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Los retos de una nueva educación

Vladimir Lenin García Méndez

escribele_a_vlady@yahoo.com.mx

En pleno tercer milenio nos encontramos en el mundo de los absurdos obvios, donde todo es posible e imposible al mismo tiempo, un ejemplo de esto es el país más poderoso y endeudado del mundo, el cual es capaz de producir con la tecnología que posee el alimento necesario para abatir el hambre de los millones de pobres que habitan este planeta, pero son más importantes sus intereses ideológico-económicos que ayudar a otros.

Somos capaces de diseñar y construir miles de kilómetros de oleoductos, gaseoductos que atraviesan estados e incluso países, pero no así para construir los acueductos necesarios para llevar el exceso de agua, producto de las inundaciones a donde no la hay.

Generamos conocimientos para diseñar maquinarias con múltiples funciones que pueden realizar el trabajo de decenas de obreros, pero aún nos mostramos incapaces de desarrollar estrategias para solucionar el desempleo que provoca la incursión de dichas maquinarias en las empresas. Inocentemente admiramos a las personas que aparecen en muchos programas de televisión por su apariencia física, por su elevado estatus económico y hasta por su sentido del humor, olvidando que esos programas están planeados por los grupos dominantes para mantener la ignorancia y la desinformación hacia las problemáticas ambientales, sociales, económicas etc. que están latentes en la vida de los televidentes.

Aceptamos que un político (diputado) en nuestro país gane poco más de 700 pesos por hora argumentando que es lo que se merece por “quemarse las pestañas” en instituciones educativas de renombre, nacionales e internacionales, pero al mismo tiempo somos indiferentes al esfuerzo que realizan los obreros para obtener 6 pesos por cada hora de su trabajo.

Estudiamos en promedio poco más de 18 años en instituciones educativas (Kinder, Primaria, Secundaria, etc.) para obtener un titulo universitario que no siempre refleja los conocimientos y habilidades que el profesionista posee y en el peor de los casos no es garantía de que éste ejerza en pro de cualquier persona y del medio ambiente que lo rodea.

Los anteriores ejemplos son sólo una pequeña muestra de la enorme cantidad de absurdos obvios que repite la humanidad. Aunque no podemos dilucidar completamente los múltiples factores que provocan esta repetición absurda de comportamientos contradictorios, creemos que un primer paso para identificarlos es destacar la estructura institucional que los mantiene, pero que al mismo tiempo puede modificarlos. Dicha estructura es la educación.

Hace varios años el escritor Juan Sánchez Andraka publicó “Un mexicano más”, una brillante novela que destaca cómo la vida de un joven va cambiando por medio de su educación y convirtiéndolo en las contradicciones que tanto criticaba. Al comenzar la novela el autor señala:

“Los adolescentes mexicanos son víctimas del actual proceso educativo que por contradictorio, destruye en ellos la natural aspiración al bien, lanzándolos a las grandes filas de los que sólo buscan en la vida, comer, gozar y mandar” (Sánchez, 1995, página 7).

No podemos afirmar rotundamente que el “bien” o el “mal” sean algo natural en las personas, pero sí podemos reconocer que su significado y prácticas derivadas de éstos son formadas y reformadas en la educación que se brinda a los estudiantes en distintos grados académicos. Por ejemplo, desde el nivel preescolar se nos repite una y otra vez que el engañar a los demás es algo “malo” para nosotros y que en último de los casos puede traer hasta repercusiones divinas, años después juramos en nuestro examen profesional “ejercer la profesión con conciencia, responsabilidad y ética en beneficio de los seres humanos”.

Pero lo anterior, no nos exenta que, más adelante, “al son de la situación”, modifiquemos nuestras creencias y nos transformemos en mercenarios del conocimiento (abogados corruptos, médicos negligentes, biólogos indiferentes, economistas tecnócratas, filósofos estériles, ingenieros progresistas, sociólogos abstractos, actuarios adoctrinados, psicólogos cretinos, etc.) para aprovechar la ignorancia de las personas, justificando estos comportamientos con la creencia: “la realidad es así y que ésta no se va a cambiar nunca”. Tal como lo señala Edgar Morin (1990), al mencionar que en la actualidad la universidad produce cretinos de alto nivel.

