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Febrero 2010

Acerca de los Mecanismos Estructurales y Superestructurales de la Dependencia Argentina. En la senda de Beba C. Balvé1 Horacio Ciafardini2 y Oscar Braun3.

por Javier A. González

“En defensa de la Patria todo es lícito,

menos dejarla perecer”

Gral. José de San Martín

              “La Teoría guía, la Calle enseña”

                    Beba C. Balvè

El Gral. Perón sostuvo que el 2000 encontraría a los argentinos unidos o dominados. Al tiempo vista es sentido común que hoy el pueblo argentino se encuentra disperso y oprimido, que las contradicciones planteadas entre su estructura económica y su superestructura político-jurídica se torsionan para derivar en una crisis orgánica –crisis de los partidos y sus cuadros políticos y técnicos y de sus mediaciones con los factores de poder económico y la sociedad- que hace a tiempos donde la disgregación social pone en movimiento tendencias hacia la disolución del mismo Estado-Nación. Y que, como en otras ocasiones, los costos de los enfrentamientos en las alturas del poder económico-político, desde el punto de vista de las condiciones sociales de vida de las clases populares, son enormes.

Que estructuraba el pensamiento de Perón para anticipar esta encrucijada histórica: su capacidad estratégica y el entender que en la fase imperialista del capitalismo mundial, -o sea, la era donde reina el capital monopólico y las relaciones de clase están dominadas por el Estado a servicio de los intereses del capital monopólico- la argentina viviría un enfrentamiento prolongado entre los dos caminos de desarrollo y las vías de implementación posible para una formación económico-social como la nuestra. Los dos caminos: el desarrollo autónomo potenciando las fuerzas productivas sociales – esto es, el desarrollo industrial y científico-técnico - o la explotación de rentas diferenciales asimilándose al mercado mundial según las necesidades de las metrópolis imperialistas. Las dos vías de realización de los dos caminos refieren a la de “arriba” desde gobierno, de carácter burocrático, o desde “abajo”, desde las masas, de carácter democrática.

El proceso histórico argentino desde que Carlos Pellegrini sentenció al Congreso: "Sin Industria no hay Nación".....-o ya antes cuando Sarmiento tronó "el poder huele a bosta"-.... hasta nuestros días, refiere a la disputa entre los dos caminos y las dos vías. Por eso es complejo su análisis. Ambos caminos y sus dos vías hacen a modelos de país distintos, a sociedades distintas, a equilibrios entre fuerzas sociales distintas, a diferentes condiciones de vida y poder del pueblo, en general, y de la clase obrera, en particular. Uno de los caminos refiere al liberalismo, como formación ideológica, el otro al nacionalismo. El primero se impone por la fuerza material del estado a la sociedad en su conjunto. El segundo requiere de la movilización, participación y disposición a la lucha del pueblo y la clase obrera.

Así entendido, lo que queda por explicar es el proceso que dio como resultado que la contradicción se haya resuelto en forma negativa a los intereses del pueblo trabajador y la clase obrera argentina. Y esta es una cuestión estratégica central porque hace a la cuestión del poder.

En cada fase o período, el bloque de poder -dependiendo de la especifica correlación de fuerzas entre fracciones al interior de la alianza de clases dominante- impone a la sociedad su modelo ideológico y su programa económico-social que se sintetiza en una idea dominante que refiere a la estrategia político-económica que desde sus intereses pretende imponer a la sociedad por entero.

Desde la crisis del ´29 hasta 1955 lo dominante desde el punto de vista ideológico, analizado desde el movimiento popular y social, era la lucha contra los monopolios extranjeros y el desarrollo de la industria nacional, dentro de una política de justicia social e independencia económica. Independencia económica (desarrollo industrial), soberanía política (antiimperialismo), justicia social (alianza con la clase obrera) es el programa que se plasmó a nivel de Gobierno del Estado a partir de 1946.

De esto se desprende que la estrategia de desarrollo de las fuerzas productivas y la distribución de los resultados de la producción social expresa en el plano ideológico la emergencia del reformismo burgués (nacionalismo) y el reformismo obrero (socialista) como formas dominantes en tensión; tiene que ver con la necesidad, por parte de la alianza de clases dominante en el bloque de poder, del desarrollo del mercado interno, prerrequisito para el desarrollo de la Gran Industria en el contexto de un mercado mundial dominado por los monopolios imperialistas.

