada, el oprimido y su redención... Hay que señalar que en la época en que Benjamin elabora su filosofía de la historia, su posición no es cómoda. Por un lado, su amigo Gershom Scholem trata insistentemente de alejarlo del marxismo y atraerlo hacia el judaísmo y, si es posible, conseguir que se traslade a Palestina. Sin embargo, Benjamin sólo comparte algunos aspectos de la mística judía que encuentra acordes con su espíritu libertario y sus sentimientos de solidaridad con los oprimidos. Es dudoso que se haya sentido atraído por el sionismo o por la religiosidad. Por otra parte, no ignora ciertos aspectos obscuros que advierte en el marxismo, ni mucho menos las siniestras noticias que trascienden en relación al stalinismo y la construcción del socialismo en la URSS. A menudo las relaciones con sus amigos marxistas, Adorno, Horkheimer, Brecht, etc. no están exentas de tensiones y diferencias. Además, le atormentan las dificultades que ha encontrado para consolidar su posición en los medios intelectuales y académicos en Alemania y los aprietos materiales que ello le significan. Estos factores no pueden ser ajenos a una cierta idiosincracia estilística que se expresa en las Tesis en la forma de una escritura elíptica y un tanto hermética. No hay que olvidar además que Benjamin se mueve en un terreno extremadamente novedoso y complejo.

Si se propone levantar una posición alternativa al historicismo y el "progresismo", Benjamin deberá sacar la historia del continuum del tiempo y descartar el futuro como solución, reformulando igualmente la apreciación tradicional en relación al pasado. A continuación enunciaremos las principales consideraciones elaboradas por el escritor para construir otra filosofía y salir de la Historia Universal y la dominación:

  • La revolución como freno de seguridad: "Marx dice que las revoluciones son la locomotora de la historia universal. Pero tal vez ocurre con esto algo enteramente distinto. Tal vez las revoluciones son el gesto de agarrar el freno de seguridad que hace el género humano que viaja en ese tren" (Pg. 76) (13).
  • Posibilidad del tiempo fijo: "El materialista histórico no puede renunciar al concepto de un presente que no es tránsito, sino en el cual el tiempo está fijo y ha llegado a su detenimiento" (XVI – Pg. 62-63).
  • Detener el continuum de la historia: "La conciencia de hacer saltar el continuum de la historia le es peculiar a las clases revolucionarias en el instante de su acción"
  • (XV – Pg. 62)

  • Principio Constructivo: "...en el fundamento de la historiografía materialista hay un principio constructivo. Al pensar no solamente le pertenece el movimiento de los pensamientos, sino también su interrupción. Cuando el pensar se detiene súbitamente en una constelacion saturada de tensiones, entonces le propina a esta misma un shock, por el cual se cristaliza él como mónada". (XVII – Pg 63 – 64).
  • Construcción del tiempo-ahora: "La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino aquel pletórico de tiempo-ahora" (XIV – Pg. 61).
  • El Angelus Novus mira hacia el pasado: "...El angel de la historia ha de tener ese aspecto. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado (...) Bien quisiera demorarse, despertar a los muertos y volver a juntar lo destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraiso (...) Esta tempestad es lo que llamamos progreso".
  • (IX – Pg. 53 – 54).

  • El "estado de excepción": "La tradición de los oprimidos nos enseña que el "estado de excepción" en que vivimos es la regla . Tenemos que llegar a un concepto de historia que le corresponda" (VIII – 53).
  • El secreto índice del pasado y la redención: "... en la representación de la felicidad oscila inalienablemente la de la redención. Con la representación del pasado que la historia hace asunto suyo ocurre de igual modo. El pasado lleva consigo un secreto índice, por el cual es remitido a la redención". (II –Pg. 48). "Por cierto, sólo a la humanidad redimida le concierne enteramente su pasado . Quiere decir esto: sólo a la humanidad redimida se le ha vuelto citable su pasado en cada uno de sus momentos". (III – Pg. 49).
  • Aferrar la imagen del pasado y articularlo: la verdadera imagen del pretérito pasa fugazmente . Sólo como imagen que relampaguea en el instante de su cognoscibilidad para no ser vista ya más, puede el pretérito ser aferrado" (V – Pg. 50). "Articular históricamente el pasado no significa conocerlo como verdaderamente ha sido. Significa apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro". (VI – Pg. 51).
  • Chance de una interrupción mesiánica: "El materialismo histórico aborda un objeto histórico única y solamente cuando éste se le presenta como mónada. En esta estructura reconoce el signo de una interrupción mesiánica del acontecer o dicho de otra suerte , de una chance revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido" (XVII – Pg. 63-64).
  • La pequeña puerta: "Se sabe que a los judíos les estaba vedado investigar el futuro. En cambio, la Thora y la oración los instruyen en la remembranza. Esta les desencantaba el futuro, al que sucumben aquellos que buscan información en los adivinos. Pero no por ello el futuro se les volvía un tiempo homogéneo y vacío a los judíos . Pues en él cada segundo era la pequeña puerta por donde podía entrar el Mesías" (B – Pg. 66).
  • Si bien éstas son sólo algunas de las ideas de Benjamin acerca de la historia, creemos que son las centrales y aquellas que permiten arriesgar una interpretación sintética de su filosofía de la historia, aun cuando quizás sea más apropiado hablar aquí de un "proyecto" e incluso de una "conspiración".