Al respecto, el presidente cubano señala:

“De todas las herencias que el colonialismo, el imperialismo y el capitalismo nos dejaron, la peor de todas, fue la ignorancia. Se nos educa para disfrutar de privilegios. La educación en sí misma constituía un privilegio. Se nos preparaba para estar mejor armados intelectualmente, para explotar a los demás, y así, transcurrían los años de la primaria, de la secundaria y de la universidad y al fin y al cabo un día, con veinte y tantos años nos daban un título en la Universidad sin haber tenido oportunidad una sola vez en la vida de sudar la frente, de crear algo con nuestras propias manos...y a eso no se le podía llamar educar, a eso no se le podía llamar formar al hombre, en aquellas escuelas se deformaba al hombre” (Castro, 1980, página 29).

El párrafo anterior es una excelente sinopsis de lo que hoy en día representa la educación para millones de personas en todo el mundo, que creen firmemente que estudiar es la mejor manera de evolucionar como seres humanos. Y es ahí en la confianza absoluta en la institución educativa donde inician todas las terribles calamidades y absurdos que hemos provocado los seres humanos pseudoutilizando los conocimientos y prácticas sin aprender a desconfiar de ellos y menos aun sin esforzarnos por identificar cuáles son los intereses ideológico-económicos que están presentes en éstos. Por ello no es raro que diversas instituciones nos adiestren presentándonos a la “esperanza” (aunque el mundo se acabe, la esperanza es lo último que muere), a la “abnegación” (dichosos los que sufren porque de ellos será el reino de los cielos) y a la “confianza” (confía en Dios y nada te pasará) como hermosas virtudes que sólo poseen los seres humanos. Al respecto Romano (2002) destaca que la fe y la confianza son hábitos peligrosos porque donde se habla de confianza debe haber quienes se beneficien con ella ya que es más fácil embaucar y explotar a una persona que tiene confianza en los sistemas instituciones que a otra que piensa y calcula hacia este.

Los grupos dominantes de ultraderecha a nivel mundial han utilizado todo su poder para alterar la calidad de la educación y con ello su importancia, tan sólo en México para este 2007, habrán desaparecido varias materias (física, geografía, biología, historia de México, etc.) de la educación secundaria, esto es muy lamentable ya que al desaparecer conocimientos, desaparece la posibilidad de relacionarlos, por ejemplo, las leyes de la herencia de Mendel en 1866 fueron comprendidas hasta que se pudieron relacionar con la teoría de la evolución que enunció Darwin en 1859 y a pesar de esto hoy, casi 150 años después de que se publicara “El origen de las especies”, varios grupos de ultraderecha Estadounidenses quieren desaparecer la teoría evolucionista de la educación secundaria norteamericana para sustituirla por la teoría creacionista (Dios creó al hombre y al universo).

Lo anterior es una fuerte invitación como universitarios latinoamericanos a problematizar nuestra educación y la de quienes nos rodean, para hacer evidentes las injusticias y contradicciones que vivimos en nuestros países desde hace varios siglos, esto se traduce en replantear nuestra actitud hacia las instituciones y sus prácticas y nos brinda la oportunidad de resignificarlas porque durante mucho tiempo hemos dejado que estas nos manipulen, ignorando que somos nosotros quienes las mantenemos. Esto no significa que tengamos que destruir o desaparecer a todas las instituciones que hemos creado en siglos de historia, ya que hacerlo de esta manera sólo aumentaría las problemáticas de millones y millones de personas que hemos sido adiestradas por varias generaciones para vivir “en” y “para” las instituciones. Tal vez no se pueda terminar de un solo golpe con las manipulaciones institucionales, pero es posible que las personas aprendan en su formación educativa a identificar las contradicciones del sistema institucional para que poco a poco comiencen a limitar su manipulación. Por ello Bosco (1976) señala que es necesario un sistema de educación que no sólo prepare un individuo para ocupar una posición dentro de una estructura dada, ejerciendo su función de forma ordenada y eficiente con el mínimo de conflictos, sino que forme una persona consciente y crítica a la injusticia institucionalizada.