Cubierta esta fase de desarrollo, el capital industrial más concentrado plantea la necesidad de penetrar otros mercados para desarrollar en forma ampliada su proceso de acumulación, es decir, establecer relaciones en el mercado mundial. Allí comienza la ideología del "desarrollismo" como substrato de las nuevas estrategias políticas del bloque de poder a partir de 1955. O sea, la fracción de capital industrial local que debía su acumulación al régimen anterior se retira de la “Alianza Social Nacional y Popular” y pasa al campo del enemigo, al de la “Alianza Social Imperialista”.

Es decir, las relaciones establecidas por las fracciones del capital financiero mas concentrado en alianza con el capital imperialista imponen una estrategia de corte liberal, librecambista. De eso se desprende que, lo nacional y popular, y lo liberal-aristocrático guarda relación con la fase que recorre el desenvolvimiento de los intereses objetivos de las fracciones capitalistas con asiento en este territorio.

Todo lo aquí desarrollado es la piedra de toque del “materialismo histórico” en el abordaje del análisis de la historia argentina. Esto nos hizo observable Beba C. Balvé y Horacio Ciafardini; como puntos más altos de esta corriente de pensamiento en el análisis histórico-político de nuestra conformación económico-social.

Pregunta del cronista del diario La Nación:

- ¿Cómo se explica que teniendo tanto poder en sus manos, la Junta Militar avanzara tan poco en las privatizaciones?

- Juan Alemann, responde: “Nosotros liquidamos la subversión, derrotamos al movimiento sindical y desarticulamos a la clase obrera. Todo lo que vino después fue posible por nuestra labor”. ( entrevista publicada por el diario La Nación 9-4-1987, Buenos Aires)

El desarrollo de la lucha de clases en condiciones de guerra civil abierta y dispersión del campo popular vía la fuerza de las armas –Proceso de Reorganización Nacional- creó las condiciones para la hegemonía del capital financiero y la constitución de la personificación de esta categoría económica, la oligarquía financiera, -en su versión periodística los “grupos económicos”-. A partir de allí, y bajo la condición de país derrotado en la Guerra de Malvinas, los cambios ocurridos en las tres últimas décadas han transformado también la superestructura política, jurídica e ideológica dando paso a la emergencia de la "moderna aristocracia financiera", capa que se desprende de la oligarquía financiera para elevarse como fracción dominante del bloque de poder y la burguesía en su conjunto. Hoy esta capa detenta la hegemonía política, económica, social e intelectual, moldeando por medio de los cuadros políticos y la prensa, la “sociedad civil” y “El Estado” –en versión gramsciana, Estado de las relaciones de fuerza entre las clases y capas sociales-.

La emergencia de la “Propiedad Territorial” -en los términos de Marx- como forma dominante de acumulación, como resultado de la hegemonía del capital financiero dentro del sistema capitalista mundial, erosionan los preceptos primarios del régimen político-social que le dan sustento ideológico: la propiedad privada individual y la democracia parlamentaria. El capital financiero – asociación de bancos e industrias - como concentración institucionalizada de los capitales individuales dispersos, y la relación entre la propiedad y la dirección y gestión – a cargo de técnicos profesionales – constituyen en sí la negación de la propiedad individual y la centralización en pocas manos del dominio del capital de toda la sociedad.

Esta concentración del poder económico entre un reducido número de técnicos funcionarios del capital y grandes financistas, que constituye en sí una verdadera "moderna aristocracia financiera", degrada la soberanía de los Estados y sus órganos políticos representativos, los cuales se convierten así en instrumentos de simple legitimación social de las políticas concertadas en forma centralizada y burocrática; determinándose con ello la crisis de representatividad del sistema de partidos políticos y la democracia parlamentaria. Los llamados Inversores -en estricto, rentistas-, los aristócratas de las finanzas, son la nueva fuente de poder y legitimidad política, desplazando a otras categorías sociales como: ciudadano, burguesía, pueblo, trabajadores, obreros, etc. El “Absolutismo Aristocrático” es el régimen político real detrás de la envoltura ideológica de la “Democracia de Mercado”; hace a la diferencia entre el Estado Práctico y el Estado Teórico.

