Revista Globalización(Home page)

¿Un Nuevo Siglo Americano? Irak y la guerra oculta entre el dólar y el euro.

F. William Engdahl

A pesar del aparentemente rápido éxito militar de EEUU en Irak, todavía el dólar norteamericano tiene que mostrar beneficios como paraíso monetario. Este es un desarrollo inesperado, ya que muchos cambistas habían esperado que el dólar se fortaleciera con las noticias de la victoria de EEUU. El capital está huyendo del dólar, principalmente hacia el euro. Muchos han comenzado a preguntarse si la situación económica de los EEUU es mucho peor de lo que sugiere el mercado de valores. El futuro del dólar está lejos de ser una cuestión menor de intereses sólo bancarios o cambistas. Se levanta en el corazón de la Pax Americana, o de lo que se ha llamado, el Siglo Americano, el sistema de acuerdos en que descansa el rol de los EEUU en el mundo.

Sin embargo, aún cuando el dólar esta cayendo frente al euro tras el fin de la lucha en Irak, pareciera que Washington esta empeorando deliberadamente la caída del dólar, según los comentarios del público. Lo que está ocurriendo es un juego de poder del más alto significado geopolítico, el más cargado de consecuencias quizás, desde la emergencia de EEUU en 1945 como el poder económico dominante.

La coalición de intereses que aceptaron la guerra contra Irak como una necesidad estratégica para los Estados Unidos, incluía no sólo a los halcones neoconservadores altamente visibles, del entorno del Secretario para la Defensa Rumsfeld y su adlater, Paul Wolfowitz. Incluía también a intereses permanentes poderosos, de los que depende la influencia económica global de EEUU, tales como el influyente sector de la energía en torno a Halliburton, Exxon Mobil, Chevron Texaco y otras grandes multinacionales. Incluyó también a los inmensos intereses de la industria de defensa, nucleados en torno a Boeing, Logkheed-Maron, Raytheon, Northrop-Grumman y otros. El problema para estos gigantescos conglomerados de la energía y de la defensa no es el de unos pocos gordos contratos con el Pentágono para reconstruir las plantas petroleras de Irak y repletar los bolsillos de Dick Cheney o de otros. Se trata de un juego por la misma continuidad del poder americano a lo largo de las próximas décadas del nuevo siglo. Esto no quiere decir que no se obtuvieran ganancias en el proceso, pero este es sólo un subproducto del tema estratégico global.

En este juego de poder, lo que menos se entiende es la importancia de preservar al dólar como la moneda de reserva, como un factor dirigente que contribuyó en los meses pasados en los cálculos de poder de Washington sobre Irak . La dominación de EEUU sobre el mundo reposa en última instancia sobre dos pilares—su aplastante superioridad militar y, especialmente en los mares; y su control de los flujos de la economía mundial a través del papel del dólar como divisa mundial de reserva. Cada día queda más claro que la Guerra de Irak fue más que nada en torno a la preservación del Segundo pilar –el papel del dólar. En el rol del dólar, el petróleo es un factor estratégico.

El Siglo Americano: las tres fases

Si miramos hacia atrás, a todo ese período desde el final de la Segunda Guerra Mundial, podemos identificar barias fases muy distintas de evolución acerca del papel de EEUU en el mundo. La primera fase, que comenzó en el período inmediato de la posguerra , 1945-1948, en la partida de la Guerra Fría, podría llamarse el Sistema de Padrón de Oro de Bretón Woods.


Bajo el sistema de Bretón Woods, inmediatamente después de la Segunda Guerra, el orden se mantuvo relativamente tranquilo. EEUU había salido de la guerra claramente como el único superpoder, con la más poderosa base industrial y con mayores reservas de oro que cualquier otra nación. La tarea inicial fue reconstruir a Europa Occidental y crear una Alianza Atlántica (NATO) en contra de la Unión Soviética. El rol del dólar se ató directamente al del oro. Mientras EEUU disfrutó de las más grandes reservas de oro, la economía de EEUU fue de lejos la más productiva y eficiente, la estructura cambiaria completa de Bretón Woods, desde el Franco francés a la Libra Esterlina británica y el Marco alemán, se mantenía estable. Los créditos en dólares se extendieron junto con la asistencia del Plan Marshall y financiaron la reconstrucción de la Europa asolada. Las compañías americanas, entre ellas las multinacionales petroleras, ganaron fortunas al dominar el comercio en los comienzos de los 1950. Incluso Washington apoyó la creación del Tratado de Roma en 1958, a fin de fortalecer la estabilidad europea y crear así un más amplio mercado para la exportación americana. En su gran parte, esta fase inicial que el editor de Time Henry Luce llamó "El Siglo Americano", en términos de ganancias económicas, fue relativamente "benigna" tanto para EEUU como para Europa. EEUU todavía tenía la suficiente flexibilidad económica para moverse.