Por todo lo anterior nosotros creemos que la educación actual, en cualquiera de sus niveles, debe contemplar la posibilidad de conocer y criticar sus contenidos y prácticas para poder vincularlos directamente con las problemáticas ambientales, económicas, políticas, sociales y personales de los estudiantes. Esto es una tarea muy difícil pero no imposible, que implica que el estudiante desde el nivel básico hasta el de postgrado establezca relaciones entre acontecimientos y conocimientos que supuestamente no las tienen, para poder identificar las problemáticas que genera el paradigma lineal al que estamos acostumbrados y con ello diseñar nuevas soluciones multidimensionales desde un paradigma complejo que trascienda las limitantes que las soluciones unidimensionales otorgan a problemáticas complejas. Este es el reto principal de la nueva educación, el de educar de manera compleja para resolver problemáticas complejas de carácter multidimensional, tal y como lo señala Edgar Morin:

“Necesitamos una educación de tipo “paidea planetaria” y es necesario empezar por la primaria introduciendo interrogantes fundamentales como: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué hacemos?, ¿dónde estamos?, ¿qué es la realidad?, ¿qué es el mundo? Si empezamos por esas preguntas, si empezamos por interrogar al ser humano sobre sí-mismo, descubrimos que somos un ser físico, biológico, psicológico, social. Entonces podemos proyectar la relación y el enlace de las diferentes disciplinas. Cuando uno descubre la biología, ve que ésta lleva a la química y que a su vez conduce a la física, y ésta a la microfísica. De esta manera pedagógica se empieza relacionando y problematizando, pues educar tiene como misión profunda problematizar y cultivar. Y cultivar quiere decir: se capaz de dar a cada uno de los medios para que, por sí mismo, contextualice, globalice y relacione” (Vallejo, 1996, página 86).

En este sentido, la educación puede ser una herramienta benéfica para la humanidad, siempre y cuando esta elija vivir de manera compleja y no fragmentada como lo ha venido haciendo desde hace miles de años.

Para Morin (2003) la misión de la educación es fortalecer las condiciones de posibilidad de emergencia de una sociedad-planeta compuesto por ciudadanos protagonistas conscientes y críticamente comprometidos en el desarrollo de una mundología de la vida cotidiana, es decir, debemos contar con mundólogos que permitan orientar a la civilidad en la percepción de los problemas más urgentes y globales.

Esto es muy importante ya que muchas veces reducimos nuestra percepción de las problemáticas social-ambientales a la raquítica y tendenciosa información que nos brindan múltiples medios de comunicación al servicio de los intereses ideológico-económicos de los grupos dominantes, por ejemplo, las televisoras últimamente han puesto de manifiesto la urgente necesidad de cuidar el agua, una y otra vez nos bombardean de spots que destacan la importancia de cuidarla y hasta legislar a su favor, poco a poco comienzan a repetir que el agua es un bien económico que debe ser administrado por organismos privados para que el agua llegue a todos antes de que sea demasiado tarde.

Pero dichas televisoras nunca informarán sobre la gran cantidad de empresas transnacionales que presionan y sobornan a las autoridades gubernamentales para que modifiquen las leyes a fin de poder ser propietarias de ríos, lagos y manantiales y con ello poder privatizar su consumo a millones de mexicanos (lo más absurdo es que México es el país más refresquero del mundo). Estas televisoras tampoco informarán que el llamado foro mundial del agua fue organizado por el banco mundial, organismo que apoya incondicionalmente a dichas transnacionales y mucho menos nos informarán sobre los miles de soldados estadounidenses que se han enviado a Centro y Sudamérica para militarizar las regiones ricas en agua, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo.