En el período histórico contemporáneo, desde el establecimiento de esta “democracia restringida”, se manifiesta más que nunca que nuestro país es una nación oprimida y de desarrollo deformado. Una nación donde los resortes fundamentales de su economía se encuentran bajo la dominación del capital monopolista de origen extranjero, especialmente de la Alianza Imperialista dominante en el mundo (anglosajona-israelí), sus socios locales y la compleja trama de funcionarios orgánicos al mismo.

Ambos aspectos implican que su estructura productiva se desenvolvió, en sus proporciones fundamentales, al costo que imponen los beneficios extraordinarios –bajo diversos mecanismos, deuda pública, remisión de utilidades, rentas, inequidades tributarias y comerciales- que demandan estos sectores; o sea, frenada, por debajo de su potencial. Puesto que el precio que cobran no sólo es alto, sino que periódicamente se hace inaccesible, periódicamente también pasa la economía argentina de pagar ese pesado tributo a debilitarse por ello, a no poder ya pagarlo, entrando entonces en crisis y en estancamiento relativo como tendencia histórica; alimentándose con ello, año a año, el desempleo estructural, el empleo informal, la economía de autoconsumo, expulsando al infierno de la indigencia y la pobreza un número creciente de compatriotas que se cuentan ya por millones.

El capital extranjero comandado desde las metrópolis imperialistas participan en la economía de las naciones oprimidas para reservarse abastecimientos de materias primas e insumos industriales a través del control de su producción, y para alcanzar beneficios extraordinarios que, en estos "mercados emergentes", le son posibles por las condiciones de monopolio que le son otorgadas por los cuadros políticos que detentan el poder del Estado como un territorio de su propiedad, lejos de las reivindicaciones de las masas populares.

No son capitales que tengan su destino fundido con él de la economía del país. Buscan aquí lo que les conviene para llevárselo a otra parte, salvo que se les concedan nuevos privilegios que les hagan preferir la reinversión de sus ganancias en el país por algún tiempo. Pero cada uno de estos privilegios nos cuesta y, además, de este modo se va abultando progresivamente la masa de nuevos recursos que ellos obtienen y que, precisamente en las condiciones en que ello se haga mas costoso para nosotros, pretenderán nuevamente repatriar.

Esto, además de los privilegios monopolistas que ejercen los imperialistas en el mercado mundial, que les permiten encarecer los productos que venden allí a las naciones oprimidas como la nuestra y deprimir los precios de los productos que les compran.

Aquí se encuentran las bases de las dificultades recurrentes de la balanza de pagos; pese a los sacrificios de la clase obrera y el pueblo trabajador, las cuentas resultan casi siempre deficitarias, engrosándose con ello la deuda externa, nueva fuente de ingresos ilusoria que hay que pagar al exterior que, una vez formada, se incrementa por sí misma a las tasas usurarias que se rigen desde Wall-Street.

Todo este proceso al detalle nos enseño Oscar Braun, el principal economista político del “nacionalismo revolucionario argentino”; que elevó la “teoría del intercambio desigual” a su punto mas alto siguiendo y superando la escuela económica de Cambridge – Joan Robinson, Piero Sraffa, etc.-

Aquí vale una digresión. Es realmente patético observar a los cuadros de la vieja oligarquía, como los Alemann, denunciar las trabas al comercio de los productos agrícolas en el mercado mundial; es como que el “Pato” denunciara su condición en la fiesta que el mismo arreglo. No pueden desprenderse de su ideología librecambista; aún habiendo sido enajenados de su propiedad territorial. Siempre el poder, y en especial el imperialista, utiliza a los traidores; pero, sin embargo, generalmente les niega su paga. Es la demostración palmaria de cómo la antigua clase dominante local no tuvo, -ni tiene-, visión estratégica alguna; lo que derivó en su entrega del Estado-Nación.

Volviendo. Escribía Horacio Ciafardini en 1974: "Las ganancias que los imperialistas se llevan y los intereses que les reditúa la deuda externa suelen expresarse en millones de dólares. Pero es necesario poner de manifiesto más claramente el significado concreto que tienen esas transferencias para la situación de las masas trabajadoras y para la posición comercial y financiera del país en el mundo. Los dólares que así se van, ingresan por concepto de exportaciones, pues la Argentina no es un país capitalista desarrollado e imperialista cuya burguesía se apropie de plusvalía de otros pueblos, sino una nación oprimida que tributa plusvalía a los imperialistas extranjeros. Así, si esas ganancias e intereses tienen un monto equivalente a la quinta parte de las exportaciones, por ejemplo, lo que ocurre en definitiva, es que los imperialistas se llevan sin contrapartida comercial esa proporción de los productos que salen del país... -el 80% en el 2001, hoy negociada al 50% por el actual gobierno, aproximadamente, si sumamos los servicios de la deuda pactados y las remesas de utilidades-...Esas cifras en dólares representan cargamentos de materias primas e insumos industriales en los cuales esta materializada una parte sustancial del trabajo del pueblo argentino, que se mandan al exterior, no en pago de otros productos que necesitamos comprar, no como el precio al que podemos procurarnos esos productos extranjeros, sino como transferencias unilaterales que forman parte del tributo que pagamos al imperialismo".