    Benjamin ha sido testigo de las derrotas de la revolución alemana y tiene frente a sus ojos el ascenso amenazante del fascismo y el nazismo. Las victorias de Hitler crean un "estado de excepción". Lo es sin duda en relación al desenvolvimiento normal de la dinámica histórica de las clases dominantes, depositarias del patrimonio cultural, dinámica que se presenta como historia universal. Pero lo es también en relación a las esperanzas de los oprimidos: el "estado de excepción" es también la irrupción de una situación revolucionaria. Bejamin sabe que la socialdemocracia alemana no acudirá a la cita con la revolución porque su ideología reformista la sitúa en un vano optimismo que supone una metafísica del progreso en la que el tiempo con solo pasar acarrea mejoramientos. De algún modo esa misma idea está contenida en la metáfora marxista de la locomotora de la historia, aunque aquí el progreso no es posible sin la violencia revolucionaria. Por ello Benjamin hace causa común con el materialismo histórico.

    Sin embargo, Benjamin no cree que la felicidad pueda llegar como resultado de un proceso que se desenvuelve hacia el futuro. No cree en el futuro ni en el progreso y deposita sus esperanzas en el advenimiento de una realidad que se articula como "tiempo ahora". Aquí reside el núcleo más complejo de su concepción. Espera un fin de la historia, la irrupción de un tiempo fijo.Como el Angelus Novus, Benjamin aborda la historia mirando hacia el pasado (14). El pasado es la región donde se encuentran los sueños frustrados de la felicidad de los hombres y es allí también donde se han producido todas las derrotas de los oprimidos. Al contrario de quienes creen que el paso del tiempo trae consigo el progreso, Benjamin cree que el supuesto "progreso" trae nuevas derrotas. Espera, con el apoyo del materialismo historico, a través del cual habla la teología (Tesis I), construir la historia como mónada (15) en la que reine el tiempo-ahora, y dónde sobrevendrá la redención de los oprimidos.

    Benjamin no se engañaba acerca de las dificultades que enfrentaba la realización de este proyecto, sin embargo no tiene ningún otro por el cual cambiarlo. Hay razones para suponer que sus simpatías por el marxismo, abiertas y genuinas, estaban lejos de ser coincidencias profundas y totales. Benjamin se situó en un no lugar entre la teología y el materialismo histórico. Frente a este último mantuvo siempre las reservas que correspondían a sus convicciones teológicas y místicas. Frente al judaísmo no depuso esa distancia que se originaba en sus convicciones marxistas. Ese no lugar en que se situó como persona (16) era como la dimensión negativa de ese lugar utópico y casi imposible del tiempo-ahora posiblemente la revolución de los oprimidos podrá construir. De no ocurrir así sólo quedará el futuro. Pero el futuro no es el tiempo homogéneo y vacío de la historia universal sino la pequeña puerta por donde, en cada segundo, podrá entrar el Mesías.