“Las condiciones en las que viven miles de pobres, mexicanos y centroamericanos hacen más atractiva la iniciativa privatizadora de las transnacionales sobretodo de las empresas que como coca-cola, pepsi-cola y otras francesas, españolas como Agua de Barcelona y británicas como United Utilities pero con sede en EU, se han apoderado del mercado del agua potable que se vende mucho más cara que cualquier refresco” (Becerra, 2005, página 41).

El anterior ejemplo pone de manifiesto cómo se puede simplificar intencionalmente un problema (“existe poca agua dulce, debemos protegerla”) su solución (“si aumenta el precio del agua, esto provocará que no se desperdicie”) para que los objetivos de los grupos dominantes sigan cumpliéndose a costa de la desinformación de las masas (esa desinformación fue lo mismo que ocurrió con el tratado de libre comercio, la privatización de teléfonos de México, la aprobación del fobaproa y si seguimos por este camino a la privatización de la luz, el agua, el petróleo y la educación pública).

Lo anterior debe ser una invitación como estudiantes universitarios a desarrollar emergencias entre las problemáticas sociales y las ambientales a fin de encontrar soluciones que trasciendan la lógica simplista más allá de sus intereses ideológico-económicos. Esto es muy difícil, sobretodo cuando se nos ha educado y socializado, tal como señala Chomsky (2002) para respaldar a las estructuras de poder que a su vez nos recompensan generosamente, donde aprendemos desde cómo debemos vestirnos hasta como debemos expresarnos en un cóctel con los compañeros de trabajo.

Así ocurre en la gran mayoría de universitarios de instituciones públicas y privadas a nivel mundial, nos educan o mejor dicho nos adoctrinan rigurosamente en los valores e intereses de tipo privado y estatal-corporativo, donde los estudiantes acríticos que asimilen mejor esta educación en los valores de la ideología dominante y demuestren su lealtad al sistema doctrinal podrán gozar de múltiples beneficios institucionales, creyendo fielmente en el eslogan: “Hazte rico, olvídate de todo menos de ti mismo”.

Tal vez el principal problema de los universitarios (estudiantes y egresados) hoy en día es que somos demasiado absurdos (o demasiado ingenuos) ya que creemos que por el simple hecho de ejercer nuestra profesión es suficiente para identificar e informar las impresionantes problemáticas social-ambientales (calentamiento global-escasez de alimentos) que existen y que se avecinan no sólo para los seres humanos sino para todo lo que habita en este planeta. Nos jactamos acumulando titulitos (constancias de coloquios, congresos, seminarios, diplomados, etc.) y titulotes (licenciatura, maestría y doctorado), de ser intelectuales al servicio de la humanidad. Pero si diéramos un auténtico servicio humanitario-intelectual le proporcionaríamos a las personas técnicas de autodefensa contra los aparatos propagandísticos que utilizan los grupos dominantes para mantener sus intereses y valores, en vez de reproducirlos, legitimarlos y mantenerlos como lo hemos venido haciendo desde hace varios siglos.

Para brindar un auténtico servicio humanitario-intelectual necesitamos ante todo ser humanos, es decir, desarrollar en nosotros aquellas cualidades que nos conviertan en eso. Un buen comienzo puede ser aprender a ser humilde, esa palabra que todos usamos al conversar o al escribir un pomposo discurso pero que al final se queda en eso ¡en discurso! Ser humilde implica múltiples aspectos, desde reconocer que no sabemos todo hasta reconocer que tenemos las mismas necesidades afectivas, fisiológicas, sociales, etc., como cualquier campesino, barrendero, mesero y por lo tanto siempre necesitamos de los demás. Así es nuestra especie, desde el nacimiento necesitamos de otros para sobrevivir. Pero parece ser que conforme crecemos se nos olvida cultivar nuestra humildad y por el contrario se nos enseña a admirar e imitar toda una serie de comportamientos ostentosos y estériles de personas que poseen las cualidades estereotipadas que tanto anhelan millones de personas o que más bien nos han enseñado a anhelar.