Cuando el déficit se agrava y se nos exige el pago, especialmente en períodos de crisis mundial capitalista como la que se desarrolla desde 1997 a la fecha, - combinando una crisis de sobreproducción clásica con la creciente volatilidad de los mercados financieros internacionales-, la "Trampa Liberal" pierde la base social que la sustenta. La “Trampa de la Convertibilidad” se echó a rodar y las fricciones en la cúspide del poder económico emergieron; de tal forma, que las mismas recorrerían todo el conjunto de relaciones políticas y sociales. A partir de ese momento, la “pacífica” hegemonía intelectual, política y social de la “moderna aristocracia financiera” –que se resumía en “el Modelo”, “las Reformas pro-Mercado”, “la Convertibilidad”, “La inserción de economía argentina al mundo” etc.- entra en una acelerada crisis.

Dado que la “estrategia de crecimiento” elegida evidenciaba que no sólo tenía altos costos sociales sino que, también, su persecución no era ya sostenible y compatible en el nuevo escenario internacional y conllevaba serios peligros en la acumulación y potencial enajenación de importantes fracciones de capital con asiento local, la mesa de los “altos caballeros de las finanzas y la industria”, del “comando centralizado de la economía” se rompió ante la emergencia del agotamiento del “Modelo” ya claramente evidenciada -para los que lo querían ver- a finales del 98.

El alto grado de exclusión económica y social que genera todo el proceso se traduce en una creciente ilegitimidad política minando la hegemonía lograda por la "moderna aristocracia financiera" desde 1983. Momento desde la cual esta pudo acaudillar la fase “contrarrevolucionaria” de la lucha de clases sin sobresaltos. Fase contrarrevolucionaria cuyos indicadores son: la disgregación -pérdida de visión del conjunto social, preponderancia de los intereses individuales sobre los gremiales, corporativos y sociales- y la segregación, -abandono de los intelectuales y dirigentes políticos del propósito de la transformación social y su pasaje al liberalismo, como formación ideológica, manifestación de la segregación social de la clase obrera, de los trabajadores, de los pobres, los cuales, todos ellos son librados a su suerte frente a la prepotencia del capital-.

O sea, todo el proceso político abierto desde 1998 hasta el presente debe ser entendido como el enfrentamiento entre diversos pelotones financieros - las líneas de enfrentamiento: anglosajones-europeos, asiento en la producción-asiento en la renta, convertibilidad-dolarización-devaluación, entre otras- que terminan concentrándose en dos polos para dar el combate. Las vías de salida y el reparto de los costos de la crisis por venir era la disputa. Ambas fuerzas así constituidas comienzan a librar diversos tipos de enfrentamiento y, si se quiere, dan explicación a una crisis persistente que no parece llegar a su fin. Dos pelotones enfrentados en paridad se expresan en lo social en un clima de fuerte inestabilidad política, económica y social.

La alianza social que toma el control de los resortes del Estado luego de los combates de las "Jornadas de Diciembre-2001" asume el camino “reformista” para resolver la crisis. El arsenal reformista de las academias burguesas de economía recomendaba, alegremente, medidas que, en verdad, en el mediano plazo son contraproducentes tanto desde el punto de vista económico como político. Para resolver la crisis de la balanza de pagos, para modificar el saldo de las transacciones comerciales reduciendo las compras al exterior y reducir sus inversiones en el país de en vez de ampliarlas, se encara el "ajuste devaluatorio".