Ésta fue la era de la política exterior liberal de los EEUU. Los EEUU era el poder hegemónico en la comunidad Occidental de naciones. Como poseía aplastantes recursos económicos y en oro, comparados con los de Europa Occidental o Japón o Corea del Sur, y EEUU podía darse el lujo de mantener su comercio abierto a las exportaciones europeas y japonesas. Este intercambio con Europa y Japón apoyaba el rol de EEUU durante la Guerra Fría. El liderato americano se basó en los 1950 y principios de los 1960 menos en la coerción directa y más en la elaboración de consensos, sea en las rondas del GATT o en otras cuestiones. Organizaciones de elites, tales como las reuniones de Bildenberg, se organizaron para compartir consensos en evolución entre EEUU y Europa.

Esta primera fase más o menos benigna del Siglo Americano, llegó a su fin a principios de los 1970.

El Estándar de Oro de Bretón Wood comenzó a venirse abajo, a medida que Europa se puso en pie económicamente y comenzó a ser un fuerte exportador a mediados de los 1960. Esta fuerza económica creciente en Europa Occidental coincidía con el aumento de los déficits públicos en EEUU, mientras Jonson escalaba la trágica guerra en Vietnam. A lo largo de los 1960, de Gaulle en Francia comenzó a tomar sus ganancias de exportación en dólares y a reclamar oro de la Reserva Federal de los EEUU , lo que en aquellos tiempos era legal bajo las reglas de Bretón Woods. Hacia noviembre de 1967, el drenaje de oro de las bóvedas de EEUU y del Banco de Inglaterra llegó a ser crítica. El eslabón débil en los acuerdos del Estándar de Oro de Bretton Woods era Gran Bretaña, "el hombre enfermo de Europa". El lazo se cortó cuando en 1967 se devalúa la libra esterlina. Esto solamente aceleró la presión sobre el dólar, mientras Francia y otros bancos centrales aumentaban sus reclamos por oro norteamericano a cambio de sus reservas en dólares. Ellos calculaban con el ascenso de los déficits de la Guerra de Vietnam, y que sólo será cuestión de meses que el propio EEUU devaluara contra el oro, para vender su oro a más alto precio.

Hacia mayo de 1971, la salida de oro de la Reserva Federal se volvía alarmante, y hasta en Banco de Inglaterra se unió a los franceses en la demanda de oro por sus dólares. Este fue el punto donde en vez de arriesgar el colapso de las reservas de oro en los EEUU, la Administración Nixon optó por abandonar el oro completamente, lanzándose hacia un sistema de divisas flotantes en agosto de 1971. La quiebra con el oro, abrió la puerta a una fase enteramente nueva del Siglo americano. En esta nueva fase, el control sobre la política monetaria fue, en efecto, privatizado, con grandes bancos internacionales tales como Citibank, Chase Manhattan o Bardays asumiendo el rol que habían tenido los bancos centrales en el sistema de oro, pero completamente sin oro. Serían "las fuerzas del Mercado" las que ahora determinarían el precio del dólar. Y lo hicieron con una venganza.

La libertad de flotación del dólar, combinada en 1973 con el ascenso de los petróleos de OPEC en un 400%, después de la Guerra de Yom Kippur, creó la base para una segunda fase del Siglo Americano, la fase del Petrodólar.

Reciclando petrodólares

A comienzos de la primera mitad de los 1970, el sistema de dominación económica global del Siglo Americano, experimentó un cambio dramático. Una sacudida petrolera anglo-americana repentinamente creó una enorme demanda de dólares flotantes. Países importadores de petróleo como Alemania, Argentina o Japón, todos se enfrentaron con el problema de cómo exportar en dólares para pagar sus costosas importaciones de petróleo. Los países petroleros de la OPEC fueron inundados con nuevos dólares petroleros. Una partida mayor de estos dólares llegaron a bancos de Londres y de Nueva York donde se instituye un nuevo proceso. Henry Kissinger lo llamo "reciclaje de petrodólares". La estrategia de reciclaje fue discutida ya en mayo de 1971 en la reunión de Bildenberg en Saltjoebaden, Suecia. Fue presentada por los miembros americanos de Bildenberg, como se detalla en el libro Mit der Olwaffe zur Weltmacht (1)


