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Apuntes para un debate. Fundamentos teóricos de las luchas anticapitalistas

Cristián Gallegos D.

filosofiacritica@hotmail.com

"Unámonos como hermanos que nadie nos vencerá. Si quieren esclavizarnos jamás lo podrán lograr. La tierra será de todos, también será nuestro el mar. Justicia habrá para todos y habrá también libertad. Luchemos por los derechos que todos deben tener. Luchemos por lo que es nuestro, de nadie más ha de ser".

(de la Cantata Santa María de Iquique)

1.- Sobre algunas precisiones teóricas:

a) los polos más dinámicos, en el contexto socio-histórico latinoamericano contemporáneo, en desarrollar formas de luchas políticas con carácter emancipatorio respecto del Capital, son los movimientos socioterritoriales territorializados de pueblos originarios (pueblos indígenas) y de trabajadores rurales-campesinos. ¿Es casual esto?. No. Para explicar esta dinámica de la sociedad latinoamericana, es preciso entender la dinámica histórica del Capital y entender la dinámica histórica de las luchas de clases en sus contextos. El Capital ya es, de facto, una relación social cuyo eje primordial es el antagonismo capital-trabajo asalariado que, en su desarrollo cíclico, y bajo la operación de la ley del valor, ha tomado la forma histórica actual de neoliberalismo globalizado-mundializado, de capitalismo neoimperializado y recolonizador. La clase capitalista mundial ha inclinado la correlación de fuerzas, a su favor: ha logrado sobreponerse a un obstáculo esencial para concentrar y acumular riqueza, la clase asalariada. Los cambios en la totalidad de las formaciones sociales no han sido, por tanto contingentes, sino necesarios, vitales para la clase capitalista, y los promueve bajo proyectos políticos, militares y culturales de largo alcance.

Aparentemente vencida la clase trabajadora asalariada, le ha quedado un segundo obstáculo: la dominación de los territorios complejos, donde se asientan los llamados "recursos naturales". Marx, el científico social, ya había señalado todo esto: en El Capital, a partir de su análisis del desarrollo de la gran industria estadounidense, concluye que la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción, socavando al mismo tiempo las dos fuentes originarias de toda riqueza: la tierra y el trabajador. Ahora bien. Para el capital es vital desarrollarse mediante la contracción del tiempo (el desarrollo científico-tecnológico, que forma parte del desarrollo de las fuerzas productivas, implica la dominación de las áreas estratégicas proveedoras de materias primas vitales, y el dominio absoluto de las telecomunicaciones) y de la expansión sobre el espacio geográfico (no sólo sobre la superficie terrestre, sino sobre el subsuelo y el espacio aéreo), originando un sin fin de contradicciones resumibles en la conformación de formaciones sociales asimétricas y profundamente desiguales.

La región de Latinoamérica y el Caribe, definida como la zona más estratégica y crítica del globo, se encuentra ahora en el polo de sobreexplotación social (socavamiento de los trabajadores en sentido amplio) y de sobreexplotación de la naturaleza (socavamiento esencialmente de la tierra y sus riquezas naturales en sentido amplio). Ambas sobreexplotaciones que le son vitales para su desarrollo y subsistencia, son indisociables, como tampoco lo son, bajo otras formas históricas expresivas de la lucha de clases (entendidas como procesos históricos y como relaciones históricas), tanto el desplazamiento de las luchas por la tierra a la defensa de los territorios complejos y de la vida, así como el desplazamiento de las luchas de resistencia contra las privatizaciones a las luchas por la defensa de los llamados bienes públicos/comunes;

b) estos desplazamientos no deben ser considerados como cancelaciones, inviabilizaciones o superaciones de las luchas anteriores, sino de superposición-articulación de luchas, con predominio combinado de unas sobre otras;

c) dada la dinámica del Capital en la región, han surgido en la actual fase histórica, movimientos sociales con actores sociopolíticos y políticosociales complejos, con variadas formas de coordinación y que están expresando las intencionalidades, intereses y necesidades de los pueblos más amenazados con esta forma expansivo-depredatoria del capital: los pueblos originarios (indígenas), los campesinos y trabajadores rurales en sentido amplio. Estos movimientos se constituyen en el tercer gran obstáculo para la expansión del Capital, y contra ellos se aplican lógicas de guerra total y definiciones de enemigos o contrainsurgentes, frente a los cuales no se busca tanto la hegemonía imperialista estadounidense (ésta se ejerce sobre los estados y sobre los gobiernos clientelares de la región), sino la dominación militar;