O sea, del “Consenso de Washington”, las políticas del FMI y el Banco Mundial pasamos al “Consenso de Buenos Aires”, firmado en la ciudad de Buenos Aires durante el 2000, suscripto por Carlos “Chacho” Álvarez ( Frepaso, Argentina); Lula da Silva (de Brasil), Lagos (de Chile) y Cárdenas (del PDR de México). En noviembre de 2004 lo firma y refrenda Néstor Kirchner. Es un remedo aggiornado del Consenso de Washington como versión latinoamericana de la “tercera vía” social-demócrata. De estar guiados intelectualmente por el Phd. John Williansom pasamos a la guía del Phd. Joseph Stiglitz; ambos ex directores del FMI y ambos recompensados con el Premio Nobel por su gran labor.

Desde el punto de vista económico Oscar Braun explico hasta el detalle las consecuencias en el Modelo PARAR-ANDAR que estilizaba la economía argentina del `55 al `75. El límite que impone el imperialismo al incremento de las exportaciones determina que el corto ciclo de reactivación de la industria y el consiguiente paulatino aumento de las importaciones, renueva las condiciones para otra crisis de la balanza de pagos y recreando las necesidades de una nueva devaluación; entrando así, en circulo vicioso donde el ciclo económico esta determinado por las recurrentes crisis de la balanza de pagos y tiene como tendencia de largo plazo el estancamiento de la economía argentina a la par del incremento del desempleo estructural. No es acaso un ejemplo particular de este concepto general el transfondo del enfrentamiento actual entre Gobierno-Banco Central-Oposición alrededor del “Fondo del Bicentenario” –de la entrega sería más justo decir-.

Peores son las consecuencias político-sociales de tal camino: mina las bases sociales de su sustento político al descargar la carga de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, de los pequeños ahorristas y, en un corto plazo, cuando se reactive la "lucha económica" de los trabajadores, también pagarán los costos los pequeños y medianos empresarios. Y mientras se mantenga la política "tipo de cambio alto" emergerá como tendencia una nueva ola de desnacionalización de los activos locales –como ha sucedido de la mano de la presente administración del sector petrolero y energético y las comunicaciones-. “Duhaldismo-Kichnerismo” son continuidad Estatal, bajo otras condiciones y circunstancias, de las políticas del “Menemismo” y la “Alianza”; o sea, siempre orgánicos al régimen –relaciones de fuerzas sociales- que impone la “aristocracia financiera”. Y, como dijimos anteriormente, el imperialismo usa a los traidores pero, sistemáticamente, reniega de ellos. Así lo hizo con la Dictadura de los Generales Liberales del `76, con el Alfonsinismo, el Menemismo, De la Rua, Duhalde y, en el presente, con Kichnner. Íntimamente, lo tienen merecido.

“Moderna Aristocracia Financiera” que tiene nombre en los empresarios con llegada a la Casa Rosada: Eskenazi (favorecido en la compra y participación en Repsol-YPF), Werthein (favorecido en el control de Telecom), Eurnekian (favorecido en Aeropuertos 2000 y el control privado de la aduana aeroportuaria), Mindlin (favorecido en el control del sistema eléctrico, Transener, Edenor y múltiples usinas térmicas e hidroeléctricas), Elztain (favorecido en el control del Banco Hipotecario, el creciente control latifundista del campo argentino a través de Cresud y la constante candidatura de Mario Blejer –director de su grupo IRSA- para director del B.C.R.A. o el Ministerio de Economía). Este es el real soporte de poder del “Kichnerismo”, el cual es ocultado al resto de los sectores sociales que sostienen al Gobierno detrás de un falaz y cínico discurso sobre el “modelo productivo” diferenciado de la década del `90, la lucha contra una abstracta e inexistente “oligarquía terrateniente” en tanto factor de poder y la lucha por los derechos humanos en abstracto. Es por ello, por el “cinismo y el oportunismo político” que el “Kichnerismo” no constituye una “Alianza Social”; sino, mas bien, un poderoso instrumento de control político y social a través de la falsedad ideológica y la coacción y cooptación política a favor de los pelotones financieros antes mencionados.