La OPEC repentinamente se estremecía de dólares que no podía usar, y los bancos del Reino Unido tomaron los dólares de la OPEC y los reconvirtieron como bonos o préstamos en Eurodólares para el Tercer Mundo, desesperado por encontrar dólares para sus importaciones de petróleo. El crecimiento de estas deudas de petrodólares hacia finales de los 1970 echó las bases para la crisis de la deuda del Tercer Mundo en los 1980. Cientos de miles de millones de dólares fueron reciclados entre la OPEC, los bancos de Londres y Nueva York y de regreso a los países deudores del Tercer mundo.

Hacia agosto de 1982, la cadena finalmente se rompió y México anunció que ´rbablemente iría al default en el pago de los préstamos en eurodólares. Comenzaba la crisis de la deuda del Tercer Mundo, cuando Paul Volcker y la Reserva Federal de EEUU unilateralmente alzaron las tasas de interés a fines de 1979, para tratar de salvar al dólar de su caída. Después de tres años de intereses en niveles record de altura, el dólar fue "salvado", pero el sector en desarrollo fue completamente afectado económicamente con los intereses usurarios de EEUU a sus deudas en petrodólares. Para hacer obligatorio el pago de las deudas a los bancos de Londres y nueva York, los bancos echaron a andar al FMI para que actuara como "policía de la deuda". Los gastos públicos en salud, educación, seguridad social fueron abatidos por orden del FMI para asegurar que los bancos recibieran el pago puntual de sus servicios de deuda sobre sus petrodólares.

 

La fase de hegemonía del petrodólar fue un intento del establecimiento norteamericano para demorar su declinación geopolítica como centro hegemónico del sistema de la posguerra. "El Consenso de Washington" del FMI se desarrolló para reforzar la recolección draconiana de la deuda de los países del Tercer Mundo, forzarlos a repagar deudas en dólares, prevenir cualquier independencia económica de las naciones del Sur, y mantener a flote al dólar y a los bancos de EEUU. La Comisión Trilateral fue creada por David Rockefeller y otros en 1973 a fin de considerar la reciente emergencia de Japón como un gigante industrial y tratar de pastorear a Japón hacia el sistema. Japón, como una nación industrial mayor, era un importador importante de petróleo. El excedente japonés que provenía de la exportación de automóviles y otras mercaderías fue usado para comprar petróleo en dólares. En excedente restante fue invertido en bonos del Tesoro de EEUU para ganar intereses. El G-7 se fundó para mantener a Japón y a Europa Occidental dentro del sistema del dólar de EEUU. E tiempo en tiempo hacia los 1980, se alzaron diversas voces en Japón parta reclamar tres divisas—el dólar, el marco alemán y el Yen que compartieran el papel de reservas mundiales. Eso no ocurrió nunca. El dólar permaneció dominante.

Desde un punto de vista estrecho, la fase hegemónica del petrodólar parecía funcionar. Pero por debajo, se basaba en una acentuación de la declinación económica en todo el mundo, en lo que se refiere a los niveles de vida, a medida que el FMI destruía con sus políticas el crecimiento nacional, e impulsaba mercados abiertos para globalizar a las multinacionales que buscaban abaratar su producción, en los 1980 y especialmente en los 1990.

Así, aún en la fase del petrodólar, la política económica internacional Americana, y su política militar, eran dominadas por las voces del consenso liberal tradicional. El poder norteamericano dependía de la negociación periódica de nuevos acuerdos comerciales o de otra índole, con sus aliados en Europa, Japón y el Este de Asia.

¿Un Petroeuro rival?

En final de la Guerra Fría y la emergencia de una nueva Europa Unida, y la emergencia de la Unión Monetaria Europea a comienzos de los 1990s, comenzó a representar un desafío enteramente nuevo al Siglo Americano. Tomó algunos años, más de una década después de la Guerra del Golfo, para que este nuevo desafío emergiera a la luz pública. La presente guerra de Irak sólo es inteligible como una batalla mayor en la nueva, tercera fase, por asegurar la dominación Americana. Ya se ha bautizado a esta fase, la del "imperialismo democrático", un término favorito entre Max Boot y otros neo-conservadores. Como lo sugieren los sucesos de Irak, esta fase tiene muy poco de democrática y si mucho de imperialista.

