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Abril 2018

Economía:

La bioeconomía como estrategia para el desarrollo


Pedro Hinojosa Pérez

PUKARA

Quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista.

Kenneth Boulding

Introducción

La Bioeconomia es un concepto nuevo dentro el país, consiguientemente todavía no existen leyes y políticas al respecto, quizá, por eso es que no se lo menciona todavía pero la ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados y esto hace que sea imperioso conocer el tema.

A través de los años se han propuesto diferentes enfoques y alternativas para promover el desarrollo rural sostenible, sin embargo existen algunas condiciones estructurales inherentes a la condición de la pequeña producción rural que impiden la generación de excedentes y por ende la mejora de los ingresos rurales. Estas condiciones están ligadas a diversos factores como ser la tenencia de pequeñas superficies de tierra que no permitiría la generación de economías de escala; la ausente o deficiente infraestructura caminera y la distancia de las zonas rurales a centros poblados que incrementan los costos de transporte y costos de transacción.

Así mismo, estos factores desembocarían en otros relacionados como ser bajos niveles de educación, bajos niveles de adopción de tecnología y mercados ausentes o muy pequeños para incentivar a la producción y comercialización. Una de las respuestas que ha surgido recientemente ante este panorama es el uso de un enfoque que privilegie el desarrollo de la bioeconomía, es decir la economía basada en la explotación y transformación de la naturaleza y sus productos biológicos no precisamente para la alimentación.

El concepto de bioeconomía surgió principalmente en torno a la posibilidad del uso de la materia orgánica o vegetal de desecho como materia prima para la generación de energía y combustibles. Acá tiene mucho que ver la ecología.

Definición

La bioeconomía es el conjunto de las actividades económicas que obtienen productos y servicios, generando valor económico, utilizando como elementos fundamentales los recursos biológicos. Su objetivo es la producción y comercialización de alimentos, así como productos forestales, bioproductos y bioenergía, obtenidos mediante transformaciones físicas, químicas, bioquímicas o biológicas de la materia orgánica no destinada al consumo humano o animal y que impliquen procesos respetuosos con el medio, así como el desarrollo de los entornos rurales.

Desde otra óptica más sencilla: La bioeconomía es la ciencia de la gestión de la sustentabilidad. Su finalidad es alcanzar un desarrollo socio-económico sostenible, a través de un uso eficiente de los recursos naturales. No es una rama de la teoría económica, sino un campo de estudio transdisciplinar, en el que participan además de economistas, científicos de otras áreas como la biología, la física etc.

La palabra bioeconomía se puede utilizar con sentidos diferentes:

* Como «administración eficiente de recursos biológicos».

* Como «explicación de la teoría económica mediante la utilización de analogías biológicas». La base teórica es la concepción orgánicade los sistemas económicos.

* Como «estudio de la influencia en el comportamiento económico de condicionantes biológicos». Cuando decimos que uno de los fines de la economía es la satisfacción de necesidades sabemos que gran parte de esas necesidades tienen un carácter biológico.

* Otro posible uso de ese concepto puede ser como «análisis biológico de relaciones económicas». Los hechos y entidades de la realidadeconómica y biológica son cosas diferentes a los conceptos e imágenes que nos formamos de ellos en nuestras mentes.

Aplicación

La bioeconomía es la aplicación de la biotecnología a la producción primaria (agricultura), la salud, los procesos farmacéuticos, la industria, la energía, etc. Uno de los desafíos en la implementación de la bioeconomía es el desarrollo de procesos innovadores, que adapten los modelos actuales de negocio a las nuevas realidades del mercado.

El programa de futuros internacionales de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (Oecd) desarrolló una agenda política sobre bioeconomía para el 2030.

Algunos temas de la agenda: aplicación de la biotecnología al mejoramiento de los cultivos para el consumo humano, procesos terapéuticos, desarrollo de un marco regulatorio, alimentos funcionales, productos farmacogenéticos, desarrollo de procesos químicos, sobre enzimas y biosensores. También promueven el desarrollo de la innovación en la biotecnología, lo cual significa promover la investigación biotecnológica con aplicaciones comerciales.