Así entendido, capa tras capa, fracción tras fracción social se irán apartando de la alianza que le da sustento al Gobierno, ayudadas a tomar ese camino por el "terrorismo intelectual" y la propaganda del régimen oligárquico-imperialista. No es que éste Gobierno, como todos los que se sucedieron desde 1983 no sean orgánicos y funcionales a la “aristocracia financiera”; sino que, más bien, el “movimiento táctico” de la “Alianza Imperialista” para perpetuar su “propósito estratégico” –esto es, perpetuar su “propiedad territorial”- es conducir a la constante inestabilidad política y social del país. De forma de no permitir o dificultar la construcción de una “Alianza Nacional” –aunque esta sustente un programa de minima-. Y para ello, utiliza todos sus medios a su alcance bajo el concepto de guerra de inteligencia –operaciones, atentados, información-desinformación-, guerra económica, guerra psicológica y cultural –que incluye la religiosa, ataque a la Iglesia Católica-; de forma que el pueblo y sus lideres naturales más honestos no puedan observar con claridad lo principal de lo secundario, el movimiento de lo real frente a lo virtual, que no puedan hacer consciente la “cuestión del poder” y asentarse en la historia patria y las sucesivas luchas del pueblo argentino.

Estamos en guerra, aunque la mayor parte de nuestro pueblo no sea consciente de ello. Esta es otra enseñanza de Beba C. Balvé.

De esta manera, podemos decir que, en términos históricos, no hubo solución final, definitiva, a la contradicción principal planteada en la sociedad argentina, ni desde el punto de vista de las grandes mayorías ni desde los sectores sociales que las acaudillaron; pero tampoco desde el punto de vista de la alianza oligárquico-imperialista –que constituye un comando único de los resortes económico-políticos-, quedando abierto así el interrogante de cómo sacar a la Argentina de ese callejón sin salida en el que su economía no camina ni adelante ni hacia atrás sino que, más bien, tiende a estancarse. Ahora bien, en la medida que unos quieren avanzar, otros retroceder y ninguno quedarse donde está, las últimas décadas de la historia que hemos vivido asisten a intentos de transformación estructural de la economía argentina, frenéticos, cambiantes e inconsistentes de ir en una y otra dirección. Esto es típico de una sociedad cuya estructura económica, y de allí su Estado, está ante una crisis orgánica, una disyuntiva histórica, en una encrucijada donde no puede permanecer.

En consecuencia, estamos frente a una economía que no tiene salida fácil mediante ajustes menores de sus principales variables y que desemboca permanentemente en crisis. Ante esta situación histórica de permanente inestabilidad y de sucesivas restauraciones del pleno poder oligárquico-imperialista, del poder de la "moderna aristocracia financiera", cabe preguntarse sobre las razones por las cuales los sectores burgueses que acumulan en ciertos momentos la fuerza moral suficiente para enfrentarlos se han mostrado impotentes para resolver drásticamente la contradicción principal: nación-imperialismo, desarrollo industrial integrado versus rentas diferenciales en el mercado mundial.

Sólo se puede asumir las tareas del “desarrollo nacional” derrotando "la dictadura de la moderna aristocracia financiera". Sólo se puede combatir con éxito al imperialismo y sus agentes locales por un camino revolucionario, lo que no refiere ni al método ni a la rapidez de las medidas, sino a lo radical, de raíz, del cambio de las estructuras y superestructuras económico-sociales.

En gran parte, El Programa ya fue definido por la CGT en 1957 en Huerta Grande y la Falda: nacionalización de la banca, del comercio exterior y control popular de los monopolios manufactureros y estatización de los principales resortes de la economía –petróleo y energía, minería, comunicaciones, etc.-. En síntesis, oponer al “Capitalismo Monopolista del Estado Aristocrático” –que se presenta como “democrático y de mercado”- el “Capitalismo de Estado Democrático”; entendiéndose por éste al Estado que en su equilibrio de fuerzas sociales son hegemónicos los intereses de una “Alianza de Clases de carácter Nacional y Popular”.

Y para realizar el propósito es necesario una alianza social que despliegue una fuerza social armada moral y materialmente, con capacidad para conducir las luchas democráticas que en forma consciente y radical aislen a las fracciones que dan sustento social y político al enemigo: ”la moderna aristocracia financiera, los cuadros y funcionarios políticos, económicos e intelectuales que son su instrumento y la pequeña burguesía acomodada que es su base social”.

Ya no son funcionales –si alguna vez lo fueron en un país dependiente como el nuestro- las distinciones entre izquierda y derecha, agudizando la contradicción fundamental, de clases. La contradicción principal es Nación-Imperialismo, Democracia Popular o Democracia Restringida, Liberación o Dependencia. El enfrentamiento social principal que recorre el mundo y nuestro país es el de las “luchas nacionales antiimperialistas” –Irak, Palestina, Afganistán, Irán, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Honduras e incluso Cuba-. Es el enfrentamiento entre el campo nacional y el liberalismo, entre los “nacionalistas” y los “globalizadores liberales y progresistas”; como en el inicio de la historia de nuestra patria, hace 200 años ya, fue entre “patriotas” y “afrancesados”.