A diferencia de los primeros períodos después de 1945, en la nueva era, la libertad de EEUU para dar concesiones a los otros miembros del G-7, se esfumó. Ahora el poder desnudo es el único vehículo para mantener el dominio americano a largo plazo. La mejor expresión de este argumento proviene de halcones neo-conservadores del entorno de Paul Wolfowitz, Richard Perle, William Kristol y otros.

El punto a destacar, sin embargo, es que los neo-conservadores gozan de tal influencia desde el 11 de septiembre, dado que una mayoría del establecimiento de poder en EEUU encuentra útiles sus puntos de vista para sustentar el nuevo rol agresivo de EEUU en el mundo.

En vez de trabajar en áreas de acuerdo con sus socios europeos, crecientemente Washington ve a "Euroland" como una gran amenaza 3estratégica a la hegemonía norteamericana, especialmente a "la Vieja Europa" de Alemania y Francia. Justo como lo hacía Gran Bretaña en su decadencia, cuando después de 1970 recurría a guerras imperialistas desesperadas en África del Sur y otros lugares, así también EEUU está usando su potencia militar para tratar de alcanzar lo que ya no puede por medios económicos. Aquí el dólar es el talón de Aquiles.


Con la creación del euro a lo largo de los últimos cinco años, un elemento enteramente nuevo se ha agregado al sistema global, uno que define lo que podríamos llamar la tercera fase del Siglo Americano. Esta fase, en la que la última guerra de Irak juega un rolo principal, amenaza con acarrear una nueva y maligna fase imperial que reemplace las fases previas de la hegemonía americana. Los neo-conservadores mantienen abierta una agenda imperial, aun cuando voces más tradicionalistas en la política de EEUU traten de negarlo. La realidad económica que enfrenta el dólar en la partida del Nuevo siglo, define la nueva fase de manera ominosa.


Hay una diferencia cualitativa que se alza entr5e las dos fases iniciales del Siglo americano –la de 1945-1973, y la de 1973-1999—y la nueva fase emergente de dominación continua tras los ataques de 11.9 y la Guerra de Irak. El poder americano post-1945, fue predominantemente el de un hegemon. En tanto un hegemon es el poder dominante, en una distribución desigual del poder, su poder no se genera solo por la coerción, sino también a través del consentimiento de los poderes aliados. Esto porque el hegemon se ve obligado a realizar ciertos servicios a sus aliados, tales como seguridad militar y regulación de los mercados mundiales para beneficio del grupo más amplio, incluido el propio hegemon. Un poder imperial no tiene tales obligaciones para con aliados, ni la libertad para tal cosa, sólo los rudos dictados sobre cómo mantener su poder declinante –lo que algunos llaman "sobreextensión imperial". Este es el mundo que Rumsfeld. Cheney y sus halcones sugieren que América ha de dominar, mediante una política de guerra pre-emptiva.

En el corazón de esta nueva fase está la Guerra oculta por la hegemonía global
entre el dólar y la moneda euro.

Para entender la importancia de esta batalla silenciosa por la hegemonía de las divisas, debemos comprender que desde la emergencia de EEUU como superpoder global dominante, desde 1945—la hegemonía de EEUU ha descansado sobre dos pilares intocables. El primero, la superioridad militar aplastante sobre todos sus rivales. En estos días EEUU gasta en defensa más de tres veces que el total de la Unión Europea, unos $396 mil millones versus $118 mil millones, el último año, y más que las siguientes 15 naciones más grandes combinadas. Washington planea agregar a la defensa $ 2.1 trillones en los siguientes cinco años . Ninguna nación o grupo de naciones puede aproximársele en tales gastos militares. China está al menos a treinta años de llegar a ser una amenaza militar seria. Nadie es seriamente desafía el poder militar de EEUU.

El Segundo pilar del dominio de EEUU en el mundo es el papel dominante del dólar como reserva monetaria. Hasta el advenimiento del Euro a fines de 1999, no existía un contendor potencial a la hegemonía del dólar en el comercio mundial. El Petrodólar había estado en el corazón de la y hegemonía del dólar desde los 1970. La hegemonía del dólar es estratégica para el futuro del predominio global americano, en muchos sentidos es más importante que el aplastante poder militar.

El dólar, moneda instantánea


El giro crucial ocurrió cuando Nixon sacó al dólar de la paridad con el oro, para ponerlo a flotar frente a otras monedas. Esto removió las restricciones para imprimir nuevos dólares. El límite era ahora cuántos dólares el resto del mundo podía tomar.