El desarrollo de la bioeconomía en América Latina parte de una posición favorable debido a la cantidad de recursos naturales de la región, los cuales representan un valor agregado estratégico para la creación de los nuevos procesos biotecnológicos. Latinoamérica presentará una transformación agrícola gracias a la incorporación de nuevas tecnologías y al conocimiento intensivo en los procesos para la obtención de alimentos, energía, fibras y biomasa. Por lo tanto, se requiere una nueva base científica y la optimización de las cadenas de valor para satisfacer la demanda global de alimentos y fibras.

Las futuras estrategias de desarrollo de los países de la región deberán contemplar cambios asociados con la aplicación masiva de biología de avanzada a la transformación sustentable de los recursos naturales renovables; ese es, conceptualmente, el epicentro de la bioeconomía.

Varias razones permiten vislumbrar un mundo distinto en poco tiempo; ello derivará en un cambio de política, forma de vida y conducta hacia una estrategia de sustentabilidad –base de la bioeconomía- para garantizar el futuro. Los principales desafíos que se avecinan provienen de:

* La presión poblacional e incremento de la demanda alimenticia.

Las diversas proyecciones sobre el crecimiento demográfico señalan que, para el año 2030, la población mundial alcanzará 9 mil millones de personas con un mayor ingreso medio mundial per cápita. Es decir, más población con mayor poder adquisitivo, lo cual se asocia, consecuentemente, con un aumento de la demanda alimenticia. Para responder a ello, FAO prevé que el 90% del crecimiento de la producción mundial de granos provendrá de una mayor productividad y solo el 10% por expansión de la frontera agrícola.

También cambia la composición de la demanda alimenticia. Junto al desplazamiento de grandes capas poblacionales de bajos ingresos hacia estamentos medios, ya se verifica una creciente urbanización, especialmente en las grandes economías en proceso de acelerado desarrollo. Como consecuencia, se demandarán más alimentos semi-elaborados y/o terminados para una clase media asalariada con tiempo escaso para cocinar e ingreso creciente para consumir; la composición del comercio internacional ya lo refleja a través de la menor relevancia de los granos y otras materias primas a favor de los alimentos y bioenergía. A ello se suma la creciente sofisticación de las clases medias urbanas en países desarrollados que demandan productos con atributos específicos–orgánicos, alimentos funcionales y nutracéuticos.

* La oferta energética.

Las matrices energéticas actuales descansan preponderantemente sobre recursos fósiles -gas y petróleo-, que son utilizados como fuente de energía y/o materia prima para la industria petroquímica (y sus derivados industriales: los materiales sintéticos); más allá de los desarrollos recientes del shale oil y shale gas (acotados por el momento al mercado interno americano), diversos estudios alertan sobre el agotamiento de estas fuentes de energía.

Existen distintas posibilidades técnicas de reemplazo: desde los desarrollos nucleares e hidroeléctricos a los recientes biocombustibles de origen vegetal, sin olvidar a la energía eólica, solar y otras fuentes renovables.

Un conjunto amplio de países ha impulsado legislaciones para el uso masivo de biocombustibles –mezcla de gasolina con etanol o de diesel con biodiesel que introducen una cuantiosa demanda adicional y/o complementaria sobre la producción de cereales y oleaginosas. El tema abre múltiples interrogantes:
  1. la compatibilidad plena de uso de estos combustibles por parte del stock actual de los motores;

  2. el balance energético real de las diversas vías de obtención de biocombustibles;

  3. la complementariedad y/o sustitución entre alimentos y biocombustibles;

  4. la magnitud de la demanda de biocombustibles respecto de las posibilidades de abastecimiento masivo por vías renovables.

Algunos países latinoamericanos tienen actualmente fuerte presencia, productora y exportadora, de biocombustibles: Brasil con los programas de alconaftas; Argentina controlando poco más del 50% de las exportaciones mundiales de biodiesel; Uruguay buscando mitigar su déficit energético.