Sólo habiendo cumplido las tareas democrático-nacionales –Liberación Nacional- podrán enfrentarse las tareas sociales –Liberación Social-. Esta es la concepción “Leninista” de las “Dos Revoluciones”; cualquier otra concepción en el campo del “marxismo” es idealista, utópica y de corte liberal pequeño-burguesa; en síntesis, orgánica a los intereses de la “Moderna Aristocracia Financiera” y el Imperialismo.

Enero de 2010


NOTAS

1) .- Beba C. Salvé (1932-2009), intelectual argentina de amplia trayectoria académica y política, dirigente del Partido Socialista de Vanguardia desde 1961, fundadora del "Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales, CICSO" en 1966, cuya función fue y es la defensa del análisis histórico-metodológico de Marx-Engels-Lenin en el ámbito académico nacional. Cumplió importantes funciones en organismos académicos internacionales del campo de la sociología durante las décadas del '70 y el '80. En su amplísima obra son de destacar:

-"Lucha de Calles, Lucha de Clases", Ed. La Rosa Blindada, 1973.

-"El `69. Huelga Política de Masas. Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo", Ed. Contrapunto, 1989.

-"La estrategia neocolonial del Imperio. El documento de Santa Fe IV". Ediciones Sierra, Palabra Argentina, 2001.

-"20 años de contrarrevolución. Democracia de Estado ó democracia de mercado. Argentina 1983-2003". Publicación Digital. En. ALIA- Agencia Latinoamericana de Información Alternativa.

-"Imperialismo-Dinero-Guerra". En: Revista AntimafiaDuemila, Año 6, Nro.50, Italia, Año 2006.

-"Capital Financiero, guerras y mafias. (Nuevos procedimientos del imperialismo como política)" En: Revista AntimafiaDuemila, Año VI, Nro.3, Nro.49, Italia, Año 2006.

-"Imperialismo-Alimentos-Guerra. Relación: Estado. Comercio Exterior. Mercado Mundial". En: Nacional y Popular; Política y Desarrollo; América Latina en Movimiento Socialismo Peruano Amauta; Red de Soberanía y Seguridad Alimentaria de Guatemala; Gacetillas Argentinas; Acción Popular Nacionalista. agosto de 2008. (versión digital).

2) .- Horacio Ciafardini (1942-1984) fue un reconocido economista marxista, miembro del CICSO. Egresado de la UBA y perfecciono sus conocimientos económicos en Francia y Polonia (escuela de Michal Kalecki) -gracias a su dominio de 7 idiomas-. Se desempeñó como docente de macroeconomía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA; hasta que fue expulsado por la intervención de esa casa de estudios en 1975. Luego fue secuestrado por la dictadura durante 7 años. Murió a mediados de 1984, -como resultado de las secuelas físicas que le produjeron su cautiverio-. Sus obras destacadas son:

-"Concepciones "tercermundistas" en la teoría de las relaciones económicas internacionales". Cuadernos CICSO, Serie Polémica Nº 2, Bs. As., 1973.

-"Trabajo asalariado, capital y valor de cambio. Análisis de la teoría del valor de cambio en Adam Smith", CICSO, Bs. As., 1974.

-"La caída de la tasa de ganancia", CICSO, Serie Análisis N`7, Bs. As., 1974.

-"Crisis, Inflación y Desindustrializaciòn en la Argentina Dependiente", Ed. Ágora, 1990.

3) .- Oscar Braun (1939-1981). Economista, egresó de la UBA y perfeccionó sus estudios en Oxford, Inglaterra. Ejerció la docencia en los claustros universitarios de Buenos Aires, Bahía Blanca y La Plata. Sus obras destacadas son:

-"Argentina 1971, Estancamiento Estructural y Crisis de Coyuntura", Oscar Braun y Ricardo Keselmann, CICSO, 1971.

-"Comercio Internacional e Imperialismo", Ed. Siglo XXI Editores (Argentina), 1973.

-"Capitalismo Argentino en Crisis", Ed. Siglo XXI (México), 1973.

-"Plan Económico del Gobierno popular", Ed. El coloquio, 1974.


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