Con su firme acuerdo con Arabia Saudita, como el más grande productor de petróleo de la OPEC, Washington se garantizó que la más importante mercancía mundial, el petróleo, esencial para la economía de todas las naciones, la base de todo el transporte y de la economía industrial pudiera comprarse en los mercados mundiales solamente en dólares. El acuerdo había sido hecho en junio de 1974 por el Secretario de Estado Henry Kissinger, y establecía la Comisión Conjunta entre EEUU-Arabia Saudita para la Cooperación económica. El Tesoro de EEUU y la Reserva Federal "permitirían" al banco central Saudi, SAMA, comprar bonos del tesoro de EEUU con petrodólares Saudis. En 1975, la OPEC aceptó oficialmente vender su petróleo sólo en dólares. Un acuerdo militar secreto de EEUU para armar a Arabia Saudita fue la contrapartida.

Hasta noviembre del 2000, ningún país de la OPEC se atrevió a violar la regla de los precios en dólares. Todo el tiempo mientras el dólar continuara siendo la divisa más fuerte, no había razones para ello. Pero fue en noviembre cuando los franceses y otros miembros de la "Euroland" convencieron finalmente a Saddam Hussein para que desafiara a los EEUU transando "el petróleo por comida" de Irak no en dólares, la divisa "enemiga" como la llamaba Irak, sino solamente en euros. Los euros estaban en depósito en una cuenta especial de las Naciones Unidas en el principal banco francés BNP Paribas. La Radio Libertad del Departamento de Estado de EEUU trasmitió un corto flash en las noticias y la historia fue rápidamente olvidada.[2]

El movimiento de Irak, tan poco conocido, para desafiar al dólar a favor del euro, en sí era insignificante, pero si se difundía, especialmente en un punto en que el dólar se estaba debilitando, podía crear un pánico de venta d e dólares en los bancos centrales internacionales y entre los productores de la OPEC. En los meses anteriores a la última guerra de Irak, impulsos en esta misma dirección se escucharon en Rusia, Irán, Indonesia y aún en Venezuela. Un funcionario iraní de la OPEC, Javad Yarjani, entregó un análisis detallado sobre cómo en algún punto del futuro la OPEC podría vender su petróleo a la UE por euros y no por dólares. Él habló en Oviedo, España, en abril de 2002, a invitación de la UE. Todas las indicaciones coinciden en que la Guerra de Irak fue escogida como el medio más fácil de darle una advertencia pre-emptiva para que dejaran de coquetear con el abandono del sistema de los petrodólares a favor de uno basado en el euro.

Círculos bancarios bien informados de la City de Londres y de otros lugares de Europa, confirmaron privadamente, el significado de aquel movimiento iraquí tan poco conocido, de ir del petrodólar al petroeuro. "El movimiento de Irak fue una declaración de guerra contra el dólar" me dijo recientemente un banquero londinense. "Tan pronto como quedó claro que EEUU y Gran Bretaña habían tomado Irak, se escuchó un gran suspiro de alivio en los bancos de la City. Ellos dijeron privadamente "ya no tenemos que preocuparnos de la amenaza del maldito euro"

¿Por qué algo tan pequeño podía significar una amenaza estratégica tan grande para Londres y Nueva York y para EEUU, que un presidente americano arriesgara aparentemente 50 años de alianzas globalmente, y lanzarse a un ataque militar cuya justificación ni siquiera pudo probar ante el mundo?

La respuesta es el rol único del petrodólar en la conservación de la hegemonía americana.

¿Cómo funciona esto? Mientras que el 70% del comercio del mundo se realice en dólares, el dólar será la divisa que los bancos acumularán como reserva. Pero los bancos centrales, sean de China, Japón o de Brasil o Rusia, no solamente acumulan dólares en sus bóvedas. Las divisas tienen una ventaja sobre le oro. Un banco central puede usarlas para comprar los bonos de estado de quien las gira, los EEUU. La mayoría de los países alrededor del mundo se ven obligados a controlar los déficit comerciales o enfrentar el colapso monetario, no los EEUU. Esto es por el rol de las reservas de divisas en dólares y el basamento del rol de la reserva, es el petrodólar. Toda nación necesita obtener dólares para importar petróleo, unas más que otras. Esto significa que su comercio debe tener como objeto países dolarizados, sobre todos, a EEUU.