Utilizan los medios de comunicación para transmitirnos admiración hacia una serie de personajes con diversos estudios de posgrado en el extranjero (Harvard, Oxford, etc.) que una vez que llegan al poder hacen las modificaciones necesarias para mantener e imponer los intereses de los grupos dominantes (bajo la idea: ”Este país siempre ha sido así y en seis años no lo vamos a cambiar”) sin importarles el terrible desempleo que sus políticas generan y mucho menos los 70 millones de personas que viven en condiciones de extrema pobreza. Para estos últimos han diseñado programas (Solidaridad, Progresa, Oportunidades, etc.) que supuestamente van dirigidas a abatir la pobreza en las comunidades mas marginadas.

Pero curiosamente a nadie se le ocurre diseñar programas dirigidos a abatir la pobreza humana que padecen cientos de diputados, senadores, directivos, empresarios, ex presidentes y profesionistas explotadores que viven y trabajan en las zonas más exclusivas del país, para volverlos más humildes más allá de las frases huecas y resobadas (“Soy un mexicano excelente”, “soy el presidente del empleo”, “soy el líder que mi país necesita”, “mi gobierno trabaja para que todos vivamos mejor”, etc.) que aprendieron a repetir y defender en sus instituciones de renombre. Para que entiendan a los millones de mexicanos que no pueden comprarse un reloj de 15 mil pesos, vestidos de 26 mil o toallas de 4 mil. Para que entiendan a los miles de mexicanos que abandonan anualmente este país sin empleos para soportar discriminaciones y abusos laborales y hasta agresiones (cada año mueren poco más de 3 mil migrantes en su intento por atravesar la frontera con E.U.) con tal de mandar algunos dólares. Para que entiendan que sus políticas neoliberales derivadas del pensamiento lineal no van hacia ninguna parte, más que a la desigualdad y al ecocidio y que en pocos años si no claudican en sus políticas irremediablemente provocarán una revolución tan impresionante como aquellas que han ocurrido en este país (1810, 1910, ¿2010?) cada 100 años.

Por ello es muy importante desarrollar en nosotros la Humildad Universitaria ya que ésta permitirá acercarnos más a las personas que nos rodean y que necesitan de nuestra orientación como profesionales, pero que al mismo tiempo nos ayudan enormemente a problematizar nuestra educación superior. Esta problematización es lo que le da un valor superior al estudiante universitario, ya que de nada le sirve repetir de memoria artículos y libros, asistir a infinidad de seminarios, coloquios y congresos y hasta obtener las mejores calificaciones, si después de todo este estudiante “excelente” no tiene la habilidad, o mejor dicho, la motivación necesaria para vincular los diversos conocimientos, instrumentos y técnicas profesionales con las problemáticas ambientales, sociales, económicas, políticas, etc. Que enfrenta su país. Tal vez este universitario “excelente” al egresar de la universidad tendrá más probabilidades de encontrar empleo en una zona exclusiva de la ciudad, con un salario muy superior al que gana un obrero o un campesino, habrá menos sudor en su frente, ensuciará menos su traje (o vestido) y consumirá alimentos muy diferentes a los que comen los millones de mexicanos en pobreza extrema, quizás aprenderá a “brillar en sociedad” y puede que algún día conozca a una o varias de las cincuenta familias que son dueñas del país, y todo esto al mismo tiempo lo va convirtiendo poco a poco en un profesionista autómata que va perdiendo su capacidad de criticar la “realidad” a tal grado que hasta puede llegar a defender los intereses de los grupos dominantes que mantienen la pobreza e ignorancia de millones y millones de mexicanos y es ahí, cuando este estudiante “excelente” se convierte en “un ladrillo más en la pared”.