Sumado a ello, la biomasa comienza a utilizarse como materia prima para la producción de plásticos biodegradables: nace la “química verde” y los bioreactores en reemplazo de los recursos fósiles. Monómeros y polímeros provienen ahora de la descomposición de fibras vegetales y/o grasas animales.

* El cambio climático y la contaminación.

El desarrollo productivo del último siglo acentuó el impacto sobre el ambiente. Sus manifestaciones son múltiples:
  1. desmontes indiscriminados, contaminación de aguas y degradación de suelos;

  2. mayor variabilidad y presencia de catástrofes naturales;

  3. deterioro creciente de la capa de ozono;

  4. calentamiento global.

A ello se suma otro “desequilibrio”: la no degradabilidad a escala temporal humana de una amplia gama de productos derivados de la petroquímica. En términos sencillos, los “plásticos” y otros similares –de uso masivo- no sólo alteran el equilibrio ecológico a través del consumo de recursos naturales no renovables (petróleo y gas) sino que además derivan en basura con impactos negativos sobre el ambiente (terrestre y marítimo). Este es el otro sustento a los esfuerzos por desarrollar la “química verde”.

En suma, existen sobre el medio ambiente y los recursos naturales, derivadas en parte por el crecimiento demográfico, dos tipos de tensiones: aquellas provenientes de mayores requerimientos alimenticios y energéticos y otras asociadas con desequilibrios del modelo de producción intensivo en recursos no renovables. Ambas confluyen en una presión generalizada sobre las producciones biológicas renovables, que comienzan a ser consideradas materias primas de múltiples aplicaciones industriales, modificando incluso el tradicional perfil agrícola; en ese contexto interesa tanto la escasez de determinados recursos (tierra cultivable, agua) como el control de una amplia variedad de seres vivos (plantas, animales, enzimas, hongos, bacterias, etc.) que operan como transformadores industriales y/ o captadores de energía libre.

La biodiversidad – materia prima de la bioeconomía - es alcanzada por la lógica económica y buena parte de su reservorio y posibilidad de reproducción radica en los países latinoamericanos.

Según un estudio realizado por la CEPAL: La bioeconomía ha recibido poca atención en las políticas públicas de los países de la región, pese al aporte que podría hacer al logro de los objetivos de desarrollo sostenible; “En América Latina hay un gran potencial para el desarrollo de la bioeconomía, como una alternativa para la diversificación productiva y la agregación de valor en el medio rural, especialmente en los sectores agrícola y agroindustrial”, señala el estudio publicado de la CEPAL titulado Bioeconomía en América Latina y el Caribe. Contexto global y regional y perspectivas. Continúan manifestando que: A la fecha no existen estrategias dedicadas de bioeconomía.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) por su parte manifiesta que: El concepto de bioeconomía se percibe cada vez más como una oportunidad para abordar en forma coherente esta situación compleja, y que, al mismo tiempo, garantice el crecimiento económico sostenible a través del desarrollo de nuevas actividades. La región de América Latina y el Caribe (ALC) está en una posición particularmente ventajosa, tanto para contribuir como para beneficiarse de la bioeconomía emergente. La Región es bien conocida por su inmensa riqueza en recursos naturales –particularmente, tierra, agua y biodiversidad – lo cual es de creciente valor estratégico para un mundo que hace un mayor uso de los recursos y procesos biológicos, como base para sus actividades. La rápida transformación agrícola que está ocurriendo en muchos países, y la manera como la Región han evolucionado para convertirse en líder mundial en la explotación de las nuevas tecnologías agrícolas y en los mercados de bio-combustibles, es una señal clara de este potencial. Un rápido análisis de los factores de oferta y demanda apunta claramente a que, bajo cualquiera de los posibles escenarios futuros, la región ALC ejercerá un papel crítico en los procesos requeridos para alcanzar los nuevos equilibrios globales. Al mismo tiempo, la Región tiene un reto propio. El hambre y la pobreza, aunque no tan dramáticos como en otras partes del mundo en desarrollo, todavía son preocupantes en la Región, especialmente en las áreas rurales, donde están convirtiendo a la agricultura y a la producción de biomasa en componentes esenciales para cualquier estrategia tendiente a aliviar el hambre y la pobreza.