Dado que el petróleo es la mercancía esencial para toda nación, el sistema del petrodollar que existe hasta el presente, demanda la construcción de grandes excedentes comerciales a fin de acumular excedentes en dólares. Éste es el caso de todos los países menos uno –los Estados Unidos que controla el dólar y lo imprime a voluntad, instantáneamente. Dado que hoy la mayor parte de todo el comercio internacional se realiza en dólares, los países deben irse afuera a obtener los medios de pago que ellos mismos no pueden producir. La estructura completa del comercio global, funciona en torno a esta dinámica, desde Rusia a China. De Brasila a Corea del Sur y Japón. Todos quieren maximizar sus excedentes en dólares provenientes de su comercio de exportación.

Para mantener andando este proceso, los Estados Unidos han aceptado ser "el importador de última instancia" porque su hegemonía monetaria completa depende de este reciclaje del dólar.

Los bancos centrales de Japón, China, Corea del Sur, Rusia y el resto, todos compran bonos del Tesoro de EEUU con sus dólares. Esto, a su turno, permite a los Estados Unidos tener un dólar estable, tasas de interés más bajas, y manejar una balanza de pagos deficitaria en $500 mil millones de dólares en relación al resto del mundo. La Reserva Federal controla las prensas que imprimen dólares, y el mundo necesita sus dólares. Es tan simple como eso.

La amenaza de la deuda externa de EEUU

Pero quizás no todo es tan simple. Este es un sistema enormemente inestable, ya que el déficit comercial de EEUU y la deuda neta de obligaciones en cuentas extranjeras está actualmente por encima del 22% de PIB del 2000, y subiendo rápidamente. La deuda neta de EEUU—publica y privada—está comenzando a explotar de un modo ominoso. En los últimos tres años, desde el colapso de la bolsa de EEUU y la re-emergencia de los déficits presupuestarios en Washington, la posición de la deuda neta, de acuerdo al reciente estudio del Pestel Institute de Hanover, ya casi se ha doblado. En 1999, en el pico de la furia del punto com la deuda neta de EEUU al extranjero era de algo así como $ 1.4 trillones de dólares. A finales de ese año, excedía ya los 3.7 trillones!! Antes de 1090. EEUU había sido un acreedor neto, ganando más de sus inversiones en el extranjero de lo que pagaba en intereses hacia el extranjero, por bonos u otras inversiones. Desde los finales de la Guerra Fría, EEUU ha llegado a ser una clara nación deudora, del orden de los $3.7 trillones ¡! Esto no es lo que Hilmar Koper podría llamar "cacahuates".


No se necesita ser muy perceptivo para avizorar la amenaza estratégica de esos déficits al rol de los EEUU. Con un déficit de cuenta corriente anual de $ 500 billones, algo así como el 5% del PIB, los EEUU deben importar o atraer al menos $1.4 billones cada día, a fin de evitar el colapso del dólar y mantener las tasas de interés lo suficientemente bajas para apoyar a la endeudada economía corporativa. Esta deuda neta se está volviendo peor a un ritmo dramático. Si Francia, Alemania, Rusia y un número de países petroleros de la OPEC giraran a compras de pequeñas porciones de sus reserves de dólares en euros o para comprar bonos en Alemania y Francia, o en cualquier otro lugar, los Estados Unidos enfrentarían una crisis estratégica más allá de cualquiera otra del período de posguerra. Para "pre-emptizar" esta amenaza surgió la razón oculta para la decisión de ir hacia "un cambio de régimen" en Irak. Todo fue tan simple y frío como esto. El futuro de América con su estatus de superpoder único dependía de "pre-emptizar" la amenaza que surgía de Eurasia y Euroland especialmente. Irak fue y sigue siendo una pieza en el ajedrez de un juego estratégico, con muy altas apuestas.

El euro amenaza la hegemonía


Cuando se lanzó el euro a finales de la última década, figuras principales de los gobiernos de la UE y banqueros del Deutsche Bank como Norbert Walter, y el Presidente Chirac, fueron hacia principales tenedores de reservas en dólares –China, Japón, Rusia—y trataron de convencerlos para salir del dólar al menos en parte de sus reservas, e ir hacia los euros. Sin embargo, esto chocaba con la necesidad de devaluar un euro demasiado alto, de modo que las exportaciones alemanas pudieran estabilizar al crecimiento europeo. Un euro en caída fue el caso hasta el 2002.