    NOTAS

    1. Estas y otras citas que indicamos están tomadas del libro titulado La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, ediciones de La invención y la herencia, LOM-ARCIS, Santiago, Chile, 1995 (?). La traducción, introducción y notas son de Pablo Oyarzún Robles. Esta publicación contiene las llamadas Tesis de filosofía de la historia; unos Apuntes sobre el concepto de historia, que reunen notas y variantes que sirvieron a W.B. para la redacción de la Tesis; notas que el escritor tomó en vistas a la composición de la frustrada Obra de los pasajes, referidas a problemas de "teoría del conocimiento y teoría del progreso"; y, finalmente, el Fragmento teológico-político. Pese a los lamentables defectos de edición que presenta, este libro constituye un aporte irremplazable a una bibliografía en gestación para el estudio de Benjamin en Chile. La introducción de P.Oyarzún, Cuatro señas sobre experiencia, historia y facticidad, es de ineludible lectura para quienes se propongan trabajar en el tema.
    2. "Gesammelte Schriften", Suhrkamp Verlag, Frankfurt an Main, 1985, edición de Tiedemann y Schweppenhauser.
    3. Tomada de Escritos autobiográficos, Alianza Editorial S.A., Madrid, 1996, Pg.167-68. Estos Autobiographische Schriften reproducen el Tomo VI de las "Gesammelte Schriften". La traducción al español es de Teresa Rocha Barco.
    4. Fragmento Teológico-polìtico, en: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, Pgs. 181-183.
    5. "Se cuenta que hubo un autómata construido de tal manera que a cada jugada de un ajedrecista (oponente) replicaba con una jugada que le aseguraba el triunfo en la partida. Un muñeco en atuendo turco, con la pipa del narguile en la boca, sentado ante el tablero que descansaba sobre una mesa espaciosa. Mediante un sistema de espejos se despertaba la ilusión de que esta mesa era por todos lados transparente. En verdad, dentro de ella había un enano jorobado, que era un maestro en el juego de ajedrez y conducía la mano del muñeco por medio de hilos. Se puede uno imaginar un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre debe ganar el muñeco al que se llama "materialismo histórico". Puede competir sin más con cualquiera, si toma a su servicio a la teología, que, como se sabe, hoy es pequeña y fea y no debe dejarse ver de ninguna manera." (La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, "Sobre el concepto de Historia", Tesis I, Pg. 47.)
    6. En: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, Pgs. 109-110.
    7. En: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, "Sobre el concepto de Historia", Tesis XVII, Pg. 64.
    8. En: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, "Sobre el concepto de Historia", Tesis IX, Pg. 53-54.
    9. Es difícil no advertir una cierta similitud (polémica) entre el estilo de pensamiento de W.B. y la filosofía fenomenológica de Husserl. Las "constelaciones" se parecen a las "estados de cosas" (Sachverhalt) que distingue la descripción fenomenológica a través de la intuición categorial. Sabemos que Benjamín estaba familiarizado con la filosofía de Husserl ya que en el tercero de los seis famosos Currículum Vitae que redactara en distintas fechas, escribe lo siguiente: "...De manera especial y en lectura reiterada me he ocupado durante la carrera (de filosofía) de Platón y Kant y, enlazado con ellos, de la filosofía de Husserl y de la Escuela de Marburgo". (Escritos autobiográficos, Alianza Editorial S.A., Madrid, 1996, Pg . 57).
    10. En: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, "Sobre el concepto de Historia", Tesis VII, Pg. 51-52.
    11. En: La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, "Sobre el concepto de Historia", Tesis XIII, Pg. 60. Solo hemos omitido el epígrafe.
    12. En la Introducción a La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia, bajo el título Cuatro señas sobre experiencia, historia y facticidad, Pablo Oyarzún escribe: "... en el escenario total donde se libra la batalla por el "concepto de historia" , Benjamin tiene a la vista no sólo dos, sino tres adversarios: además del progresismo y el historicismo, está también el fascismo. Y es un hecho absolutamente decisivo que no se pueda encontrar al tercero en el mismo nivel de los otros dos" (Op. cit. Pg. 36) Y más adelante (Pg. 41): "El fascismo (...) no propone ningún concepto de la historia, sino que se relaciona con ésta como el factum brutum de la actualidad . Si pudiera hablarse de un concepto de la historia que le fuese congruente –pero que él mismo no se preocupa de elaborar, porque le queda superfluo,- éste sería el concepto del (f)actualismo". Y, (Pg. 43) "El fascismo sería , pues, el programa de la conversión de la historia en naturaleza, cifrado en la (pre)potencia de la facticidad, como petrificación del acontecer histórico, y como éxtasis horrendo de esta misma petrificación". Creemos que , aunque está fuera de duda que .Benjamin incluía al fascismo entre los adversarios, este análisis del fascismo, a pesar de su interés, no se enmarca en su visión de la historia. Que Benjamín no consideraba el fascismo como algo distinto del historicismo y el progresismo, sino como un "estado de excepción" dentro de su misma dinamys, se comprueba en lo que escribe en la Tesis VIII: "La tradición de los oprimidos nos enseña que el "estado de excepción" en que vivimos es la regla. Tenemos que llegar a un concepto de historia que le corresponda. Entonces estará ante nuestros ojos, como tarea nuestra, la producción del verdadero estado de excepción; y con ello mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo. La chance de éste consiste , y no en última instancia, en que sus adversarios lo enfrentan en nombre del progreso como norma histórica". Es decir, Benjamin piensa que para enfrentar al fascismo, tenemos que abandonar el historicismo y el progresismo (socialdemócrata), del cual el fascismo no es más que su "estado de excepción", y producir el "verdadero estado de excepción" dentro de una filosofía de la historia distinta. Benjamin da a entender que es posible construir una interpretación de la historia enteramente distinta a la que se presenta como Historia Universal . Ambas se enfrentan en el terreno de el "estado de excepción" impuesto por el fascismo. Pero ese "estado de excepción" lo es también de una concepción distinta de la historia que allí puede revelarse.
    13. A fin de simplificar las referencias, en adelante cada cita será seguida de una indicaciòn señalando la página en que se encuentra, entendiéndose que siempre se trata de la misma fuente: : La dialéctica en suspenso, fragmentos sobre historia (Op. Cit.) En la mayor parte de los casos se refiere a alguna de las Tesis sobre filosofía de la historia. Los números romanos indican de cual tesis se trata.
    14. En Agosto de 1933, Benjamin escribió dos borradores, dirigidos al parecer a una dama no identificada, en las que habla de sí mismo nombrándose Agesilaus Santander.
    15. La "mónada" a la que Benjamin hace alusión es sin duda una adaptación de la entidad filosófica elaborada por Leibniz.