En este contexto, la bioeconomía en ALC tiene un conjunto dual de objetivos. A nivel global, la Región tiene un papel crítico para contribuir con los balances globales de alimentos, fibra y energía, mientras que mejora la sostenibilidad ambiental. Y dentro de los límites de la Región, la bioeconomía es una nueva fuente de oportunidades para el crecimiento equitativo mediante una producción agrícola y de biomasa mejorada. En un contexto histórico, la transición hacia una bioeconomía en ALC también ofrece la posibilidad de moverse más allá de la visión dicotómica de agricultura vs. desarrollo industrial que ha dominado las discusiones desde los años cincuenta, ya que los vínculos agricultura-industria se expanden más allá de los puntos de vista tradicionales para incluir un conjunto mucho más complejo y estratégico de relaciones de insumos-productos.

Para nuestro caso, Gonzalo Maldonado O. miembro de la Fundación Nacional Florida indica que Bolivia es uno de los ocho países más ricos del mundo en diversidad biológica, sus bosques cuentan entre el 45 y 55 por ciento de toda la diversidad biológica mundial; su territorio con un gradiente altitudinal entre 90 y 6.542 msnm, comprende siete biomasas, 36 regiones ecológicas y 205 ecosistemas y tiene gran potencial de energías alternativas: litio, biomasa, solar, eólico, hídrica y geotérmica.

Aún hay tiempo de decidir el destino de este enorme patrimonio y el rol de los bolivianos: seguir extrayendo recursos naturales como hace 500 años y depredando o cambiar de visión y acción, diversificarnos y desarrollar un nuevo modelo de economía biológica y el oro blanco (litio) ecológico; concienciar por una sociedad educada que aprende y trabaja con la mente, preparada para crear valor y generar riqueza sustentable con nuestros recursos naturales, capacidad intelectual, creativa y emprendedora, el entendimiento y acuerdo público y privado, la cooperación e inteligencia colaborativa científica y tecnológica entre los bolivianos, organizaciones internacionales y el mundo.

Esto supone un debate para definir políticas a largo plazo en un estado de derecho seguro y confiable, con buena gobernanza, inclusión y participación de los Gobiernos, instituciones, empresas, universidades y sociedad, con un enfoque integral, que faciliten la evolución e incentiven la producción de esta nueva bioeconomía, donde las provincias sean gestoras de su futuro.

Como se observará existe una estrecha relación de la ecología con la economía por lo que Satish Kumar afirma: «La economía depende de la ecología»; ¿No va siendo hora de que los economistas y los ecologistas firmen una tregua?

“No creo que tregua sea la palabra. Lo que hace falta es que la economía y la ecología se sienten a hablar y se pongan a trabajar juntas... Es cierto que en todos los momentos de nuestra sociedad, desde el inicio de eso que llamamos civilización, la economía ha dominado siempre. A veces da la impresión de que los economistas son de Marte y los ecologistas de Venus. ¿Hay alguna posibilidad de entendimiento por el futuro del planeta Tierra?”

Datos extraídos de:

http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20160406/columna/bioeconomia-camino-al-futuro; (06/04/2016)

http://repiica.iica.int/docs/b3245e/b3245e.pdf

http://www.scielo.org.bo/pdf/riiarn/v3n2/v3n2_a08.pdf

www.eumed.net/tesis-doctorales/jcmc/1a.htm

http://www19.iadb.org/intal/icom/notas/39-24/;

BIOECONOMÍA. UNA VENTANA AL DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA.

PUKARA Cultura sociedad y política de los pueblos originarios. Periódico Mensual Abril 2018 Qollasuyu Bolivia Año 12 Número 140. Pp. 3, 4.

http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-140.pdf







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