Entonces, con la debacle de burbuja de los punto com, los escándalos financieros de Nerón y Worldcom, y la recesión en EEUU, el dólar comenzó a perder su atractivo para los inversionistas extranjeros. El euro avanzó aceradamente hasta finales del 2002. Entonces, mientras Francia y Alemania preparaban su estrategia diplomática secreta para bloquear la Guerra en el Consejo de Seguridad de las naciones Unidas, surgieron rumores que los bancos centrales de Rusia y de China sigilosamente habían comenzado a dejar caer dólares y a comprar euros. El resultado fue la caída libre del dólar después de la guerra. El escenario ya estaba armado, sea que Washington ganara la guerra, o esta se transformara en una larga y sangrienta debacle.

Pero en Washington en los principales bancos de Nueva York y entre las altas esferas del establecimiento norteamericano, se sabía muy bien lo que estaba en juego. Lo de Irak no ser trataba en absoluto sobre armas químicas, nucleares o "armas de destrucción masiva", sino la amenaza de que otros siguieran el ejemplo de Irak girando de dólares a euros, creando así "la destrucción masiva" del papel económico hegemónico de EEUU en el mundo. Como lo dijera un economista, un fin del rol de la reserva en dólares sería una "catástrofe" para EEUU. Las tasas de interés de la Reserva Federal deberían empujarse más alto que en 1979 cuando Paul Volcker las alzó sobre el 17% para tratar de detener la caída del dólar en aquel entonces. Pocos se dan cuenta que la crisis del dólar de 1979 fue también el resultado directo de movimientos de Alemania y Francia, bajo Schidt y Giscard, para defender a Europa juntos con Arabia Saudita y otros que comenzaban a vender bonos del Tesoro de EEUU para protesta contra la política de la Administración Carter. También vale la pena recordar que después del rescate del dólar por Volcker, la Administración Reagan, respaldada por muchos de los actuales halcones neo-conservadores, comenzó con sus grandes gastos militares para desafiar a la Unión Soviética.

Eurasia versus el Poder insular Americano

 

Esta lucha sobre los petrodólares versus petroeuros, que partió en Irak, de ninguna manera ha terminado, a pesar de la aparente Victoria de EEUU en Irak. El euro fue creado por estrategas geopolíticos franceses para establecer un mundo multipolar después del colapso de la Unión Soviética. El objetivo era balancear la aplastante dominación de EEUU en los negocios mundiales. Significativamente, los estrategas franceses se basaban en un estratega geopolítico ingles para desarrollar su alternativa de poder rival a los EEUU, Sir Halford Mackinder.

En febrero pasado, un órgano conectado con la inteligencia francesa, Intelligence Online, publicó un artículo, "The Strategy Behind Paris-Berlin.Moscow Tie". Refiriéndose al bloque en el Consejo de Seguridad de Francia-Alemania-Rusia para prevenir los movimientos bélicos de EEUU en Irak, el reporte de Paris anota los esfuerzos recientes de los poderes Europeos y otros para crear un contrapoder al de los EEUU. Refiriéndose a los nuevos lazos de Francia con Alemania y más recientemente con Putin, ellos notan "una nueva lógica, y aún una dinámica que parece haber emergido. Una alianza entre Paris, Moscú y Berlín que va del Atlántico a Asia puede esbozar un límite al poder de EEUU. Por primera vez desde comienzos del siglo XX, la noción de una masa continental mundial–la pesadilla de los estrategos británicos—ha regresado a las relaciones internacionales". [3]

Mackinder, padre de la geopolítica británica, escribió en un artículo digno de citar, "El Pivote Geopolítico de la Historia" que el control de la masa continental Eurasiática, desde Normandía en Francia a Vladivostock, era la única posible amenaza que se pudiera oponer a la supremacía naval británica. La diplomacia británica hasta 1914 se basó en la prevención de esa amenaza eurasiática y en ese tiempo se daba a través de la expansión hacia el Este de la política del Keiser alemán, con el ferrocarril a Bagdad y las construcciones navieras de Von Tirpitz. La Primera Guerra Mundial fue el resultado. Refiriéndose a los actuales esfuerzos de los Americanos y Británicos por prevenir una combinación rival Eurasiática, el informe de la inteligencia de Paris, señalaba, "que la aproximación estratégica (esto es, de crear una unidad de la masa continental Eurasiática) está en el origen de los choques entre los poderes continentales y los poderes marítimos (Reino Unido, EEUU y Japón)... Es la supremacía de Washington sobre los mares lo que aún ahora dicta el inquebrantable apoyo de Londres a lkos EEUU, y la alianza entre Tony Blair y Bush"

Otro periódico francés bien conectado, Reseau Voltaire,net, escribió en la víspera de la Guerra de Irak que el dólar era "el talón de Aquiles de EEUU" .[4]. Lo que es una declaración algo imprecisa, para decirlo suavemente.