Por lo tanto, es vital que hoy en día la educación institucional y sobre todo la universitaria comience a relacionar sus contenidos con las diversas problemáticas que estamos viviendo, no es una tarea sencilla, se requiere mucho entusiasmo para no desanimarse cada vez que se conocen las nuevas injusticias que estamos viviendo en nuestro país, sobretodo porque fuimos condicionados desde que éramos niños a creer que “el que nada sabe, nada teme”, o dicho en otras palabras nos han creado una aversión por el conocimiento y sobre todo hacia aquel conocimiento que nos invita a dudar de la “realidad”, por ejemplo, desde la primaria nos dicen que la política es aburrida, que da flojera, que no sirve para nada y que si te metes de lleno puede ser muy peligroso para ti, en fin, nos predisponen tanto que cuando observamos en la televisión que unos diputados aceptaron el FOBAPROA (una deuda que pagarán tres generaciones de mexicanos con sus impuestos) para rescatar a unos banqueros corruptos, que un ex presidente de México privatiza ferrocarriles nacionales vendiendo 5375 millas de vías férreas propiedad de la nación a la transnacional Union Pacific, que en los últimos 5 años las transnacionales aumentaron en un 500% en nuestro país al mismo tiempo que se han cerrado 20 mil sociedades cooperativas mexicanas (lo cual ha repercutido enormemente en el mercado interno de nuestro país) o que nuestro país está en la mira de otras naciones para convertirse en lugar de desecho de residuos tóxicos lo tomamos como algo normal.

Pero ¿El conocimiento es peligroso? Sí ¡lo es! Sobretodo para los intereses de aquellos grupos que se benefician de la ignorancia de las personas que pueden explotar. Por ello, es importante vencer nuestro aburrimiento o miedo hacia el conocimiento para ser personas que puedan resignificar su propia realidad y con ello, escapar al condicionamiento ideológico-económico que padecemos en Latinoamérica desde hace varios siglos. Carlos Castaneda, en su novela “Las enseñanzas de Don Juan” escribe con un enorme valor literario sobre el miedo al conocimiento:

“-¿Qué le pasa al hombre si corre por miedo?

-Nada le pasa, solo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará a ser un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo hará puesto fin a sus ansias.

-¿Y qué puede hacer para superar el miedo?

-La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse” (Castaneda, 2001, página 124)

Sabemos que es difícil conocer la información que nos puede provocar conflictos con nosotros mismos y con los demás, pero es importante reconocer que este es el primer paso para generar cambios significativos que trasciendan las problemáticas actuales derivadas de la ideología de los grupos dominantes, ya que si las problemáticas son como son, es porque nosotros somos como somos.

En ese sentido, es necesario trascender las barreras disciplinarias que el pensamiento lineal le ha impuesto a nuestra forma de describir el conocimiento para encontrar soluciones multidimensionales, es decir, que relacionemos diferentes conocimientos, habilidades y técnicas profesionales para resignificar y tratar de atender las diversas problemáticas social-ambientales que ha padecido (Invasión de los españoles a México 1519; caída de Tenochtitlán e inicio de la colonización española 1521; desarrollo del sistema de castas 1535; instauración de la santa inquisición 1571;rebelión tarahumara 1621; inicio de la “independencia” de México 1810; España reconoce la “independencia” de México 1821; los criollos liberales deciden expulsar a los españoles 1827; la guerra de Texas 1836; primer invasión norteamericana 1847; México pierde la mitad de su territorio ante EU 1848; Invasión francesa 1862; Cananea 1906; Río blanco 1907; Revolución 1910; segunda invasión norteamericana 1914; fanatismo cristero 1926-1929; los liberales fundan el PRI; los criollos conservadores fundan el PAN 1939; movimiento ferrocarrilero 1958-1959; Masacre de tlatelolco 1968; masacre del jueves corpus 1971; El fraude electoral 1988; feminicidios en Ciudad Juárez 1993-¿?; privatización de teléfonos de México 1990; tratado de libre comercio y Aguas Blancas 1995; Acteal 1997; privatización de ferrocarriles nacionales y fobaproa 1998; feminicidios en Morelos 2000-¿?; Desafuero 2005; Ley televisa, Pasta de Conchos, Sicartsa, San Salvador Atenco y fraude electoral y Oaxaca 2006) y seguirá padeciendo nuestro país, mientras los profesores y estudiantes universitarios mestizos e indígenas no hagamos consciencia de que en pleno tercer milenio continuamos viviendo en un sistema de castas donde los criollos (tanto liberales como conservadores, tanto empresarios como políticos) son los únicos beneficiarios de esta mentira llamada “democracia mexicana”. Para ellos México es un país maravilloso donde todos somos iguales y donde las instituciones funcionan para que “todos vivamos mejor”.