d) la clase capitalista ya transnacionalizada, ha ido configurando una serie de formas históricas de explotación-dominio-subordinación-desposesión que van desde el llamado etnodesarrollismo hasta las negociaciones interestatales de diversos tipos de tratados de libre comercio. También se constituyen formas históricas de división del trabajo y cooperación capital-trabajo y capital-capital;

e) la cosmovisión capitalista es antagónica a la cosmovisión de los pueblos originarios y a la de los campesinos-trabajadores rurales de la región. La primera promueve el productivismo a gran escala y la apropiación y gestión privada de los bienes públicos, considerando central su valor de cambio (mercantilización acelerada). Los segundos promueven la defensa de la posesión pública y comunitaria de estos bienes, considerando central su valor de uso (desmercantilización);

f) la lucha emancipatoria actual no se limita a la lucha por la propiedad-posesión de los recursos naturales, sino a la lucha por la propiedad-posesión de los bienes público-comunitarios ya territorializados (incluyen, además de los bienes naturales, los bienes culturales y las infraestructuras materiales e inmateriales o simbólicas producidas). Para los capitalistas, el agua, el petróleo, la tierra (y todo lo que ello contenga) son recursos naturales mercantilizables y le son necesarios para los procesos de concentración y acumulación de capital. Para los movimientos sociales, se constituyen en bienes naturales usables para la reproducción equilibrada de la sociedad entera considerada como un todo;

g) no se debe confundir recursos naturales con bienes naturales o con bienes públicos. Bajo la cosmovisión capitalista, todo bien natural es potencialmente un recurso natural que se transforma en mercancía, es decir un producto con plusvalor, con lo cual se obtiene una riqueza adicional que es apropiada por el capitalista, a costa de su degradación y/o agotamiento exponencial (la lógica de la economía capitalista es autoreferencial, porque la lógica de la acumulación capitalista implica que para mantener todos los procesos de reproducción ampliada, la circularidad de los procesos productivos, se debe romper los límites de la temporalidad y de la espacialidad de la reproducción de la propia naturaleza, cuyos procesos son, por definición, irreversibles). El punto de quiebre es la propiedad privada de estos bienes naturales. Bajo la lógica no capitalista, todo bien natural es un recurso natural que se constituye en un recurso público–comunitario, de uso colectivo, de aprovechamiento colectivo. El punto de quiebre es la posesión colectivo-comunitaria o colectivo-pública de los bienes naturales;

h) todos los procesos históricos de formas de acumulación de capital tienden, indefectiblemente, a apropiarse de las dos fuentes originarias de riqueza: del trabajador (expropiándolo, explotándolo, y haciéndolo medio productor de plusvalor) de la naturaleza (expropiándola, explotándola y haciéndola medio de producción de plusvalía). Lo interesante, desde el punto de vista teórico-práxico, es que ambas fuentes necesarias para el proceso de acumulación-concentración del capital son explotables y obtenibles sólo a condición de la expansión espacial del capital, y la expansión del capital sólo es posible a condición de rebasar los límites y fronteras naturales o constituidas a partir de las instituciones políticas (aquí cobran sentido la categoría de imperialismo recolonizador, la categoría de sobreexplotación, la nueva cooperación-división mundial del trabajo, la centralidad de los Estados (sumisos e insumisos), la apropiación de los territorios complejos, de la biodiversidad). Pero los procesos de concentración-acumulación de capital dejan, indefectiblemente, "residuos" o "deshechos" que le son inherentes a su lógica, les son inevitables: la desocupación masiva, la precariedad laboral, la desciudadanización, la exclusión social, la degradación y destrucción de ecosistemas complejos;