Lo de Irak fue planificado mucho antes

Esta amenaza emergente de una política Europea con Irak y otros países. lidereada por Francia, llevó a algunos círculos dirigentes del establecimiento político de EEUU a comenzar a pensar en amenazas pre-emtivas al sistema del petrodólar mucho antes de que Bus llegara a la Presidencia. Mientras Perle, Wolfowitz y otros neo-conservadores principales jugaban un papel principal en el desarrollo de una estrategia para preservar al sistema vacilante, un nuevo consenso tomaba forma e incluía a elementos mayores del establecimiento tradicional de la Guerra Fría, con figuras como Rumsfeld y Cheney.


En septiembre del 2000, durante la campaña, un pequeño grupo de especialistas de Washington, el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano entregó un importante estudio político, "Reconstruyendo las Defensas de América: Estrategias, Fuerzas y Recursos para un Nuevo Siglo". El informe es útil en muchas áreas para entender la actual política de la Administración. Sobre Irak, declara: " Los Estados Unidos ha buscado por décadas jugar un papel más permanente en la seguridad regional del Golfo. Si bien el conflicto no resuelto con Irak provee la justificación inmediata, la necesidad por una presencia sustancial de la fuerza americana en el Golf, trasciende la cuestión del régimen de Saddam Hussein."

Este artículo PNAC es la base esencial para el Libro Blanco Presidencial de septiembre del 2002, 'The National Security Strategy of the United States of America". El PNAC apoya un "programa detallado de acción para mantener la preeminencia global de EEUU evitando el ascenso de grandes poderes rivales y conformando el orden de la seguridad internacional en línea con los principios e intereses americanos. La Gran Estrategia Americana deberá perseguirse en el futuro tan lejos como sea posible". Todavía más, EEUU debe "desalentar a las naciones industriales avanzadas para desafiar nuestro liderato o aún, que aspiren a tener un papel regional o global más extenso". La membresía del PNAC en el 2000 se lee como un gallo que anuncia la administración Bush. Incluía Cheney a su mujer Lynne Cheney, al asistente neoconservador de Cheney, Lewis Libby; Donald Rumsfeld; el subsecretatrio de Rumsfeld, Paul Wolfowitz. También incluía a la cabeza del Consejo Nacional de Seguridad del Medio Oriente, Elliott Abrams; John Bolton del departamento de Estado; Richard Perle y William Kristol. Igualmente, el antiguo vicepresidente de Lockheed-Martin, Bruce Jackson, y el ex jefe de la CIA, James Woolsey estaban a bordo junto con Norman Podhoretz, otro de los fundadores neoconservadores. Woolsey y Podhoretz sólo decían que estaban en "la Cuarta Guerra Mundial"

Está llegando a ser paulatinamente más claro para muchos que la guerra en Irak fue para prevenir una bancarrota del modelo del Siglo Americano para la dominación global. Está también claro que Irak no es el fin. Lo que todavía no está claro, y debe ser debatido abiertamente en todo el mundo, es cómo reemplazar el fracasado orden del petrodólar con un nuevo y justo sistema de prosperidad económica y de seguridad global.

Ahora, mientras que Irak amenaza con explotar en el caos interno, es importante repensar de nuevo el orden monetario completo de posguerra. La presente alianza entre Francia, Alemania y Rusia para crear un contrapeso a los EEUU, requiere no solamente una versión del petrodólar dirigido por los franceses, una suerte de sistema petroeuro, que continúe la bancarrota del Siglo Americano, sólo que con acento francés y euros reemplazando a los dólares. Eso sólo continuaría destruyéndolos estándares del mundo, agregando derroche humano y creciente desempleo tanto de las naciones industrializadas como aquéllas en desarrollo. Debemos repensar enteramente lo que comenzó brevemente con algunos economistas durante la crisis asiática de 1998, las bases par un nuevo sistema monetario que apoye el desarrollo humano y no lo destruya.

Traducción de Federico García M. para Globalización Economía Sociedad y Cultura.

Volver a página inicial