Desafortunadamente este problema no exclusivo de mi país sino más bien es el pan de cada día de la gran mayoría de los universitarios latinoamericanos quienes somos víctimas de un eurocentrismo ideológico que padecemos desde hace varios siglos, que nos enajena y convierte en simples maquiladores intelectuales de teorías extranjeras.

Para terminar este ensayo quisiera citar la letra de la canción “La maldición de la malinche” del compositor Gabino Palomares que resume al pie de la letra todo lo que nos venimos padeciendo millones y millones de indígenas y mestizos en los últimos 500 años en este continente:

“Del mar los vieron llegar

mis hermanos emplumados,

eran los hombres barbados

de la profecía esperada.

Se oyó la voz del monarca

de que el Dios había llegado

y les abrimos la puerta

por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias

como Demonios del mal,

iban con fuego en las manos

y cubiertos de metal.

Sólo el valor de unos cuantos

les opuso resistencia

y al mirar correr la sangre

se llenaron de vergüenza.

Por que los Dioses ni comen,

ni gozan con lo robado

y cuando nos dimos cuenta

ya todo estaba acabado.

Y en ese error entregamos

la grandeza del pasado,

y en ese error nos quedamos

trescientos años de esclavos.

Se nos quedó el maleficio

de brindar al extranjero

nuestra fé, nuestra cultura,

nuestro pan, nuestro dinero.

Y les seguimos cambiando

oro por cuentas de vidrio

y damos nuestra riqueza

por sus espejos con brillo.

Hoy en pleno siglo XX

nos siguen llegando rubios

y les abrimos la casa

y los llamamos amigos.

Pero si llega cansado

un indio de andar la sierra,

lo humillamos y lo vemos

como extraño por su tierra.

Tú, hipócrita que te muestras

humilde ante el extranjero

pero te vuelves soberbio

con tus hermanos del pueblo.

Oh, Maldición de Malinche,

enfermedad del presente

¿Cuándo dejarás mi tierra

cuando harás libre a mi gente?”

Ya basta de menospreciar a nuestros hermanos mestizos e indígenas!!!

Ya basta de profesores universitarios autómatas cuyo autismo social es evidente en el salón de clases!!!

Ya basta de reducir a los estudiantes universitarios a simples receptáculos pasivos de información occidental!!!

Ya basta de investigadores universitarios mercenarios, preocupados por demostrar que trabajan mientras descansan en una burbuja institucional!!!

Ya basta de Universitarios eurocentristas en América Latina que desprecian los saberes ancestrales de nuestro continente y ponderan ciegamente el saber europeo que enaltece al hombre por encima de la naturaleza y menosprecia a la mujer!!!

VIVA NUESTRA PACHA MAMA

VIVA QUETZALCÓATL

VIVA CUAUHTÉMOC

VIVA GUACAIPURO

VIVA TAMANACO

VIVA LAUTARO

VIVA CAUPOLICÁN

VIVA SIMÓN BOLIVAR

VIVA JOSÉ MARIA MORELOS

VIVA BENITO JUAREZ

VIVA JOSÉ MARTÍ

VIVA FIDEL CASTRO

VIVA ERNESTO GUEVARA

VIVA LAZARO CARDENAS

VIVA SALVADOR ALLENDE

VIVAN TODOS MIS HERMANOS INDIGENAS Y MESTIZOS DE AMERICA LATINA

LOS QUIERO MUCHO.

KUALLI-OHTLI

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