    Junio 2002

    A CIENTO DIEZ AÑOS DEL NACIMIENTO DE WALTER BENJAMIN

    Walter Benjamin nació el 15 de Julio de 1892 en Berlin. Sus dos padres eran judíos alemanes. Su hermano Georg, nacido en 1895, fue comunista desde joven. Arrestado por actividades políticas ilegales, murió el 23 de Agosto de 1942 en el campo de concentración de Mauthausen.

    Benjamin que durante su vida fue solamente conocido en algunos círculos intelectuales, se transforma a partir de 1960 en un mito. Adquirió los atributos de las representaciones más disímiles y opuestas. Desde el teólogo mesiánico, judío místico, romántico utopista, neomarxista crítico o materialista absoluto. Mártir se transformó en un santo laico encarnando la compleja imagen del "intelectual".

    Benjamin fue a la vez periodista, ensayista, traductor y fundamentalmente escritor. Hanna Arendt, que lo conoció personalmente y estaba convencida de su grandeza como escritor, dijo que él estaba en el "grupo de los inclasificables". Los escritores cuya obra no cabía en los esquemas preexistentes porque inventaron una forma de escribir excepcional que tampoco tuvo herederos. Una originalidad completa.

    De acuerdo a Rainer Rochlitz, filósofo francés, Walter Benjamin profundizó por etapas acerca de la capacidad de las obras de arte para revelar el estado de la sociedad.

    Muy tempranamente su conocimiento de la literatura barroca, de la obra de Goethe o de Baudelaire lo conducen a hacerse una idea muy exigente de las enseñanzas que entrega el arte. Crea entonces el concepto de "contenido de la verdad" a través del cual subraya el alcance cognitivo de las obras como capacidad de proponer modelos de comportamiento.

    Posteriormente, Benjamin relativizará este estatus casi filosófico de las obras. Toma en cuenta que el arte también es seducción y distracción, escuela de percepción y de adaptación a las realidades nuevas que aparecen en el espacio social.

    En su último tiempo, radicalizando su pregunta acerca de las relaciones entre el arte y la sociedad se preguntará acerca del rol de la cultura en las relaciones del poder.

    Benjamin toma prestado de Baudelaire se evocación del "paseante" y a excepción de la indiferencia la caracterización del personaje es similar a su propio comportamiento ante los fenómenos culturales. El paseante goza de la ciudad sin perderse en los laberintos. Contempla desde fuera. Practica un paseo intelectual. Va de un tema a otro. Relaciona los acontecimientos y personalidades más lejanas y opuestas. Es increíble constatar que en la multiplicidad heterogénea de sus centros de interés sabe distinguir de una manera lúcida las más altas figuras de la literatura europeas de la época: Proust, Kafka y Brecht.

    En la noche del 25 de Septiembre de 1940, en el puesto fronterizo español de Port-Bou, Benjamin, que intentaba salir de Europa para alejarse del fascismo en ascenso, se suicidó al saber que posiblemente sería devuelto hacia Francia. T.I.

    ENLACES A WALTER BENJAMIN

    Walter Benjamín Research Sindícate

    Walter Benjamin: Biographical Note & Chronology

    THE WORK OF ART IN THE AGE OF MECHANICAL REPRODUCTION by Walter Benjamin

    Passagenwerk Fragments

    Other Benjamin Links (Pop Cultures)

    Walter Benjamin and Max Horkheimer: From utopia to redemption

    Crossing Borders: Walter Benjamin Conference in Barcelona, September 25-27 2000

    Yosep Yvars: Notas para una teoría de la crítica en Walter Benjamín

    Enrique Vila-Matas:Ser extranjero siempre

    (Volver a página inicial)