i) los procesos históricos de concentración-acumulación de capital siempre van acompañados de diversas luchas sociales que se oponen tenazmente a la realización de esta lógica capitalista, desde las luchas de clases abiertas, hasta las luchas de clases mediatizadas por otras formas históricas de luchas, como las luchas de los movimientos sociopolíticos y políticosociales actuales por la resistencia/defensa ante la expropiación del trabajador y ante la expropiación de los bienes naturales y públicos. El concepto de guerra ya no es un asunto meramente político-militar, sino que implica a todas las relaciones sociales de todas las formaciones sociales complejas actuales, aunque está tomando la forma más visible de lo político-militar dada la enorme resistencia que se le opone y que en los casos que hemos visto en los últimos años, tienden a rebasar a los gobiernos clientelares. Estamos inmersos en una guerra abierta/oculta a favor o en contra de la expansión del Capital, seamos o no concientes de ello. Esta guerra es ahora en defensa de la vida humana y de la vida en general, de la preservación amenazada de todas las especies, incluyendo la nuestra. La guerra es por la dignidad humana, indisociable de la guerra por el derecho al uso colectivo de los bienes público-comunitarios. Ambas se incluyen en los procesos históricos de emancipación política y social para refundar otra lógica alternativa a la del capitalismo. Ante todo esto debatimos y luchamos.

2.- A manera de conclusiones:

a) hay una radical incompatibilidad entre la lógica de la economía capitalista y un verdadero desarrollo ecológicamente sustentable;

b) hay una radical incompatibilidad entre la globalización de las relaciones capitalistas socioeconómicas, sociopolíticas y socioculturales, con el desarrollo de una sociedad respetuosa de la naturaleza (natural y de la humana/deshumanizada- humanificable);

c) la lógica capitalista distorsiona el valor de uso de los recursos naturales (fetichización del uso); sobredimensiona el valor de cambio (sobreexplotación, deterioro ambiental, productivismo para la generación de plusvalor a corto plazo); minimiza y desprecia el valor existencial y estratégico para la valoración de la vida a futuro, de los bienes naturales y públicos;

d) la lógica del Capital y el desarrollo productivista sustentable que promueve se tornarán cada vez más insustentables, pero su naturaleza depredatoria es disfrazada bajo apariencias de preocupación por lo ecológico-ambiental, pero visible a través del dominio de la geopolítica mundial, definida a través de regiones que le son estratégicas, ante las cuales sólo le es posible avanzar aplicando lógicas de guerra (militarización de las relaciones sociales);

e) la barbarie consustancial aplicada por la clase capitalista mundial en su conjunto, forma parte de su forma actual de lucha de clase, pues ante sus necesarias e inevitales expansiones espaciales, ante la promoción de la concentración-acumulación de capital, ante la espada de Damócles que se le cierne sobre su cabeza (la ley del valor, la mantención y acrecentamiento de la tasa de ganancias), ante el desarrollo anarco-capitalista de las fuerzas productivas (especialmente las científico-tecnológicas) que le son imprescindibles, ante la creciente oposición/resistencia encontrada en los pueblos sojuzgados del mundo ante su paso feroz y sin contemplaciones, le está quedando la guerra declarada y la guerra no declarada en todos los frentes;

f) la humanidad que se precie de tal, no puede permanecer con los brazos cruzados: ante el proyecto barbárico del Capital Mundial, se hace cada vez más urgente echar mano a toda la reserva ética, política, cultural de que seamos capaces todos los insumisos del mundo. En un proyecto alternativo a la barbarie capitalista, tienen cabida todos los pueblos del mundo que están siendo sobreexplotados, desarraigados, excluidos, discriminados, subordinados, desterritorializados, despojados de toda la riqueza material y cultural colectivo-comunitarias que han desarrollado por siglos. Cada vez es más urgente la recomposición mundial de la clase trabajadora y cada vez más urgente la impulsión de movimientos políticosociales y sociopolíticos con carácter anticapitalista, unificados en un proyecto común de construir una sociedad verdaderamente dignificadora de la especie humana y en equilibrio con los ecosistemas. Cada vez más urgente colaborar con un sentido crítico-(re)constructivo teórico-práxico sinérgico con el desarrollo de todas las formas de luchas que se inscriban en ese proyecto común, respetando los intereses, necesidades, autonomías relativas, autodeterminaciones. Cada triunfo, por mínimo que sea, hay que celebrarlo, pues cada triunfo es una fisura que se abre, y acumula fuerza de cambio, de transformaciones cada vez más profundas en un sentido contrahegemónico y contra dominativo, y posibilita desarrollar ya no sólo la emancipación política, sino la urgente y estratégica emancipación social. Pues en esto consistiría, a nuestro juicio, saltar del reino de la necesidad al reino de la libertad dignificadora, y la realización de toda utopía, a partir de luchas concretas en momentos históricos concretos, impulsados por movimientos y organizaciones políticosociales y sociopolíticas concretas.

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