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Noviembre 2010

Desde el centro del mundo: la palabra campesina

Silvia Ribeiro*
La Jornada

Del 8 al 16 de octubre 2010 se reunió en Quito, Ecuador, el quinto Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo/Vía Campesina. Más de un millar de participantes, mujeres, hombres y jóvenes de cientos de organizaciones de base de todo el continente, compartieron y enriquecieron durante una semana sus miradas, experiencias, conocimientos y propuestas. El resultado es una radiografía vasta y compleja de la realidad actual del continente y el mundo, con enorme complejidad y riqueza de detalles. Como si fuera poco, acompañada de la prefiguración de una sociedad distinta, con diversidad de culturas, visiones y herramientas para construirla y la determinación de caminar hacia ella con el resto de los oprimidos.

El quinto Congreso de la CLOC fue precedido, como ya es usual, por una asamblea latinoamericana de mujeres campesinas, y otra de jóvenes, grupos que en conjunto, conformaron la mayoría de los delegados. Se decidió convocar en el marco de su próximo congreso, también a una asamblea continental de pueblos originarios y afrodescendientes, ya que muchos de los integrantes de CLOC, además de campesinos, son de estos pueblos y comunidades.

Las mujeres aportan en cada congreso de la CLOC y de la Vía Campesina, nuevos elementos a la complejidad de las luchas campesinas: ahora el énfasis de que sin feminismo no hay socialismo, un planteo que dará para pensar y alimentar al movimiento, tanto por el planteo de feminismo, como de qué socialismo. El desafío es un cuestionamiento profundo al patriarcado, desde la invisibilización del trabajo de las mujeres en el campo a la sujeción de modelos culturales, emocionales, políticos, económicos.

El Congreso se pronunció contra todas la formas de concentración de la tierra incluyendo despojo por megaproyectos y acaparamiento de tierra, así como contra las hipócritas políticas de Inversión Responsable en Agricultura, promovidas por el Banco Mundial para frenar las críticas a los nuevos acaparamientos de tierra. Al mismo tiempo se comprometió a seguir luchando por reforma agraria integral y por una agricultura campesina y de los pueblos originarios y afrodescendientes que alimente a la humanidad y proteja a la Madre Tierra.

Rechazan y denuncian al agronegocio y las grandes corporaciones y megaproyectos que ocupan, destruyen y amenazan, en forma permanente, a nuestros pueblos y comunidades, nuestros territorios, nuestras formas de vida y culturas, reiterando que las trasnacionales son, particularmente en el momento actual del capitalismo, su enemigo principal.

Denuncian también la manipulación de la crisis climática, rechazando las falsas soluciones de gobiernos y transnacionales, los transgénicos y grandes monocultivos de árboles y de agrocombustibles, así como las nuevas tecnologías como biochar, biología sintética y geoingeniería, los mercados de carbono y los programas REDD sobre bosques, como una nueva ola de privatizaciones de los recursos naturales y despojo de sus tierras y territorios.

Reafirman que los campesinos y campesinas son quienes alimentan a la mayoría de la humanidad y quienes realmente están haciendo frente a la crisis climática, ya que las formas agrícolas campesinas, de pueblos originarios, de pesca artesanal y otras de comunidades locales, son las que están enfriando el planeta. Al mismo tiempo, entienden que no pueden enfrentar solos las imposiciones de las transnacionales, por lo que el V Congreso reafirmó la decisión de trabajar para fortalecer alianzas con trabajadores rurales y urbanos, así como con otros movimientos de población urbana, para acumular fuerzas, y porque los problemas son comunes, incluyendo la enorme crisis de salud debido al modelo agroalimentario industrial y a la contaminación y concentración urbanas, contracara de las migraciones rurales.

Una forma para promover estas alianzas, fue el llamado a una campaña mundial contra los agrotóxicos, que son un ejemplo de como el modelo agro-alimentario industrial envenena y destruye a la población junto con el ambiente, en campos y ciudades. Un ejemplo en marcha de este tipo de alianzas, es la convergencia entre la Vía Campesina y la Asamblea Nacional de Alternativas y Afectados Ambientales (ANAA) de México, quienes también estuvieron presentes en el Congreso de CLOC.

Entre otros puntos de su plan de acción, la CLOC reafirmó el apoyo al llamado de la Vía Campesina, en conjunto con la ANAA, ante la cumbre climática en Cancún, participando en las caravanas que se realizan previamente y promoviendo protestas locales (miles de Cancún) desde todo el mundo el 7 de diciembre. También se decidió dar nuevo impulso a la campaña de semillas de la Vía Campesina, para recuperar y proteger las semillas en manos campesinas, al tiempo que combatir las leyes que privatizan las semillas.

La CLOC -Vía Campesina no solamente tiene un análisis y un mapa de la realidad impuesta por el capitalismo y las transnacionales –cuyo reflejo excede esta nota–, además, tiene propuestas de resistencia y construcción, como la reforma agraria integral y la soberanía alimentaria. También múltiples proyectos en marcha de educación y formación propia y permanente, en aspectos políticos y técnicos, en escuelas nacionales y regionales. El Congreso decidió también retomar sus propios órganos de comunicación, basados en las experiencias colectivas que ya existen dentro del movimiento y con aliados.

Aunque hay líderes y lideresas históricos de este movimiento, con razón reconocidos y valorados, la fuerza está sin duda en que todo esto no es simplemente declarativo, emana de una construcción colectiva permanente y como diría un sabio wixarika, en el reconocimiento profundo de que sólo entre todos sabemos todo.

*Investigadora del Grupo ETC

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